Carlos Padilla Muñoz.
COMO DICE la canción del cantautor desaparecido, Juan Gabriel, qué necesidad tiene el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, en meterse en líos un día y otro también. Casi siempre sus noticieros denominados Las Mañaneras son escenarios, para que haga declaraciones innecesarias y que muchos problemas le han acarreado.
En los últimos problemas gratuitos en que se metió el protagónico ejecutivo son las declaraciones contra una funcionaria del Gobierno de Panamá, después de que fue rechazada la designación del escritor e historiador, Pedro Salmerón, como embajador de México en ese país.
La funcionaria rechazó esa propuesta, al tiempo que dijo que no podían aceptar a una persona que era señalado por acoso sexual y violador. Eso bastó para que se desatara el encono del Presidente López Obrador, al calificar a la funcionaria como La Santa Inquisición por el hecho de rechazar al candidato como embajador. Ahí fabricó AMLO una bronca entre Panamá y México, ya que el Presidente de aquel país centroamericano, como era de esperarse, apoyo a su diplomática.
Recientemente López Obrador manifestó en una de las Mañaneras, programas donde aprovecha para descalificar a quienes no están de acuerdo con su po0litica y declaraciones, que México haría una pausa en las relaciones diplomáticas, políticas y económicas con España, un país al que estamos ligados desde la conquista y que económicamente existen muchas inversiones y relaciones.
En realidad, el Presidente mexicano no se midió, y tratando de recomponer la plana, trató de decir que no había dicho lo que no quería decir. Pausar es suspender, interrumpir temporalmente algo, en este caso era muy claro que quería suspender las relaciones en forma temporal entre México y España.
La respuesta del Gobierno de España no se hizo esperar, y rechazaron la pausa que quiere de alguna manera hacer el presidente mexicano, poniendo en riesgos las inversiones y relaciones económicas, políticas, sociales y culturales, con un país que nos ha mantenido ligado por varios siglos.
Desde hace años López Obrador no ha escondido su encono contra España, a quien le pidió una disculpa por lo que hizo Cristóbal Colon y Hernán Cortés, sin reflexionar que de alguna manera la Conquista hizo que México se incorporara al resto del mundo, que si bien no es aceptable la formas como obraron los españoles durante la conquista y colonia.
El Presidente mexicano no puede seguir haciendo esto, agregando broncas y descalificaciones contra personajes políticos y periodistas, como la cacería de brujas que emprendió desde hace tres años contra periodistas y medios que han señalado sus errores, como fue la suspensión del Aeropuerto de Texcoco y el fracaso del nuevo aeropuerto Felipe Ángeles con una perdida millonaria, así como el Tren Maya y la Refinería Dos Bocas.
Recientemente López Obrador dio a conocer hasta con gráficas en una de sus mañaneras que el periodista Carlos Loret de Mola, a quien no le perdona que haya descubierto y hecho público que uno de los hijos del Presidente, José Ramón López Beltrán, rentaba y vivía en una millonaria residencia que le proporcionó un ejecutivo norteamericano que trabajaba para una empresa que tiene contratos con Pemex.
Eso mismo sucedió cuando se publicaron fotos de dos hermanos del presidente, pasando la charola al estilo del señor de las ligas. López Obrador hizo público que Loret de Mola ganaba un millón 600 mil pesos mensuales, aunque reconoció que se trataba de contratos de publicidad con su empresa de multimedia y trabajos en Radio fórmula y Televisa entre otros ingresos.
Decía un periodista que alguien que critica a alguien sobre un acto de corrupción o robo a los fondos públicos, debería tener uñas y cola corta y el presidente morenista es lo que menos tiene, descalifica a quienes han señalado a sus parientes que cobran millonadas sin trabajar y funcionarios como Bartlett, el director de la CFE, que viene del rancio PRI que ya ha desaparecido.
Lo malo es que López Obrador está desgastando su imagen, solo mantenida con alfileres por los pensionados que se cuentan por más de 20 millones que esperan y aplauden que cada dos meses les den dinero por nada.
Otra de sus necedades, es la famosa revocación de mandato, inútil porque sabemos que en caso de que los mexicanos quieren que se vaya mediante la consulta, seguramente dirá que él tiene otros datos y nunca dejaría el filón de oro, perdón la Presidencia de la Republica. Mil 500 millones de pesos serán tirados a la basura.
No cabe duda que el Presidente está enfermo de soberbia, odio y encono contra quienes no le aplauden sus puntadas y chuscadas, y que arremete contra quienes no están de acuerdo con él. Pero qué necesidad de que se fabrique broncas gratuitas, lo malo es que no solo es eso, también ahora fabrica broncas con países como Panamá, España y Estados Unidos.