México carece de fertilizantes

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  • Estamos a escasos días de iniciar el ciclo primavera-verano 2022.
  • El futuro que espera a los productores agrícolas mexicanos, es más pobreza.
  • El gobierno federal prefiere no tocar el tema, en espera de que Rusia, principal exportador de nitrogenados, acuerde la paz con Ucrania.

Pascacio Taboada Cortina.

Los productores mexicanos de granos básicos (maíz, frijol, arroz y trigo), frutales, hortalizas, legumbres, forrajes y otros, como caña de azúcar y algodón, enfrentan fuertes problemas en sus cultivos, en vísperas de iniciar el ciclo productivo de primavera-verano 2022, por la falta de fertilizantes químicos, fundamentalmente por la invasión de Rusia a Ucrania, en el entendido de que el primero de estos países surte de agroquímicos a muchos países del mundo, entre ellos México.

Desde hace muchos años, Rusia se convirtió en uno de los mayores exportadores de fertilizantes nitrogenados a precios competitivos, mientras que México ha tenido demasiados problemas con la industria del petróleo, a partir de la cual se producen los fertilizantes, en particular los comúnmente conocidos como urea, Sulfato de amonio, y con contenido de Fósforo y Potasio. El promedio de uso de estos agroquímicos en México, es cercano a 5 millones de toneladas anuales, por lo que existe una demanda que va más allá de la actual disponibilidad.

En los últimos tres años, se da una tendencia alcista de los precios de todos los fertilizantes. Subieron casi al doble en 2021, respecto del año anterior. El valor de las importaciones de urea y abonos con nitrógeno, fosfato y potasio, que son los que en mayor medida importa México de Rusia, registran aumentos del 42 por ciento y 65 por ciento respectivamente, de acuerdo con cifras del Banco de México.

De acuerdo con agencias informativas extranjeras, en Estados Unidos, la tonelada de urea del 7 al 11 de febrero pasado, promedió 905 dólares. Esto significa prácticamente un incremento del 100 por ciento comparado con la semana del 8 al 12 de febrero de un año atrás; mientras que la de amoniaco promedió un máximo histórico de 1,487 dólares, equivalente a un precio 183 por ciento más elevado que 12 meses atrás.

Las expectativas sobre el comportamiento de los precios internacionales de los fertilizantes, depende en gran medida de la actitud de Rusia. Por lo pronto, este año se espera que los precios continúen al alza. Hay que reconocer que los precios altos son nocivos para la economía de los productores mexicanos, sobre todo para los que presentan condiciones de vulnerabilidad. Esto obligaría a reducir las áreas de siembra.

Los fertilizantes son básicos para el sector agropecuario mexicano. Si se encarecen, este efecto se refleja en la producción agrícola y pecuaria, de manera que hablaríamos del encarecimiento de los alimentos, los cuales ya cargan el alza de precios de los demás insumos.

Por el lado de la política, es de señalar que el gobierno de México se negó a imponer sanciones económicas a Rusia por invadir a Ucrania, a diferencia de sus principales socios comerciales, como son, principalmente, Estados Unidos y Canadá. Al respecto, el presidente López Obrador justificó su decisión en aras de “mantener buenas relaciones con todos los gobiernos del mundo”. De preferencia, no toca el tema de los fertilizantes y los efectos nocivos en las cosechas nacionales.

El pasado 7 de marzo del presente año, en conferencia mañanera, el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos Arámbula, dio a conocer la estrategia de entrega de fertilizantes para la “seguridad alimentaria”. Con más optimismo que realidad, anunció la distribución de 352 mil toneladas de fertilizantes, de producción nacional, de manera gratuita, con una cobertura de un millón 200 mil hectáreas, y la atención de 700 mil agricultores de pequeña escala”.

Estos ofrecimientos del gobierno federal, pudieran considerarse muy optimistas, frente a una demanda real de casi 5 millones de toneladas de fertilizantes de diversas formulaciones, a fin de atender una superficie cercana a 20 millones de hectáreas, entre riego y temporal, que demandan aproximadamente 7 millones de productores de todos los cultivos comerciales, de las 32 entidades federativas del país.