Mis sexenios (61) Más sobre Abraham Cepeda

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José Guadalupe Robledo Guerrero.

A finales de 1997, Abraham Cepeda Izaguirre, secretario de Fomento Agropecuario del gabinete montemayorista, fue criticado por su conocida deshonestidad. Se recordó que había iniciado su carrera de corrupción con Óscar Flores Tapia de quien fue secretario particular en “Ciencia y Cultura”. Luego consiguió una chamba mejor, la delegación de Indeco. 

Flores Tapia que era vulnerable a la lisonja de los cortesanos, posteriormente le regaló a Abraham Cepeda la Junta Estatal de Electrificación, que en el gobierno florestapista era un gran botín. Allí Abraham mandó hacer obras al por mayor para beneficiar a sus amigos, con el “moche” por delante. En la Junta Estatal de Electrificación, Cepeda Izaguirre puso en práctica la facturación a precio alzado, sin ninguna limitación.

Abraham Cepeda Izaguirre

Después Flores Tapia hizo a Abraham Cepeda “dirigente” de la CNOP estatal. Pero antes de que Flores Tapia renunciara al gobierno por “enriquecimiento inexplicable”, Abraham ya había dado el “salto de la muerte”, ligándose a Jesús Roberto Dávila Narro, subsecretario de Gobernación, quien le consiguió la diputación federal, fue entonces cuando Abraham Cepeda se involucró en una conspiración en contra del entonces gobernador José de la Fuentes Rodríguez “El Diablo”, según se rumoró por órdenes de Dávila Narro, los diputados federales y senadores querían pedirle al Presidente la destitución o renuncia de JFR.

Luego, para premiar su deslealtad, “El Diablo” hizo a Abraham Presidente del CDE del PRI. Después, el “gobierno” de Eliseo Mendoza Berrueto lo mandó al Instituto Estatal de la Vivienda (IEV) a tapar el saqueo que hizo Eleazar Galindo Vara y que según se dijo, benefició a Eliseo Mendoza y al “tesorito” Jesús García López.

Como Director del IEV, Abraham Cepeda hizo negocios con la constructora fraudulenta de Monterrey Heclex, cuyos propietarios fueron a parar a la cárcel. La Heclex y Abraham tuvieron redituables ganancias construyendo casas con recursos de Fonhapo (Fondo Nacional de Habitaciones Populares) que entonces dirigía otro corrupto: Fidel Herrera. Esta productiva sociedad Fonhapo-IEV-Heclex con la anuencia de Eliseo construyó fraccionamientos en todo el estado.

De las millonarias ganancias, una mínima parte fue para el IEV, la tajada del león fue para la Heclex a pesar de que el IEV puso casi todo: terrenos, obras de cabecera, factibilidades de los servicios primarios, etc., pues como dijera uno de los conocedores del caso: “El moche para Abraham estuvo con madre”. En el IEV Cepeda Izaguirre se asoció con otros ladrones, su delegado en Monclova fue Juan Harb Karam, a quien luego invalidaron como funcionario por haber saqueado al Simas-Monclova.

En las críticas a Abraham salió a relucir “su pasión por los ranchos ganaderos”, y al puro estilo de otro ladrón: Juan Pablo Rodríguez Galindo, su pupilo Abraham pagaba la nómina de los trabajadores de su rancho “La Mota” con dinero del IEV. Pero Abraham ha incursionado en otras actividades productivas. Durante el gobierno de Mendoza Berrueto, Abraham constituyó en Saltillo una constructora, “La Norteña”, a través de la cual “ganó” lucrativos “concursos” de obra pública en varios municipios de Coahuila.

Con Rogelio Montemayor también se coló, a principios de 1996 lo hizo delegado de Conasupo, y a inicios de 1997 lo disfrazó de subsecretario de Gobierno, y en octubre de 1997 lo convirtió en secretario de Fomento Agropecuario, lo que motivó las críticas sobre las corruptelas harto conocidas de Abraham Cepeda Izaguirre.

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Al comienzo de 1998, el futurismo político ya estaba en su clímax, y como nunca antes se mencionaba a un montón de precandidatos que querían sacrificarse por gobernar Coahuila. El objetivo principal de Montemayor era evitar que Enrique Martínez consiguiera la precandidatura, pues creía que si EMM llegaba a la gubernatura daría a conocer la enorme corrupción del montemayorismo. Pero no fue así, tampoco Montemayor hizo público las corruptelas de Eliseo Mendoza Berrueto.

Óscar Pimentel González

Óscar Pimentel González, también soñaba con la gubernatura. Carlos Juaristi había logrado que lo apoyaran los 32 “levantadedos” del Congreso local, y los dos más entusiastas con Juaristi eran el panista Ricardo Alfonso Maldonado Escobedo y el cardenista Francisco Navarro Montenegro, que por esos días era el Presidente de la Mesa Directiva en el Congreso coahuilense.

Por esos días se estrenaba como secretario de Gobernación Francisco Labastida Ochoa, quien a mitad del sexenio zedillista ya se perfilaba como precandidato presidencial, quien nombró a Adolfo Orive Bellinger Jefe de Asesores. Orive había sido el ideólogo de “Línea de Masas”, “Línea Proletaria” y “Movimiento Campesino de Convergencia”, todos de supuesta orientación maoísta. También se sabe que su padre, Adolfo Orive de Alba, era uno de los funcionarios priistas que financiaban a Línea de Masas con dinero del erario. 

Óscar Olaf Cantú Ramírez, como representante del Gobierno de Coahuila en el Distrito Federal era el encargado de “cultivar” al periodista Juan Ruiz Healy, para que le quemara incienso a Montemayor.

          Por su parte, Mario Eulalio Gutiérrez Talamás juraba que se la jugaría con Enrique Martínez, pero nadie le creyó, eso mismo dijo en el anterior proceso, y fue de los primeros en manifestarle su adhesión a Rogelio Montemayor.

En referencia a estos “políticos” coahuilenses, en El periódico de Saltillo publicamos el poema Los lacayos del poder del político y poeta griego Alekos Panagoulis fallecido el Primero de mayo de 1976:

Los lacayos del poder
Vosotros, tumbas que caminan
insultos vivientes de la vida
asesinos de vuestro pensamiento
fantoches de forma humana.

Vosotros que envidiáis a las bestias
que ofendéis la idea de lo creado
que pedís refugio a la ignorancia
que aceptáis el miedo como guía.

Vosotros que habéis olvidado el pasado
que veis el presente con ojos enturbiados
vosotros a quien no os interesa el futuro
que respiráis sólo para morir.

Vosotros que tenéis manos sólo para aplaudir
y que mañana aplaudiréis
como siempre con más fuerza que todos
y como ayer y como hoy.

Sabed entonces vosotros
excusas vivientes de todas las tiranías
que odio a los tiranos tanto
como a vosotros los desprecio.

(Continuará).

Roberto Vega Mandujano y el magisterio