José Guadalupe Robledo Guerrero
Es indiscutible que el tema más importante de estos días, es el retorno al gobierno de Afganistán de los talibanes, uno de los grupos fundamentalistas más temibles del mundo musulmán, el otro que los supera en radicalismo es Isis o Estado Islámico que apareció durante la retirada norteamericana, haciendo estallar dos bombas detonadas por fanáticos suicidas a las puertas del aeropuerto de Kabul, de lo que resultaron muertos 169 afganos y 13 soldados estadounidenses.
Sobre el particular se han escrito infinidad de comentarios y análisis de los especialistas en geopolítica, que vuelve a despertar el miedo del llamado mundo libre del occidente, porque a pesar de las buenas conciencias defensoras de los derechos humanos, vuelven a poner al planeta en peligro por su proclividad al terrorismo, de tal manera que hoy se invoca al militarismo norteamericano y a su papel de “policía del mundo”.
Pese a los ríos de tinta vertida sobre el particular, por alguna razón no se habla del verdadero origen del problema. Se ha hablado profusamente del opio que se produce en Afganistán –80% de la producción mundial– el que para distribuirlo, los talibanes requerirán de las organizaciones del crimen organizado, y en México abundan los cárteles de la droga listos para entrarle al ilegal y sangriento negocio.
También se ha criticado el retiro de las tropas norteamericanas, el que ha sido calificado como una gran derrota tipo Vietnam, se han incluido los grandes yacimientos de cobre, litio, gas y petróleo, pero no se ha dicho nada del origen del problema que tiene temeroso al occidente.
Y ahora que el mundo tiene libertad de hablar sobre todo lo que pasa por la mente de los navegantes de internet y de los analistas e investigadores de los medios de difusión, que hoy siguen siendo los que ponen la agenda de discusión en las plataformas cibernéticas, es menester que apuntemos la mira hacia la verdadera causa de los problemas que preocupan al mundo.
Hace décadas, en Administración, conocí una verdad de Perogrullo: “Conocer el origen del problema, representa el 50% para solucionarlo, el resto son las medidas que se tomen para resolverlo en su conjunto”. Con base en esto, es menester señalar que el problema del “mundo libre” con los musulmanes, talibanes e ISIS, es precisamente la religión islámica, cuya cosmovisión religiosa no admite disidencia ni otras visiones. Para el Islam, “No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta”, y quien no acepte lo anterior aunque se ampare en los derechos humanos y la democracia, es infiel, y por lo tanto enemigo. Ahí se origina el sometimiento a las mujeres, el terrorismo de los fundamentalistas, el odio por los occidentales y el peligro del Armagedón (la guerra total, la catástrofe mundial y la posible extinción humana, por los mismos humanos).
Aquí en México también tenemos este tipo de problemas. Los movimientos feministas en nuestro país que recogen las luchas contra el feminicidio y el trato esclavizante, desigual y abusivo que padecen las mujeres, acuñó un término que define al problema: Patriarcal. Y detrás de todo lo indeseable se encuentra la religión, que dicho sea de paso les impusieron los conquistadores a los pueblos originarios de América.
El cristianismo, el catolicismo, el judaísmo y el islamismo, son religiones abrahámicas monoteístas, patriarcales, que consideran a la mujer por debajo del hombre, sumisas y a su servicio. Pero muy pocos le quieren entrar al debate sobre el origen del problema, aun cuando en el mundo occidental se está reescribiendo la historia, “modernizando” el lenguaje y reprobando las costumbres del pasado reciente; aún con todo esto, pocos le entran al debate religioso en el siglo 21, que explora nuevos mundos y tiene avances científicos que cuestionan la fe religiosa y corrigen la ciencia.
La concepción de estas religiones también son las causantes de la destrucción de la naturaleza, y por lo tanto del cambio climático, que pone al mundo al borde de la extinción, porque en dichas religiones en nada se considera el respeto por la madre tierra y el estado perfecto de la naturaleza. Las religiones de los pueblos originarios de América, ponían en primer lugar el respeto y adoración por la Pachamama, pero fueron erradicadas por ser concepciones paganas, aunque eran más realistas y objetivas que las patriarcales.
Es tiempo de que las nuevas generaciones que quieren cambiar todo, empiecen por darse cuenta de la importancia vital que tiene el debate sobre las religiones que dan origen a conductas humanas indeseables, y seguramente cuando encuentren la verdad “que los hará libres”, muchos de los problemas serán visualizados en toda su dimensión, porque “Encontrar el origen del problema, es el 50% para resolverlo”.
Política aldeana
El nombramiento sorpresivo del ahora Gobernador de Tabasco con licencia, Adán Augusto López, como nuevo secretario de Gobernación, en lugar de la “florero” Olga Sánchez, también mereció ríos de tinta. Algunos de estos escritos y análisis fueron superficiales y a veces burlones, pero lo cierto es que el presidente López Obrador, decidió el cambio para transitar su segunda mitad de Gobierno con un operador de su confianza, eficaz y obediente. Para saber a qué viene el nuevo secretario de Gobernación, es necesario conocer lo que hizo en política electoral en sus dos años ocho meses como Gobernador de Tabasco, a saber: Redujo a la mitad los diputados plurinominales, derogó la elección democrática de los delegados municipales, para que fueran designados por los alcaldes, e impulsó una ley que castigaba con cárcel la protesta social, pero la Suprema Corte de Justicia la rechazó por unanimidad. Estás decisiones del actual secretario de Gobernación, debilitaron en Tabasco la democracia estatal y trataron de violar las garantías individuales. A eso viene Adán Augusto López, a hacer política electorera a favor de la 4T. ¿Lo logrará?
Pregunta huérfana
¿Por qué los aliados de AMLO, la CNTE, le faltaron al respeto?
¿Lo tienen medido o quisieron chantajearlo como él dijo?