Intrusión del presidente en el proyecto de estudios universitarios, un delirio improcedente e imprudente

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  • Al pueblo de México no le Interesan sus frustraciones de mal estudiante y con una licenciatura insuficiente
  • La inseguridad, la violencia, la corrupción, la impunidad, la falta de medicamentos, el desempleo, el PIB, la inflación, la salud, esos son los verdaderos adversarios.

Pascacio Taboada Cortina.

Si miles de mexicanos que sintonizamos nuestros televisores de lunes a viernes en la ‘mañanera del Presidente’, buscáramos respuestas a múltiples problemas que padece un alto porcentaje de la población nacional, lo más seguro es que caeríamos en estado depresivo o, de plano, exponernos a sufrir la formación de piedras en el hígado por la frecuencia de contrasentidos, ocurrencias estériles y confrontación de criterios.

Hay la seguridad de que, si más de dos horas diarias de plática por las mañanas, se destinaran a identificar problemas sociales y posibles soluciones con criterio positivo en cada estado, en cada ciudad y en cada comunidad rural o urbana; en cada sector social o económico, el modelo de desarrollo cambiaría de manera favorable. México estaría en camino de ser un país seguro, con mejor educación, sin angustias económicas, saludable, bien alimentado y sin rencores entre los distintos sectores que integran la sociedad nacional.

No hay día en que el presidente olvide por un momento su costumbre de crítica abierta a dirigentes empresariales, ex funcionarios de gobiernos anteriores, organismos internacionales de salud -de los cuales México es parte- intelectuales, escritores, periodistas y, en los últimos diez días, tomó una actitud en contra de instituciones académicas.

Desde la semana pasada, la intrusión del Presidente en el desempeño de proyectos de estudios universitarios, es un delirio improcedente e imprudente. Es lamentable que no desaproveche un segundo del tiempo que es de todos, para echar pestes contra la Universidad Nacional Autónoma de México y muchas otras instituciones académicas “por haberse identificado con la derecha y con la corriente neoliberal”.

Creemos que utilizar el tiempo de los demás, por lo menos es un abuso y una distracción que cuesta a todos los televidentes y a los mexicanos en general, a quienes no nos interesan sus frustraciones de mal estudiante y con una licenciatura insuficiente para desempeñar un puesto que exige, por lo menos, moderar su ignorancia en materia de oratoria, economía, historia y política social.

Estimamos que, lo que hace falta en México, es que el gobierno se ponga a trabajar; que utilice más tiempo de labor hasta la transpiración e invierta menos en inspiración.

La convocatoria hacia el futuro inmediato, tendría que ser hacia la unidad; el trabajo, trabajo y más trabajo por la solución de los problemas del país; enfrentar el fenómeno de la pobreza, de desigualdad social, de enfermedades de las madres, de los niños, de los adultos en general.

Existen grandes compromisos que han quedado pendientes desde hace muchos años, como el combate al rezago escolar, el desapego al estado de Derecho, la inseguridad, la violencia, la corrupción, la impunidad… Consideramos que esos son los verdaderos adversarios, los problemas fundamentales del país.

Lo que tendría que haber en este momento, en nuestro concepto, en lugar de motivos de división y de enfrentamiento, debiera ser la convocatoria para que nos unamos todos y trabajemos por México, todos redoblando esfuerzos, juntos todos los sectores.

Acusar a la UNAM y a muchas otras universidades, de haberse “derechizado”, de no haber estado “a la altura de las circunstancias” sociales y económicas, de que “la crítica al neoliberalismo no surgió de la UNAM”; del “saqueo al país”, consideramos que el Presidente López Obrador está muy fuera de contexto. Hay que revisar y repasar la historia de México, porque muchos de los problemas que padece la sociedad mexicana, vienen de muchas décadas anteriores.

La pobreza y la desigualdad, desafortunadamente han estado presentes durante mucho tiempo, lo mismo que el analfabetismo.