José Guadalupe Robledo Guerrero.
Debo aclarar que no conozco al controvertido Magistrado Luis Efrén Ríos Vega, pero sé de sus vivencias, que dicho sea de paso, en todas ha sido criticado: 1.- Su afiliación a “La Burbuja”, aquel grupo faccioso que constituyera con sus empleados el secretario de Gobierno, Raúl Sifuentes Guerrero, en el sexenio de Enrique Martínez; 2.- Cuando fue director de la Facultad de Jurisprudencia, cuya salida fue por la puerta trasera, acusado de múltiples acciones nada claras con los dineros; 3.- Su participación en la estrategia electoral en donde ganó la gubernatura Miguel Ángel Riquelme Solís, lo que según sus partidarios lo convirtió en el funcionario favorito del actual gobierno; 4.- Su involucramiento en los asuntos de los desaparecidos, el que también ha acarreado suspicacias sobre su control y manipulación. 5.- Su participación en la Academia de Interamericana de Derechos Humanos de la UAdeC, y su nueva ocurrencia, la carrera de leyes con énfasis en derechos humanos, que los mismos abogados piensan que es ociosa, y otros creen que es una tontera.
Es cierto también, que en lo personal nunca lo hice objeto de mis críticas contra la corrupción y las arbitrariedades, porque siempre he creído que el responsable de las tortuosas acciones de los empleados, es el jefe de la dependencia o área gubernamental, por tal razón mis críticas hacia el grupúsculo en cuestión fueron para Raúl Sifuentes.
Me percaté de la presencia de Luis Efrén, cuando hace 17 meses quiso imponer a Raúl Felipe Garza Serna como director de la Facultad de Jurisprudencia, según él “por disposición del gobernador”, lo cual además de que era una mentira, el candidato de Luis Efrén era la antítesis del abogado que debería dirigir esa prestigiosa institución educativa, por todos los latrocinios, abusos y arbitrariedades que realizó cuando fue “Procurador de Justicia” en el “gobierno” de Eliseo Mendoza Berrueto.
Pero ahora sé otra cosa más, que Luis Efrén Ríos impulsó (a finales del sexenio de Enrique Martínez) la Ley de Datos Personales, porque así lo externó en un artículo de su autoría que escribió para el periódico Vanguardia el pasado 3 de marzo, con el oportunista título “¿Se tiene derecho a mentir en contra de personas públicas?”, cuyo tema principal es hacerse la víctima de las mentiras de los periodistas, pero cae en otra mentira, negando que impulsaba la censura contra la prensa.
Sobre el particular, conozco y recuerdo esa Ley que pretendía evitar la crítica contra los funcionarios, es decir, intentaba censurar los señalamientos de los periodistas a los facciosos que hacen todo tipo de latrocinios en la oscuridad de las recámaras del poder.
Sobre la Ley de Datos Personales rescaté unas líneas del folleto o libro de mi autoría titulado “Mis sexenios”, que está próximo a aparecer:
“Raúl Sifuentes trató de perjudicar a los periodistas, inventando la iniciativa de Ley de Datos Personales, que envío al Congreso para su aprobación. Esa Ley, con el pretexto de proteger la intimidad y la vida privada de los funcionarios públicos, pretendía convertir a los periodistas y reporteros en delatores de sus fuentes y en denunciantes de delitos; y de paso, acotar el trabajo profesional de periodistas, camarógrafos, fotógrafos y caricaturistas con el objetivo de cuidar la “imagen” de los funcionarios”.
“La crítica a esta iniciativa, motivó el señalamiento oficial de que se había malinterpretado su contenido. Hubo declaraciones de las autoridades estatales que insistieron en que no había dolo en el objetivo del mamotreto, y lo más risible, que tal Ley era para proteger a los periodistas. Ninguna de estas “explicaciones” tenía fundamento”.
“El dolo estaba claro en el texto “filtrado”. De tal manera que la iniciativa gubernamental se convirtió de “borrador” y “documento de trabajo” en anteproyecto de consulta. La iniciativa tenía un remitente, Raúl Sifuentes, quien quería protegerse de las críticas de los periodistas”.
“Aun cuando la iniciativa iba dirigida a perjudicar el trabajo periodístico, sólo unos cuantos periodistas y medios de comunicación respondieron a la emboscada sifuentista. También es cierto que la iniciativa se envió al Congreso con la anuencia del gobernador Martínez, la cual pretendía amordazar a los periodistas, y de paso comprobar lo que algún día alguien dijera: ‘Raúl es un político de descontón’”.
“Aun así, Sifuentes señaló que “La Ley no pretende coartar la libertad de expresión, sino fortalecerla”. Pero de nada sirvieron las mentiras oficiales, la Ley de Datos Personales fue desechada por las críticas que acarreó y por sus intenciones aviesas”.
Como periodista critiqué esta Ley junto con otros compañeros de los medios, porque aprovechando el desmadre que se traían los grupos políticos por la sucesión gubernamental, a Luis Efrén se le ocurrió que había que limitar la libre expresión, para que ya no hubiera señalamientos a los funcionarios que como él, nunca les gusta estar en el ojo público. De tal forma que ante algunos señalamientos en su contra envió cartas a la redacción de los diarios, en donde calificaba de mentirosos y tendenciosos a sus críticos, pero nunca surtieron efectos. Los lectores sabían cuál era la verdad.
Por otro lado, Luis Efrén Ríos en su artículo muestra que en su costal solo hay periodistas mentirosos o delincuentes, tan es así que a la libertad de expresión la califica como la libertar de mentir, lo cual no es extraño, a los funcionarios como al Magistrado Ríos Vega solo le gustan los periodistas boletineros y los que se dedican por unos pesos a lanzarle incienso a los funcionarios públicos.
El Magistrado Luis Efrén Ríos, luego de quejarse de las mentiras que dijeron en su contra los periodistas, señala que eso es “Normal. La envidia es difícil de superar”. De veras cree que los múltiples señalamientos que se le han hecho en sus 25 años de vida profesional, obedecen a la envidia, y no a sus acciones incorrectas, mercenarias o abusivas. Allá él.
Por último, yo me deslindo de esas prácticas envidiosas, a mí no me causa envidia el Magistrado por muy favorito que sea. Pero estoy de acuerdo con la frase con que termina su artículo Luis Efrén Ríos Vega: “La justicia tarda. Pero llega al final”. Alea Jacta Est.