- Hombres y mujeres del campo emigran en busca de empleo temporal a EEUU
- Las principales empresas cerveceras mexicanas son de capital extranjero.
Pascacio Taboada Cortina.
La lucha contra un neoliberalismo calificado por el actual gobierno como rapaz, inhumano, desigual, que apoya a los poderosos y corrompe a todas las instituciones del Estado, aprisiona de manera notable al sector rural del país, donde la pobreza se extiende entre los hogares de los campesinos de México.
El enemigo número uno de la actual administración, el que según la “4 T”, causó todos los males sociales y económicos del país, comenzando con la corrupción, es el poder del dinero. Sin embargo, durante esta etapa de crisis sanitaria, desempleo, inseguridad económica del grueso de la población y de polarización política, los grupos que conforman este poder económico, todos ubicados en el Gobierno, en sus tres instancias, siguen manejando la riqueza rural y urbana.
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) informó recientemente que la Balanza Comercial Agroalimentaria alcanzó un superávit de cuatro mil 857 millones de dólares en los primeros seis meses del 2021. Sin embargo, se omitió mencionar que dicha cifra representa una reducción del 32. 86 por ciento con respecto al mismo periodo del 2020, cuando se tuvo un saldo favorable de siete mil 234 millones de dólares.
De acuerdo con información del Banco de México, durante el primer semestre del año las exportaciones agroalimentarias tuvieron un crecimiento 10.45 por ciento, donde uno de los principales rubros favorables fue el de alimentos, bebidas y tabaco, con 16.73 por ciento.
Por lo que respecta a las importaciones agroalimentarias, éstas se incrementaron 34.16 por ciento con respecto a los seis primeros meses del 2020 y alcanzaron la cifra de 17 mil 731 millones de dólares. Uno de los principales rubros fue el de productos agropecuarios y pesqueros, por los que se gastó ocho mil 799 millones de dólares, 42.36 por ciento más que el año pasado.
El sector agroalimentario que fue apoyado por los gobiernos neoliberales anteriores, sigue creciendo en la administración de la autodenominada 4T, mientras que los campesinos se sumergen cada vez más en la pobreza. Alrededor de 4 millones de campesinos de los estados de Chiapas, Veracruz y Oaxaca, emigran temporalmente a Estados Unidos y a cinco estados del norte de México, en busca de trabajo.
No hay créditos para impulsar el desarrollo del campo mexicano; el presupuesto federal se reduce cada vez más; la mecanización rural ha quedado rezagada en espera de mejores oportunidades. Lo malo es que ahora ya no hay caballos y mulares para las labores del campo.
El gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador se ufana de una creciente balanza comercial agroalimentaria, pero esto no beneficia a los campesinos, sino a grandes empresas que ni siquiera son de capital mexicano.
Baste señalar algunos ejemplos: durante el primer semestre de este año se vendieron al extranjero cervezas por valor de dos mil 668 millones de dólares, con la aclaración de que las principales empresas cerveceras mexicanas son de capital extranjero, Grupo Modelo fue comprada en junio de 2013 por la multinacional belga-brasileña AB InBev por 20,100 millones de dólares (MDD).
Asimismo, la empresa regiomontana Fomento Económico Mexicano (FEMSA) consumó en 2010 la operación de intercambio de acciones con la empresa holandesa Heineken. La operación financiera indica que el grupo mexicano obtuvo el 20 por ciento de la participación accionaria de Grupo Heineken.
Por lo que respecta a las empresas productoras y exportadoras de tequila (que consiguieron ventas al extranjero por mil 448 millones de dólares), la mayoría con capacidad de exportación, son apoyadas por capitales ingleses, franceses y españoles, entre otros, mientras que la exportación de mezcal sigue siendo poco representativa.