Luis Fernando Hernández González.
El efecto contestatario de grupos y organizaciones de la vida política de la sociedad, no le han generado ningún deterioro a los comportamientos obcecados del presidente Andrés Manuel López Obrador, al asumir un lenguaje clientelar y populista que hasta ahora le ha brindado buenos resultados propagandísticos al asumirse defensor de las pobres, de los débiles, de los que nada tienen, cuyos resultados de gobierno además de raquíticos son malos.
Más es importante puntualizar que esa quimera existencial para él está a punto de terminar, con el fenómeno multiplicador de necesidad y pobreza que provoca la inflación, al generar sus efectos en la gente de menos recursos y salarios limitados, es decir las personas de escasos recursos y pobreza
Como bien lo debemos de saber, la inflación es un fenómeno que se observa en la economía de un país y está relacionado con el aumento desordenado de los precios de la mayor parte de los bienes y servicios que se comercian en sus mercados, por un periodo de tiempo prolongado, ocasionando sus efectos que deterioran encadenados otros factores sociales gubernamentales, políticos y familiares.
Como bien lo entendemos, tales situaciones provocan efectos nada recomendables para la armonía social, el gobierno y sus dependencias, responsables de dar respuestas y contención a este grave efecto económico que perjudica la bolsa de las familias de ingresos económicos, al provocarles una limitación en sus dineros del hogar.
Es esta la razón para precisar que este fenómeno y su inmediatez es necesario limitarlo y contenerlo, en base a disposiciones y estrategias gubernamentales tanto por el Banco de México, la secretaría de Hacienda y la secretaría de Economía, para mediante análisis y ejecuciones, evitar sus efectos en las familias de menos recursos, pues cuando hay una escalada de precios, su capacidad de compra de la canasta básica y adquisición de servicios se ve severamente impactada.
Hoy vivimos en México una economía que muestra rasgos severos de realización, para dar respuesta a unas necesidades sociales, que están en el umbral de los requerimientos de estas ya presentes generaciones de la población, así lo vemos lo mexicanos en sus distintos estados, municipios y regiones del país, en donde los efectos de la presente situación económica muestran sus signos inflacionarios que deterioran la ansiada reactivación económica después de la grave pandemia, al no existir una clara respuesta gubernamental.
Mostrando una fallida implementación de medidas administrativas y gubernamentales que den respuesta de previsión por el actual gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador, que no da pie a lo que acontece dentro de la sociedad y señalar que todo está bien y la nación marcha en armonía; obcecado en sus persistentes señalamientos generadores de confrontación y prejuicio, cuando al señala y denostar a aquellos grupos y organizaciones tanto gremiales como productivas, en su configuración mental, que al decir del propio López Obrador, representan un antagonismo a sus propósitos sociales y políticos, olvidando por completo que son factores también de estabilidad en el ámbito económico, social, político y de gobernabilidad.
Cuando hablamos de este fenómeno en la sociedad, no solo se abre el tema del análisis y la discusión, al ser la inflación una cuestión económica que involucra por igual a todos, es decir a los que tienen y a los que no tienen, aunque a veces los términos técnicos no hagan comprender realmente lo que significa, más sí lo referente a la implicación personal de vida y familia, muchas de las veces su percepción está en la limitación del consumo y los artículos insuficientes sobre la mesa en el hogar .
Cabe recordar que los efectos inmediatos de este fenómeno de medición, los ciudadanos lo percibimos de manera clara y rápida, y no es otra cosa que la variación de precios que de forma por demás dinámica son inestables de un día otro o de una semana a la siguiente de igual forma al ser inconstantes, razón por lo cual el estudio de precios al consumidor es la mejor muestra de apreciar este fenómeno que limita el poder adquisitivo de los consumidores, y sus efectos de liquidez en términos monetarios.
Ya que la inflación, conforme a la teoría económica, es provocada por el desequilibrio existente entre la producción y la demanda, causa una subida continuada de los precios de la mayor parte de los productos y servicios, y una pérdida del valor del dinero para poder adquirirlos o hacer uso de ellos de manera habitual.
Recordemos ahora que la inflación es un fenómeno que se observa en la economía de un país y su sociedad, al estar relacionado con el aumento desordenado de los precios de la mayor parte de los bienes y servicios que se comercian en sus mercados, por un periodo de tiempo prolongado
Recordemos aquí y ahora que, en la primera quincena de febrero de 2022, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) presentó una variación de 0.42% respecto a la quincena anterior. Con este resultado, la inflación general anual se ubicó en 7.22%. En la misma quincena de 2021, la inflación quincenal fue de 0.23% y la anual de 3.84%.
Seguramente ya usted puede constatar sus efectos al elevarse los artículos de la canasta básica de su consumo personal y familiar, cómo se incrementan los víveres, las gasolinas, el gas doméstico, la electricidad.
Solo dejo por último este breve párrafo para su reflexión y análisis:
“La retórica gubernamental ha repetido una y otra vez que a partir del 2018 se ha incrementado sustantivamente el número de hogares que reciben recursos de alguno o varios programas gubernamentales. Sin embargo, hasta ahora no se ha podido comprobar dicha afirmación, y esto es fundamentalmente porque el padrón de beneficiarios, mal llamado “Censo del Bienestar”, carece de toda seriedad metodológica y adolece de mecanismos para evitar traslapes y duplicidades de registros, sólo por mencionar dos de los defectos más graves”