El lienzo vacío. Apuntes de mi vida (3)

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Lic. Simón Álvarez Franco.

De regreso a la provincia

           Poco después solicité y obtuve una plaza en Bancos Afiliados, para lo cual me trasladé a Durango, después de una corta temporada en Torreón, luego como subgerente en Matamoros, Tamaulipas, de ahí pasé a Gerente de la Sucursal en Tuxpan, Veracruz. Donde con dedicación y esfuerzo logré que dicha sucursal fuera elevada a categoría de Oficina Matriz del Banco de las Huastecas. En premio a mi esfuerzo me cambiaron a Torreón, como subgerente general. En 1994 renuncié por estar cansado de tantos cambios de ciudad y desde luego de casa, con mis hijos, ya eran dos, un joven y una niña, y requerían estudiar en escuelas regulares, sin tantos cambios en planes de estudios como había sido hasta entonces.

            La suerte me ha sonreído siempre en mis pocos empleos, aquí conocí a un hombre seco en sus relaciones, pero con un corazón de oro, don MANUEL VILLEGAS TORRES, a quien hice mi cliente en el Banco de Torreón y quien me ofreció empleo en el proyecto que estaba terminando de una enorme planta avícola en Gómez Palacio y Mapimí.

           Don Manuel Villegas era el concesionario además de la Volkswagen en Gómez Palacio, un hombre fuerte, maduro, trabajador como pocos y además aficionado a la Filatelia, hecho que contribuyó a iniciar nuestra amistad.

            El proyecto requería una inversión millonaria, la idea era crear una industria avícola que iniciara con el nacimiento de los pollitos, para lo cual se necesitaban gallinas reproductoras, incubadoras, fábricas de alimentos, fuerza de ventas, etc., lo cual entrañaba una cuantiosa inversión. Ningún Banco local aceptó auxiliarlo con crédito, lo cual hizo que su hijo LIC. RAFAEL VILLEGAS ATTOLINI fuera a Comermex en la ciudad de México y solicitó un crédito por seis millones de dólares, el cual le fue concedido con la condición que su servidor firmara el contrato respectivo.

           Cuando Rafael me comentó esta necesidad, yo acepté tal condición, aclarando que ni remotamente tenía esa capacidad crediticia, pero nos presentamos juntos ante el Director nacional de dicha institución, cuál sería la sorpresa de ambos cuando nos abrieron la puerta de la oficina de MANUEL SANCHEZ LUGO quien era el Director vimos que se levantó a recibirnos con los brazos abiertos y sonriendo se dirigió a mi diciendo “Simón, que gusto volver a verte, hace mucho que no sabía de tu vida, luego volviéndose a Rafael le dijo: soy consciente de que Simón no tiene la capacidad económica para actuar como aval de este crédito que es el más grande que este Banco ha realizado, pero quiero decirle don Rafael que el hecho de que Simón esté en su grupo es una espléndida noticia para mí que lo conozco a fondo y que contribuyó al desarrollo de mi carrera bancaria enormemente, me enseñó a ser banquero y llegar al puesto que ahora ocupo, por eso quiero su firma, porque sé lo honesto y honrado que él es y que la firma que lo contrate contará siempre con un administrador de gran valía”. Ahora siéntense por favor para terminar los trámites”

           Cuando salimos de ahí me dijo Rafael: me asombras, nunca supuse que tuvieras tan buenas relaciones a este nivel, todavía emocionado ante la muestra de amistad del Director, le contesté al Lic. Villegas, mira, tuve tantos empleados a mi cargo en Bancomer que es imposible que me acuerde de todos, y menos de que haya dejado buena impresión en tantos, así que sólo toma por buenas las palabras con que me alabó como una prueba de su gentileza y amistad.

            Inauguramos TRASGO, Cuando don Manuel me asignó el puesto de Gerente Nacional de Ventas, le hice ver que mi carrera era de banquero y que de ventas no sabía nada, a lo que me contestó: Usted es un vendedor nato, su personalidad le permitirá vender lo que sea, ahora vaya a su oficina y lea todo lo que pueda de avicultura. Así lo hice e inicié la organización de ventas que en pocos años nos colocó como la mejor empresa avícola del país, pese a las envidias que surgieron en la Unión Nacional de Avicultores que temían sus asociados que nos convirtiéramos en la primera empresa del mercado en detrimento de productores más antiguos, intrigando ante autoridades gubernamentales para detener nuestro progreso.

                                  Un par de anécdotas avícolas

            Un día me mandó llamar don Manuel Villegas y me hizo una pregunta desconcertante: Usted presume que conoce muy bien la Capital del país, a ver dígame dónde se encuentra el Edificio Mariscala. Contesté muy seguro de mí mismo:  en contra esquina de la Oficina Central de Correos, en el cruce de Niño Perdido y Calzada México-Tacuba, es un edificio viejo, muy descuidado de la época de los ’40, atrás de Bellas Artes. ¿O no? No me sorprende lo que me dice y coincide en todo, pues bien, en ese edificio despacho 405 tiene una señora de apellido Müller su Agencia Aduanal con su nombre, esta señora es una pilla de altura que nos ha robado un embarque completo de comederos y bebederos para pollos, necesario para poblar las 20 granjas nuevas que construimos en Mapimí. Ese material lo compré en Israel y lo dejé pagado, sé que esta señora a través de cuya Agencia los introdujo al país en forma legal y se los vendió a la competencia.

             Ahora bien, necesito que vaya usted a hablar con ella y convencerla de que nos entregue el material que es nuestro, sino no podremos echar a andar esas 20 granjas que son el inicio de nuestras operaciones, lleva usted carta blanca para que se le den los recursos necesarios y lleve a buen fin mi encargo. Así lo hice y me fui a México a la mañana siguiente y me presenté en la Agencia Aduanal, en donde me informó la única secretaria que lo habitaba, que la dueña de la Agencia no estaba ahí, así que le pedí la localizara porque tenía que regresar a Torreón al terminar una negociación con ella, de mala manera me indicó que no tenía ni siquiera una silla dónde esperar, eran las doce del mediodía, le dije que no había problema que me sentaría en la escalera del edificio y me podría a leer un libro que llevaba, pues mi costumbre era leer siempre que tenía tiempo para hacerlo, y ahí me tienen sentado en el primer escalón, vigilando la llegada de la dueña de la Agencia Aduanal, como no la conocía, a las 4 de la tarde que vi entrar a una señora pasada de la mediana edad, prontamente acudí con la secretaria, quien me anunció con la dama que acababa de entrar y me presenté con ella explicándole el asunto que me llevaba.

            Me costó una conversación exitosa de casi 4 horas, hasta que al fin, amenazándola con acudir a presentar denuncia en su contra por fraude, conseguí que me entregara la documentación legal, enseguida me fui caminando hasta el Hotel Alameda donde estaba hospedado, simplemente atravesé la alameda y como ya era de noche, llamé por teléfono a su domicilio a don Manuel, quien me atendió de inmediato haciéndome las siguientes preguntas: ¿Ya tiene en su poder la factura original? ¿El pedimento aduanal autorizado por el Consulado mexicano en Israel? ¿el documento de desembarque? ¿El permiso de la Secretaría de Economía?, a todo le contesté que SI, ¿Y ahora, dónde están mis bebederos? Muy cerca de usted, en el FFCC de Durango, lugar a donde iré mañana temprano para pagar el costo de almacenaje de casi dos meses y embarcarlo a Mapimí. Ya me convencido dijo don Manuel, ahora hágame un favor, ¿Está hospedado en el Hotel Alameda, vedad? Así es señor, entonces, báñese, baje al bar Diligencias y tómese todas las copas que quiera, luego váyase al restorán Camichín que está en el penthouse y cené lo que guste, todo por mi cuenta, así lo haré señor: ¡ah! y Simón le reitero mi agradecimiento y lo felicito por la faena que le hizo a la señora aduanal, algo que yo en dos meses no pude lograr, usted lo logró en medio día.

              Estábamos a principios de 1975, y las amenazas de la competencia y las autoridades contra TRASGO no cesaban, en esos meses llegó a la Laguna el Lic. JOSÉ LÓPEZ PORTILLO, promoviendo su candidatura a la Presidencia de la República, situación que aprovechamos para que nos hiciera el favor de inaugurar en Mapimí las 20 granjas que teníamos pobladas con pollitos recién nacidos, quien amablemente aceptó hacerlo, formé parte de la comitiva de funcionarios de TRASGO para recibirlo en la entrada del complejo avícola, toda vez que no me gustan las aglomeraciones, estaba tomando el aire en otra caseta vacía cercana, cuando de repente me abordaron 6 individuos, guaruras de la escolta del candidato, preguntando por mi nombre, se los dije y sin más, me subieron en hombros de todos ellos y me introdujeron a la caseta donde estaba ofreciendo el candidato su discurso de inauguración, sorprendido y molesto por el trato le pregunté al Lic. Villegas, Gerente General del grupo avícola que qué pasaba por qué me trataran así y me respondió a media voz: “es que tú eres el encargado de agradecer al candidato su gesto amable y de ensalzar su labor política”. Fui el siguiente orador y sin preparación alguna di mi mensaje a nombre de la empresa.

               Sin tener idea de lo que dije en el discurso improvisado. Entonces se acercó a mí el Dr. MAYGOITIA, Gobernador del Estado, quien además de felicitarme me dijo; venga conmigo, el candidato desea hablar con usted, obvio que lo acompañé y el candidato me felicitó y agregó: tengo entendido que usted es hijo político del Profesor Santos Valdés, ante mi afirmación continuó: tengo interés en platicar con él, le suplico lo invite a que me visite en el Hotel Campestre, a lo que contesté: eso señor va a estar difícil porque mi suegro ya hace meses que no sale de su biblioteca, ni recibe a nadie por su mal estado de salud, sin embargo deme oportunidad de ir verlo y veré qué se puede hacer, entonces el candidato llamó a su secretario particular, ÁNGEL CARVAJAL y le explicó nuestros comentarios, encargándole que diera seguimiento conmigo a su petición.

          Ya con esa encomienda me fui a ver a mi suegro quien no quiso salir de su casa por nada del mundo, diciéndome, ven vamos a ver qué opina mi mujer, la cual opinó que si era tanto el interés del candidato, que lo invitaban ellos a cenar a su casa de Lerdo al día siguiente, Ángel Carvajal que me esperaba con la respuesta, me dijo: voy a tener qué mover toda la Agenda del Señor, yo le aviso a su casa más tarde. Como a las 8 de la noche de ese día me telefoneó el Gobernador del Estado indicándome que el candidato había aceptado ir a cenar a casa de mis suegros la siguiente noche, siempre y cuando le permitiéramos que llevara consigo a dos invitados, puse de acuerdo a mi esposa quien al día siguiente se fue a acompañar a su señora madre a preparar cena para 12 personas.

            En la mañana del día siguiente informé a los señores Villegas que ese día no iría a trabajar, don Manuel inquirió el por qué y le contesté: Voy a tomarme el día porque el candidato irá con su hijo José Ramón y el Gobernador del Estado a casa de mis suegros y tengo que preparar muchas cosas. Don Manuel me contestó con sorna: Así que nomás por cenar con esas personas se toma el día, a ver si aprovecha para contarle las penalidades políticas por las que pasamos y que nos ayude a resolver esos ataques. Le contesté, que haría lo posible por plantear tal problema.

            En la cena éramos mis suegros, mi cuñado y cuñada con sus consortes y agregamos a los invitados del candidato, el Gobernador del Estado, José Ramón su hijo mayor (el orgullo de su nepotismo) y su Secretaria de confianza, la LIC. ROSA LUZ ALEGRÍA.

            Pasamos una velada agradable ya que tanto el dueño de la casa como los invitados eran grandes personajes con pensamientos e ideas interesantes. Pero yo que la hice de anfitrión no creí oportuno platicar los problemas del TRASGO.

            A la mañana siguiente me fui a la Universidad Autónoma de Coahuila a dar mi acostumbrada clase y me encontré que no había alumnos ni maestros por andar en las ceremonias pre electorales, por lo que me regresé a casa y al pasar por el Motel El Campestre encontré problemas de tránsito, por lo que mejor me estacioné y entré al Motel, donde ya estaban el Presidente Municipal, líderes obreros, líderes de maestros, una multitud, procurando no quedar en ningún grupo por mi terror a las multitudes, ya que ese montón de gente iban a mirar y ser vistos por el candidato, por lo que me di vuelta para salir y una voz femenina dijo en voz alta, frente a todos los políticos:  Don Simón no se vaya, dígame en que le puedo servir, era la Dra. Alegría quien frente a todos  los políticos me dijo, véngase conmigo a despedirse del candidato y ¡pum! que me introduce a la suite de lujo donde estaba terminando de vestirse el candidato, quien amablemente me agradeció la cena de la noche anterior y me pidió le contara qué pasaba en la empresa TRASGO, le pedí su ayuda y me dijo muy ceremonioso, recuerde que soy un desempleado buscando un puesto, pero veré cómo les ayudo, véngase en el autobús que es mi oficina móvil y tráigase al señor Villegas con usted, le habló con un grito a Luis Echevarría (hijo) que lo acompañaba y al Lic. Ángel Carvajal quien en su gobierno sería Secretario de la Presidencia, advirtiéndoles: hagan un lugar en la Agenda para que en cuanto acabemos del acto sindical que nos han preparado, podamos tener una conferencia privada con don Simón y el Sr. Villegas de TRASGO que nos van a acompañar, salió a la puerta a despedirme frente a todos los políticos y burócratas quienes a partir de ese gesto, creo que me vieron con más respeto y proyección.

            Me dirigí a TRASGO a informar a don Manuel que ese día tampoco iría  trabajar, le participé la invitación del candidato para que me acompañara a Durango donde tendríamos una junta con él, conociendo su rechazo a los actos sociales, no me sorprendió que le pidió a Rafael su hijo que me acompañara a la junta con López Portillo en Durango, hicimos tal como lo tenía planeado, exponiéndole los ataques que hacían a la empresa y prometió intervenir dentro de sus posibilidades a ayudarnos a resolverlos.

Dos semanas después me habló de México el Lic. Carvajal para que Rafael Villegas y yo nos reuniéramos en la Capital con los Secretarios de Gobernación, Comercio, del Trabajo y los líderes de la Unión Nacional de Avicultores quienes aceptaron sus sugerencias y a partir de ese momento se acabó el acoso que había sufrido la empresa.

Mucho me sirvieron en lo personal el haber tratado con esas gentes de la política, por la anécdota que en seguida contaré.

En 1977, por causas ocultas a nuestra comprensión, uno de mis parientes políticos fue detenido por la policía, acusado de peculado en contra de Banrural, sospechamos un fondo político con ganas de molestar a mi suegro, quien en su vida hizo sólo el bien a quien a él acercaba, además conociéndolo y constándome que varias veces lo vi despojarse de su chamarra de kaki que por costumbre portaba, dársela a un campesino o a algún obrero que se cruzaba en su camino. Por otra parte, siendo recto y congruente con su pensar filosófico, no era afecto a pedir favores para él o para su familia, aun cuando pudiera hacerlo, pues más de un Presidente y muchos gobernadores y funcionarios públicos visitaban su casa, él siempre modesto, los atendía a todos por igual.

Al ver a mi esposa y familiares compungidos por la artera asechanza, urdida por enemigos de su prestigio magisterial, me ofrecí a intervenir ante autoridades nacionales lo más altas posibles, por lo que me trasladé a México. A la mañana siguiente y sin cita previa como era mi costumbre, me presenté en Banobras y pedí audiencia con el Prof. Enrique Olivares Santana, amigo de la familia desde su juventud, quien me atendió amablemente y me hizo desde su oficina una cita con el Lic. Reyes Heroles, en ese momento Secretario de Gobernación, a quien de inmediato visité y escuchó mi argumentación, enviándome a ver al Dr. Mayagoitia, Gobernador de nuestro Estado, éste me atendió en su casa de San Ángel, donde se nos hizo tarde, por lo que me invitó a que lo acompañara Bellas Artes donde se celebraría esa noche un concierto en honor de Silvestre Revueltas por su cincuentenario.

          En el intermedio del concierto, el Dr. Mayagoitia me invitó al foyer del teatro y me dijo: Su problema sólo lo puede resolver la más alta autoridad del país, a quien voy a informar de ello, en este momento me recibirá en el palco presidencial donde está con su familia en este evento, yo sé que usted le conoce bien, pues no olvidó que hemos cenado en  casa de su suegro alguna vez, pero en esta ocasión le pido atentamente que no entre conmigo, salvo que yo le haga una seña previa, pero lo voy a dejar acompañado con un par de damas que yo sé serán de su agrado; nos acercamos a ellas y después de presentarme como su amigo e invitado, les pidió que me atendieran mientras él salía de su cita y se reintegrara a nuestro grupo. Ellas eran: Dolores del Río y Rosaura Revuelta, ésta última tenía su origen en Santiago Papasquiaro, hermana del homenajeado y de José, Fermín, Agustín, vaya una dinastía de artistas. Ella, Rosaura, actriz galardonada en festivales en Europa y México, pero prohibida en nuestro país por su pensamiento político, doña Dolores, toda una dama señorial y hermosa, situación ésta que me permitió hacer y llevar amistad y respeto algunos años con tan inteligentes y bellas artistas.

          Pasó el tiempo, dos semanas, y recibí una llamada en mi oficina del TRASGO, del Lic. Oscar Flores, apodado “El Fiscal de Hierro” quien al dejar la gubernatura de Chihuahua, se convirtió en el Fiscal General de la nación, quien me informó que estuviera pendiente, ya que un avión de la Secretaría que encabezaba se dirigía a Torreón con un enviado de él, portando un oficio personal a mi nombre, mismo que debería de exhibir ante el Director del Penal de Torreón en donde se daba la orden de liberación de mi pariente político. De inmediato me comuniqué con el Delegado de Gobernación en Torreón, (no recuerdo su nombre), quien me atendió y cuando le expliqué mi petición, soltó una enorme carcajada, diciendo: “cómo cree usted que voy a creer que el Fiscal General le haya llamado y menos para enviarle un oficio personal para que yo lo atienda”. Y me colgó.

          30 minutos después ese Delegado me telefoneó para decirme que efectivamente, estaba un avión en el aeropuerto con un solo pasajero que traía un oficio para mí, con instrucciones muy claras de que él lo recibiera y junto conmigo se presentara con el Director del presidio para dejar en libertad, por falta de pruebas, al hermano de mi esposa.

            El Delegado de Gobernación se tuvo que tragar sus anteriores carcajadas y atender las instrucciones del Fiscal General de la Nación, acompañándome en tal diligencia.

            Y así fue como gracias a ese evento pude acercarme a las dos doñas, Dolores y Rosaura, con quienes pude gozar después de cercana amistad, aunque por corto tiempo, dado la avanzada edad de ambas, que poco tiempo después fueron llamadas por el Señor.

          Para los muchos amigos que he conservado en La Laguna, se hicieron de mí la imagen de un político bien ubicado. Nada más lejos de eso, me sentí y sigo siendo un modesto profesor metido a las ventas y circundado por las amistades que he creado en mi paso por el mundo.

Continuará.

El cigarro que salvó mi vida