Jorge Arturo Estrada García.
“Hay dos tipos de patriotas: el que ama a su país y el que ama al gobierno de su país. Lógicamente los gobiernos consideran más patriotas a estos últimos”.
Jaume Perich.
«Un demagogo es aquel que predica doctrinas que sabe que son falsas, a personas que sabe que son idiotas.»
Henry Louis Mencken.
México está agobiado y seriamente dañado. Sin embargo, la lucha por el poder no se detiene. Al entrar en la segunda mitad del sexenio se ha desatado la vorágine electoral que buscará intensamente concretar los cambios, gestados durante años en la mente del presidente de la república, y simultáneamente consolidar la hegemonía de la 4T. De esta forma, la sucesión gubernamental de Coahuila quedará, irremediablemente, inmersa en esas tempestades y en escenarios inéditos e insólitos. Y ya, nada será fácil.
El país navega casi sin rumbo, el crimen aumenta, la politiquería permea, la mentira se oficializa, la inflación agobia, las crisis económicas y de salud arrasan, y la fábrica de pobres produce aceleradamente. En tanto, la incapacidad para encontrar soluciones y el desprecio por la tragedia ajena, son la esencia de las decisiones políticas.|
La variante delta es otra enfermedad, es aún más peligrosa que la original y ya se extiende sin control. Sin embargo, aparentar normalidad y esconder los peligros se va imponiendo en el discurso oficial mentiroso. Los mexicanos somos desechables, hasta los niños.
Mientras, en el país se intenta establecer un sistema Retro-priísta. En donde parece que las cosas marchan bien y la felicidad impera, aunque la mayor parte de los mexicanos seamos pobres. Este populismo que se expande ha sido posible implementarlo en sociedades atomizadas y despolitizadas, en las que ni siquiera se necesitan partidos políticos ni ideologías, con un movimiento popular y un líder carismático les basta. Uno que remueva las emociones. Además, como no hay razones para apoyar, el tlatoani exige pasión y fe ciega a sus seguidores. Si va acompañada por una dosis de ignorancia, pues mejor.
Sin embargo, a la Cuarta Transformación se le agota el tiempo, ya se consumió la mitad del sexenio y aunque es poderosa ante la pusilanimidad de sus opositores no ha logrado consolidarse. Los delfines del tlatoani son un par de chilangos con la sangre pesada. Ni Claudia Sheinbaum ni Marcelo Ebrard, tienen una molécula de carisma. Entonces, el apuro crece mientras se trata de imponer a sus candidatos dañados por la tragedia de la Línea 12 del Metro.
El adoctrinamiento que aportaría viabilidad al movimiento morenista no avanza al mismo ritmo que el electoral. En materia educativa, ya se perdieron un par de años por la pandemia. Los nuevos libros de texto no llegarán a tiempo ni completos. No habrá educación socialista que diluya el modelo actual tan globalizado. Así el modelo educativo a derrotar ya no es el religioso como en el cardenismo y la postrevolución. Ahora, ya no se busca la colectivización de medios de producción ni hacer generaciones socio conscientes. Actualmente, se requieren mexicanos que sean buenos, no muy educados, que no sean aspiracionistas, que no entren a la aristocracia de los títulos universitarios y que se limiten a tener un par de zapatos.
En colaboraciones anteriores, habíamos comentado que al presidente Andrés Manuel López Obrador no le interesa la generación de empleos ni la atracción de inversiones. Estos elementos, ni siquiera forman parte de su discurso repetitivo. Él usa los indicadores solamente cuando le convienen o cuando los quiere desprestigiar.
En la actualidad estamos en una carrera ante la demagogia y la realidad. Es notorio que la inflación carcome los ingresos de las familias, lo mismo que a las transferencias de los programas sociales. Su gobierno rápidamente se convirtió en una tóxica fábrica de pobres, similar al neoliberalismo.
Sin embargo, a él le gusta administrar la pobreza de los demás, para usar el dinero gubernamental para construir gratitudes y lealtades. Aunque, ya descubrió que los ahorros internos no le son suficientes para regalar más dinero y fortalecer a su base social. Ya dilapidó los fideicomisos, el petróleo no genera y estaría tentado para echar a andar la máquina de los billetes.
El presidente, ya se autoerigió como el único personaje con calidad moral en la vida pública del país y no han surgido contrapesos. Su partido es un desmadre de tribus y de incompetencias, ambiciones y traiciones, y aun así gana elecciones. Por supuesto que no es lo mismo con AMLO en las boletas que sin él.
Se está retrasando la transformación que debería ir consolidándose al mismo tiempo que la fuerza electoral, falta que los cambios queden plasmados en letra constitucional. Se le atravesó la pandemia, y la escasa capacidad de su equipo, en lo económico, lo social y lo político lo agobian. La clase media ya lo abandona, cansada de su discurso cansino y generalmente mentiroso. El mandatario está molesto y usará la consulta de Revocación de Mandato para convertirse en candidato nuevamente y fortalecer su fallido cambio de régimen.
El próximo año Morena y AMLO van por seis gubernaturas más, entre ellas las priístas, Hidalgo y Oaxaca, que ya están sometidas electoralmente desde ahora. El PRI necesitará mucho dinero y operación política para construir una maquinaria electoral competitiva y conservar esos estados.
Para ganar Coahuila, el presidente tiene dos ases bajo la manga: resolver el problema de abasto de agua potable en La Laguna y la construcción de un tren suburbano que solucione la caótica vialidad de la región Sureste. Eso le daría los resultados que los egoístas y exigentes norteños demandan.
En el 2023, Coahuila y su proceso electoral quedarán envueltos en la vorágine de la Cuarta Transformación y sus ambiciones sobre el Estado de México y la carrera presidencial del año siguiente. Morena irá sobre la joya de la corona priísta. La débil oposición tratará de formar una alianza para retenerla, son 9 millones de votos los que estarán en juego, es la piedra angular de los triunfos electorales nacionales, la Ciudad de México es el otro y luego vienen Veracruz y Puebla, bastiones de la 4T. Jalisco y Nuevo León, otros grandes, están en poder del Movimiento Ciudadano.
Los dos millones de votos de Coahuila que en la realidad quedan en alrededor de 500 mil efectivos priístas, muy poco aportan en una contienda en la que se requerirán más de 25 millones para vencer a la 4T o para que López obrador consolide su proyecto. Aunque en una elección cerrada todos los votos contarán.
De esta forma, Coahuila podría conservarse como el último estado priísta en la historia del país. Pero, para eso, no pueden equivocarse a la hora de tomar decisiones respecto a su candidato a gobernador. Morena prefiere que no se construya una alianza PRI-PAN que aumente su potencial para derrotar al partido guinda. Y también prefiere a un candidato tricolor que esté ligado a las mafias del poder para poder atacarlo y desgastarlo con fuerza.
Esa elección ya no será tan sencilla, solamente hay una diferencia de 100 mil votos entre el PRI y Morena en los resultados electorales del 2021. Un 20 por ciento, grosso modo. Además, el PRI contó con el voto útil de la clase media coahuilense que no quiso al PAN por poco viable y que castigó a Morena por la gestión presidencial.
Para esta ocasión, el PRI estará urgido de mejorar la calidad de sus candidatos. No puede repetir su desgastado repertorio de damas y caballeros. Tal vez para entonces, la maquinaria no dé para tanto y tal vez sea el último momento en que habrá recursos para aceitarla debidamente.
El candidato tricolor a la gubernatura deberá llenar las expectativas de la clase media anti-PRI y anti- Morena. El PAN, está derrotado de antemano, a menos que recurra a un candidato externo con arrastre, carisma y competitividad.
Por su parte, el candidato priísta deberá ser atractivo, competitivo, que no genere rechazo, que no parezca muy ligado a las mafias priistas tan desprestigiadas entre los electores y tan artificialmente elogiadas.
Así, lo que hoy parece firme puede cambiar súbitamente. En política las circunstancias mandan. Adicionalmente, están los factores de la equidad de género, del ajuste de cuentas interno en el PRI nacional, las amenazas de cárcel del presidente sobre personajes del tricolor con trayectorias turbulentas y cuestionadas. También, la posibilidad de pactos aliancistas con vetos hacia algunos personajes y las posibilidades de acuerdos respecto a otros.
Es evidente que el escenario de Coahuila 2023 no es aislado, hay demasiadas interferencias externas para consolidarlo como un sistema cerrado y lineal, claro si no se quiere perder. Coahuila podría conservarse como el último estado priísta en la historia del país, si no se equivocan a la hora de tomar decisiones. Si llegara la derrota, el tricolor estará al borde de la desaparición.
En ese tiempo, el PRI nacional estará muy ocupado intentando salvar al mexiquense. Y acá, surge la interrogante acerca de si confluirán los grupos de interés locales en una candidatura sólida que enfrente a la 4T, o se persistirá en la soberbia del poderío tricolor y la mezquindad del panismo que solamente va por sus cuotas de dinero electoral y por las plurinominales de todos los tamaños en sus cada vez más pequeños cacicazgos locales.
Veremos qué podrá más a la hora de votar, si el castigo al PRI por sus viejos pecados, vicios y defectos o la fobia recién desarrollada contra AMLO, Morena y la 4T. Se acentuará la pugna entre la visión norteña tan aspiracionista, neoliberal e individualista, contra la del pobre bueno, pero feliz y agradecido con su gobernante que le da lo que nadie antes le dio: es decir, prioridad en su atención y dinero a sus bolsillos sin esforzarse mucho, pero muy merecido. Antes, de que otros se lo roben como sucedió en el pasado. Por ahí, estará la clave. Lo demás, serán decisiones estratégicas y tácticas.
Será interesante, observar cómo se gana Coahuila y quién lo gana. El odio, el temor y el castigo serán las emociones dominantes en esa partida. Cuando la política se vuelve un juego pasional, las emociones mandan. AMLO, es un tipo experto en manipular las emociones que desplacen a todas las razones. Sin embargo, ahora podría estar decidido a construir megaobras estratégicas en la entidad, aportando algunas razones a la ecuación.
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