Sábado de expectación en Coahuila

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David Guillén Patiño.

Cada 26 de marzo, la ex hacienda Plan de Guadalupe, situada en el municipio de Ramos Arizpe, Coahuila, era el epicentro del acontecer político nacional.

Fue a partir de que los presidentes de la república dejaron de acudir a la ceremonia cívica organizada cada año en la histórica finca, que ésta fue perdiendo significado entre quienes ostentan y aspiran a ocupar mejores posiciones dentro del poder público.

Todo indica que este año los medios de comunicación retomarán, al menos por esta vez, el mismo interés que antaño les despertaba dicho lugar, pero ahora no para conmemorar en la fecha referida la firma del Plan de Guadalupe, sino en atención al Día del Ejército.

La cuestión es que el presidente Andrés Manuel López Obrador se apersonará en la antigua hacienda este sábado 19 de febrero, fecha en que hace 109 años, mediante el decreto 1421 del XXII Congreso del Estado de Coahuila, tuvo su origen el Ejército Mexicano.

Además de facultar con dicho documento a Venustiano Carranza para crear una fuerza armada y restablecer el orden constitucional, se desconoció al usurpador Victoriano Huerta.


Treinta y cinco días después, el 26 de marzo del mismo año, fue proclamado el Plan de Guadalupe, documento que le dio nombre al “Ejército Constitucionalista”.

Tras promulgarse la Constitución en 1917, se adoptó el nombre de “Ejército Nacional Federal y Permanente” y, más tarde, “Ejército Mexicano”. Fue hasta el 22 de marzo de 1950 (hace 72 años) que el 19 de febrero fue declarado “Día del Ejército”.

Respecto del Plan de Guadalupe, promulgado en Eagle Pass, Texas, el 31 de marzo de 1913, el propio Carranza Garza dijo que dicho escrito constituía un “grito de guerra”.

El llamado Barón de Cuatro Ciénegas dejó claro que la sociedad mexicana estaba determinada a “no consentir más que el despotismo, el absolutismo y la impunidad volviesen a apoderarse de los destinos de la nación…” Se trataba de afianzar los objetivos de la lucha civil armada iniciada en 1910, a saber, el tercer movimiento clave del país.

En virtud de aquellos vientos de cambio, impregnados por el resonar de los tambores de guerra, me parece muy significativa la presencia del titular del Ejecutivo federal en la ex Hacienda Plan de Guadalupe, en donde, como hace tiempo se estilaba, podemos esperar un fuerte pronunciamiento presidencial en vista del delicado contexto político actual.

La visita de López Obrador a Coahuila se da en medio de una serie de hostilidades que su gobierno sostiene con la prensa nacional, en particular con periodista Carlos Loret de Mola, quien acusa a uno de los hijos del mandatario de incurrir en conflicto de intereses.

Según se ha ventilado, José Ramón López Beltrán vivió en una casa de Houston, Texas, que perteneció a un ex directivo de la compañía Baker Hughes, vinculada con Pemex.

Con todo y que no ha sido respaldado por una investigación periodística concluyente, el asunto se convirtió desde hace días en el tema central del Congreso de la Unión, así mismo, en la comidilla preferida de los medios de comunicación.

Al tiempo en que el titular del Gobierno de México se esfuerza por contrarrestar dicha versión periodística, solicitando, por ejemplo, que se investigue el origen del patrimonio de Loret de Mola, muchos le apuestan a la debilitación de la figura presidencial.

Sus adversarios, como él mismo les denomina, están convencidos de que, así como van las cosas, el presidente dejará de ser tal, luego del proceso de revocación de mandato.

El viernes 18, un día antes de la conmemoración del Día del Ejército, el jefe de la nación, acompañado de los secretarios de la Defensa Nacional y de Marina, habrá supervisado el funcionamiento de los sistemas de migración y aduanas de Piedras Negras, como parte de una gira de trabajo que bajo el mismo propósito realiza a lo largo de la frontera norte.

Con motivo de la visita presidencial, se canceló la sesión solemne que, con motivo del Día del Ejército, había programado para ese viernes el Congreso del Estado, toda vez que la Sexta Zona Militar notificó formalmente que prefería hacerse presente en la ceremonia que encabezaría el sábado López Obrador en la ex hacienda Plan de Guadalupe.

En otros hechos paralelos, la agenda cultural marca, para el mismo 18 de febrero, la celebración del aniversario 424 de la fundación de Parras de la Fuente, mediante la realización del Segundo Festival del Tamal y el Vino, que organiza la Canirac de Torreón, en coordinación con restaurantes y bodegas vinícolas de este Pueblo Mágico.

Parte importante del contexto consiste en que el arribo del presidente a Coahuila se da a dos días de haberse celebrado, en la ciudad de Reynosa, el segundo encuentro entre los gobernadores de Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León con el Embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar. En dicho evento se abordaron temas relacionados con la zona fronteriza, como: infraestructura binacional, migración, energía y medio ambiente.

Un día después del encuentro, se firmaría en Saltillo lo que se ha dado en llamar el Pacto Coahuila 2022, enfocado a instaurar un “nuevo modelo de justicia laboral” e “impulsar una economía estable y productiva”. Este acuerdo intersectorial tiene lugar al disminuir, en lo que va del año, de 74 a 54 por ciento, la tasa estatal de positividad por Covid-19.

En lo dicho, con todo y la serie de eventos suscitados en esta semana, queda abierta la posibilidad de una sorpresa más por parte de Andrés Manuel López Obrador, cuyos recorridos por Coahuila siempre abren jornadas de expectación sui géneris.

Todo podría partir del hecho de que legisladores de oposición y el propio Miguel Ángel Riquelme se preparan para exigir personalmente al presidente que canalice más recursos al estado, tras eliminársele a Coahuila diversos fondos, programas y fideicomisos.

Mientras tanto, se advierte el interés de Andrés Manuel López Obrador de atender, de paso, la urgente necesidad de pacificar a las tribus que mantienen estrangulada a Morena en el estado, pues se requiere de un papel decoroso en el proceso electoral que se avecina. La meta para alcanzar el triunfo consiste en sumar (“¡desde ya!”) 100 mil votos más.

En el invierno del 2021 se confirmó, para las elecciones de 2023, la participación de los siguientes partidos políticos con registro nacional: Partido Revolucionario Institucional, Movimiento Regeneración Nacional, Partido Acción Nacional, Partido Verde Ecologista de México, Partido de la Revolución Democrática, Movimiento Ciudadano, Partido del Trabajo y, recientemente, el partido Unidad Democrática de Coahuila.

Es preciso tomar en cuenta que el Congreso local, en atención a las elecciones del 2023, reformó la ley electoral para permitir la paridad de género en la sucesión de gobernador en 2029, con el detalle de que en tales comicios irá primero un candidato, no candidata, de ahí que a esta nueva disposición se le denomine “Ley Manolo”. Saque sus conclusiones.

Si de aspirantes se trata, incluso dispuestos a encabezar alianzas o coaliciones, estos son los que siguen sonando: Eduardo Olmos Castro, Manolo Jiménez Salinas, Ricardo Mejía Berdeja, Santana Armando Guadiana Tijerina, Javier Guerrero García, Miriam Cárdenas Cantú, Hilda Esthela Flores Escalera y Verónica Martínez García.

Pero en el hipódromo coahuilense se anuncia también la llegada de por lo menos dos competidores más: Jericó Abramo Maso, actualmente en conflicto con su partido y, por otra parte, el abogado y activista oriundo de Castaños, Fernando Rodríguez González, quien hasta ahora se perfila como el único candidato independiente, quien asegura traer un as bajo la manga que le permitirá ganarle “por mucho más de una nariz” a los partidos tradicionales y a sus candidatos de siempre, vividores del erario.

En suma, los actuales son tiempos de definiciones, incluso para las nuevas fuerzas que se abren paso entre los partidos convencionales. Es hora de mostrar las cartas y, mejor aún, de empezar a armar propuestas viables para el bienestar de Coahuila que, hoy por hoy, sigue siendo el principal bastión del PRI en el país.

Insisto en que, evidentemente, la nueva visita de Andrés Manuel López Obrador a Coahuila no responde nada más a su compromiso de encabezar una ceremonia cívica. Habremos de confirmar que este acto es apenas la punta del iceberg.

davidguillenp@gmail.com