José Guadalupe Robledo Guerrero.
El pasado 23 de septiembre falleció mi amigo Sócrates Amado Campos Lemus a los 75 años de edad, 9 días antes de que la masacre del 2 de octubre en Tlatelolco conmemorara 53 años de haber sucedido. Sócrates pertenecía a la juventud comunista y fue uno de los principales líderes del movimiento estudiantil de 1968. Fue miembro del Consejo Nacional de Huelga (CNH), representando a la Escuela Superior de Economía del Instituto Politécnico Nacional, y uno de los miles que detuvieron en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, y que torturaron y encarcelaron en el campo militar número uno.
Luego de la masacre, Sócrates fue acusado de haber delatado los nombres de los dirigentes del CNH ante el ejército y la Dirección Federal de Seguridad. Durante el resto de su vida, Sócrates aclaró la infamia, señalando que la policía y el ejército sabían quiénes eran los que dirigían el movimiento y tenían todos sus datos personales, por tal motivo no tenía sustento la acusación de delator. Sócrates terminó su vida desempeñando el oficio periodístico.
Igual a la infamia contra Sócrates, hubo otras que surgieron después de la masacre, como aquel libro “¡El Móndrigo! Bitácora del Consejo Nacional de Huelga”, escrito por un autor desconocido, que fue desarrollado bajo la supuesta historia de unos papeles encontrados en un cadáver de un sujeto apodado El Móndrigo, que revelaban la conjura comunista del CNH contra el estado mexicano. El tiempo ha dejado en claro que ¡El Móndrigo! fue un libelo publicado por la Secretaria de Gobernación o la Dirección Federal de Seguridad, para justificar la masacre ordenada por el presidente Gustavo Díaz Ordaz y su secretario de Gobernación Luis Echeverría Álvarez y ejecutada por el ejército nacional.
A pesar del transcurso de los años, 53 hasta ahora, y de la recurrente frase anual de “2 de octubre no se olvida”, aún no se sabe el número exacto de muertos que hubo aquel trágico, memorable e histórico día. El capitán Fernando Gutiérrez Barrios reportó el mismo día del suceso: 26 personas muertas, 100 heridos y 1043 detenidos. Pero ese reporte no era real. Según el periódico The Guardian la cifra alcanzó 500 muertos, y según ex miembros de CNH fueron 325, pero la cifra exacta de asesinados todavía no se conoce, el tiempo ya la sepultó en el cementerio del olvido.
Hasta la fecha tampoco se ha enjuiciado y castigado a los culpables, a los asesinos de cientos de estudiantes y gente del pueblo, que estaban realizando un mitin informativo en la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco ese funesto 2 de octubre de 1968. Pero desde entonces se sabe que el Presidente Gustavo Díaz Ordaz, quien se dijo el responsable, es el principal autor de la masacre, pero también son culpables Luis Echeverría, el ejército, la Dirección Federal de Seguridad, los empresarios, la iglesia católica, los medios de comunicación, los políticos del PRI y de toda la partidocracia, los legisladores, los funcionarios públicos, etcétera, todos ellos presionaron para que se pusiera fin al movimiento estudiantil, luego todos callaron ante la matanza.
Lo cierto, es que el movimiento estudiantil de 1968 y su cuota de muertos, cambiaron al país, México después del 2 de octubre fue otro, y se fueron creando las condiciones para el pluralismo ideológico que ahora se respira, y que no encuentra su lugar en el México actual, porque muchas voces al unísono no terminan por ponerse de acuerdo, debido a que cada quien privilegia sus intereses de grupo o partido, en lugar de privilegiar el destino de México, nuestra viabilidad como país.
Política aldeana
Luego de resolverse la crisis migratoria de Acuña, en donde aparecieron en dos días más de 15 mil migrantes, principalmente haitianos, pero también venezolanos, cubanos y guatemaltecos, el gobernador Miguel Ángel Riquelme denunció que el crimen organizado había llevado a los miles de migrantes hasta la frontera coahuilense, sin que el Instituto Nacional de Migración, la guardia nacional, el ejército y las policías se percataran del enorme tráfico de personas.
Posteriormente, el gobernador coahuilense tuvo que precisar que esa migración no era normal, tal y como lo señaló el presidente López Obrador en una mañanera, ya que -según estadísticas- de enero a septiembre llegan solo 8 mil migrantes a nuestra frontera, y no más de 15 mil como llegaron en dos días.
El viernes pasado, en la portada del periódico El Universal, se confirma lo dicho por el gobernador Riquelme, al señalar que el cártel de Sinaloa es el responsable del tráfico de migrantes, cobrándoles hasta 22 mil dólares por traerlos desde Colombia a México. Según la información periodística: “Un mexicano, lugarteniente y emisario del Cártel de Sinaloa, controla parte del tráfico de migrantes de Haití, Cuba, Venezuela, África y Asia, rumbo a México y Estados Unidos”.
Pregunta aldeana
¿De qué se tratará la nueva ocurrencia de AMLO: Separar el poder político del poder económico?