Luis Fernando Hernández González.
“Es tiempo de Impulsar una estrategia efectiva antes de que sea un sexenio perdido dicen economistas y analistas en la sociedad”.
La amplia popularidad de López Obrador, la generó mediante una corriente de opinión política fundamentada en la critica a sus adversarios y al modelo económico basado en el neoliberalismo, el cual con una fundamentación simplista y llana, cargada de aprecio sentimental más que de interpretación objetiva de la realidad, modelo al que desde siempre lo ha considerado dañino y retrogrado para la separación de las carencias que muestra la sociedad en su marginación y pobreza.
Sus críticas, denostaciones y diatribas, le hicieron en sus propósitos catalogarse como el único defensor de las causas sociales que en su discurso popular sin reserva alguna él pronunciaba en comunidades o plazas públicas que en sus visitas durante 18 años concurrentemente frecuentaba, razón por la que se hizo llamar en mesías defensor y solucionador de las carencias del pueblo. Buscando una ridícula parodia motivacional de aquel Cristo milenario de la Fe.
Al trascurrir tres años de gobierno y los resultados exhibidos, muestran a un personaje extraviado, de una gran terquedad que raya en la paranoia, al ser abrasivo, totalitario y absorbente en su toma de decisiones, sentirse poseedor de las cualidades de sabiduría recalcitrante que solo se da en aquellos personajes soberbios que en su poder solo reflejan múltiples rencores emocionales de daños anímicos que aplican en sus actividades sin importar daños o resultados.
Hoy cuando el actual gobierno federal lanza una convocatoria de consulta popular, para enjuiciar a personajes públicos del pasado, su cobertura es amplia y poco determinante en su objetividad, de la cual poco o nada se espera de la misma, al ser solo una farsa bufa de politiquería, que solo busca hacer prevalecer los odios y resentimientos de una sociedad que a todas luces se percibe agraviada, la misma franja social que históricamente se ha comportado de manera desafiante ante sus reclamos históricos, para condenar a las autoridades por su situación de pobreza y marginalidad, se da rienda suelta para que afloren los karmas de cada personalidad social, reflejando sus odios al no haber sido atendida cabalmente ningún gobierno sus necesidades de apremio en su indigencia de vida.
Razón por lo que antes de enjuiciar el pasado hoy los mexicanos debemos de revisar exhaustivamente el presente, y de esta forma determinar con razonamientos numéricos y objetivos, qué hemos hecho bien y qué hemos hecho mal, qué debemos corregir y qué debemos de planificar con absoluta transparencia y claridad, empezando por el actual gobierno federal, evaluando su desempeño para atender a la sociedad que cada día se vuelve más deliberativa y demandante la misma que cuestiona y se informa en todos los campos públicos y privados de la sociedad.
Revisar y cuestionar, es someter a un análisis la oferta política, administrativa y el mismo Plan de Desarrollo Nacional, que la actual administración se fijó como objetivos y metas, por atender en el trascurso de su ejercicio sexenal, iniciando por el combate a la pobreza cuyos resultados hasta el momento son negativos, al solo haberse incrementado la misma en más de 9 millones de mexicanos al pasar de 52 a 62 millones en su acrecentamiento; en el número de homicidios dolosos de 36 mil que se llevaban en el mismo periodo de la administración pasada, a 82 mil que se llevan en la actualidad en este periodo sexenal y qué decir en los resultados de salud en el combate a la pandemia en donde haciendo una conjunción de las cifras que maneja Salud (SSA) y el INEGI llegan a 362 mil las defunciones de mexicanos por este grave mal.
Agregue usted la censurable estrategia empleada en el ramo educativo con todos sus daños colaterales que afectan a niños y jóvenes en su formación al haber cancelado las redes interactivas de orden público de internet; lo mismo en la insuficiencia de seguridad para someter a las fuerzas de la criminalidad que hoy se atestigua una abierta participación política en muchos sitios del país y sus resultados electorales; el creciente costo de las energías eléctricas y combustibles que mueven a la nación cuyo incremento es desmedidos cuando se aseguraba que éstas bajarían, y por si todo esto fura poco la escasez de garantías de ordenamientos legales para la inversión productiva de capitales nacionales y extranjeros, mismas que se han ahuyentado y por consecuencia, migrando a otros sitios y de esta manera generar oportunidades de empleo y crecimiento en otras latitudes ajenas al país.
Para organizaciones empresariales como la COPARMEX se sintetiza en la contracción del Producto Interno Bruto (PIB), y los escasos incentivos para la producción de la actual gobierno, resultando que con lo anterior trajo como una consecuencia grave que el 79% de las empresas reportaran una caída de sus ingresos en un 50%; 1 millón 117mil 584 empleos formales se perdieran entre marzo y julio, lo que equivale a 8 empleos perdidos por minuto durante este periodo; además de registrarse el cierre de 1 millón 108, 057 empresas, mismas que representaban el empleo de 2.9 personas ocupadas .
Ante esta situación que confronta y se agrava socialmente y que la misma presencia del Presidente y su foro mañanero solo ha servido de tribuna inquisidora de impartición de justicia a modo, además de señalamientos contra adversarios y críticos de la actual administración solo se percibe un México Negro y sin rumbo en amplios sectores de una sociedad hasta hoy complaciente y pasiva.