Mis sexenios (71). La privatización del Simas

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José Guadalupe Robledo Guerrero.

          La idea de privatizar al Simas-Saltillo tenía años de haber surgido por la intención de los López del Bosque de apoderarse del agua saltillense, para convertirla en un redituable negocio privado. Fue en el gobierno de Montemayor cuando se hicieron estudios que determinaron la privatización que se haría realidad en la administración de Enrique Martínez.

         Según se dijo, el plan para privatizar el Simas fue propuesto por Fidagua (Fideicomiso del Agua), dirigido por Mario Eulalio Gutiérrez y José María Fraustro, dependencia cara, más por las comilonas y borracheras de sus directivos y por la corrupción, que por los proyectos realizados. A pocos meses de su creación, Fidagua contabilizaba un gasto de más de 20 millones de pesos, pues a sus directivos les gustaba la buena vida pagada con el erario y el saqueo de los recursos.

          Mucho se especuló que Enrique Martínez recibió la orden del presidente Fox de privilegiar a la empresa española Aguas de Barcelona con la privatización. Por tal razón, meses antes de terminar su segundo año, Óscar Pimentel inició la privatización, y en agosto de 2001 el sumiso cabildo saltillense la aprobó.

          En octubre del mismo año se firmó el acuerdo de venderle a Aguas de Saltillo (filial de Aguas de Barcelona) el 49 por ciento del Simas por 81.9 millones de pesos que -según los conocedores- representaba menos del 50 por ciento de su valor real.

          Esta privatización vino a aliviar la penosa situación económica del municipio de Saltillo que no tenía dinero ni obra, con graves conflictos internos y externos, y sin haber cumplido su promesa de campaña de “agua para todos”. Para esa fecha los saltillenses sufrían el desabasto del preciado líquido.

          Sin embargo, hay que señalar que dos años antes de la privatización, el Estado y el municipio invirtieron en Simas 100 millones de pesos, y por esos años Conagua también destinó recursos para su infraestructura.

Óscar Pimentel

Se rumoraba que los problemas financieros del alcalde saltillense se debían a los torpes manejos del presupuesto municipal, pero los cortesanos pimentelistas aseguraban discretamente, que Pimentel no tenía dinero, porque lo estaba gastando en el Distribuidor vial del bulevar Venustiano Carranza y Nazario Ortiz Garza. Obra en la que el gobierno estatal nada aportaba, pero se llevaba el mérito de su construcción.

Pero, Pimentel ya tenía la solución al problema del desabasto de agua y a la falta de dinero; con la orden y anuencia de Enrique Martínez privatizó al Simas saltillense. La privatización se hizo con mucha discreción, en las recámaras del poder estatal y municipal, sin tomar en cuenta a los ciudadanos que son los verdaderos propietarios del agua y su sistema, y sin trasparencia alguna, lo que hizo suponer que hubo componendas y moches.

Esto provocó especulaciones, se dijo que a Pimentel y a su familia, la empresa Aguas de Barcelona les había pagado un viaje a cuerpo de rey por algunos países europeos. Se insistió también que le habían regalado un hermoso piso (departamento) en España, unos aseguraban que en Madrid, otros que en Barcelona.

De todos modos, en el municipio saltillense se cuidaron de buscar pretextos para justificar la privatización, argumentando que no tenían capacidad para cobrar el agua a los consumidores, y tampoco había dinero para reparar la red de distribución, que por su deterioro se desperdiciaba el 40 por ciento del vital líquido.

Las autoridades estatales y municipales hicieron creer que el Simas era inoperante, por eso meses antes de la privatización le escamotearon el agua a los saltillenses con constantes cortes en el suministro.

Lo cierto es que este tipo de concesiones se prestan a la corrupción, como sucedió en Quintana Roo, donde el exgobernador Mario Villanueva confesó que en la privatización del sistema de agua de aquel estado, había recibido -de la empresa beneficiada- una “gratificación” millonaria, y lo dijo para tratar de justificar su enorme riqueza, luego de que fue acusado de haber protegido al narcotráfico cuando fue gobernador.

Pese a ello, en su Segundo Informe de Gobierno, Enrique Martínez nada dijo sobre la privatización del Simas-Saltillo que tantas críticas había ocasionado. A EMM, al igual que a todos los gobernadores, poco le importaban las denuncias que se hacían en contra de los corruptos de su sexenio. Martínez ya estaba instalado en la burbuja gubernamental.

A la mitad de sexenio enriquista

          Por ese tiempo ya se hablaba de los viajes de placer a Cuba del Rector de la UAdeC, José María Fraustro Siller y su séquito de cortesanos y bufones, acompañando al gobernador Martínez. Nadie supo el motivo de los viajes a Cuba de este selecto grupo de coahuilenses. Según testigos de estos placenteros viajes, el tesorero de la UAdeC, Jesús Ochoa Galindo, era quien llevaba un maletín lleno de dólares, no sólo para cubrir los gastos y caprichos de los invitados, sino también para sobornar a los reporteros que eran corresponsales en La Habana de los principales diarios mexicanos, “para que no los balconearan”.

A 18 meses de su llegada a Saltillo, el obispo Raúl Vera López ya era calificado como protagónico, poco reflexivo en sus opiniones, desconocedor de los temas sobre los que opinaba, además de ignorante, sumamente oportunista y simplista. No había diferencia entre las declaraciones de la Canaco y las de Raúl Vera.

En cierta ocasión, Raúl Vera opinó sobre un asunto laboral, y no fue tan lejos para que el delegado de la Secretaría del Trabajo le respondiera, aconsejándole que no opinara sobre lo que desconocía, pero el obispo nunca entendió, y siguió dando rienda suelta a su lengua sobre todo lo que se le ocurría, al fin y al cabo, a un dignatario de la iglesia católica no se le discute.

José María Fraustro Siller

De lo único que Raúl Vera no opinaba era de los curas pederastas, pues él igual que todas las autoridades eclesiásticas son protectores de esos pervertidos. Desde su llegada a Saltillo, Raúl Vera se convirtió en un militante defensor de los homosexuales y lesbianas, pero también en protector de los pederastas, en cuya iglesia proliferan.

En otra ocasión, Vera López denunció que era víctima de espionaje, dando como evidencia la foto de un vehículo estacionado frente a su residencia. Vera no sufría de paranoia, sino de un exagerado y ramplón protagonismo. Le encantaban los reflectores, desde que lo mandaron a Chiapas a espiar al obispo Samuel Ruiz. Allí nació Raúl Vera para los medios de comunicación que recogen sus ocurrencias.

A un año de arribar a la Presidencia de la República, Vicente Fox y su “pareja presidencial” Martha Sahagún ya habían enseñado el cobre. Se mostraban como eran: frívolos, ignorantes, demagogos, incapaces y corruptos. No sabían qué hacer con el poder, y se dedicaron a hacer negocios y a pasear por el mundo, viajes que tuvieron cuatro objetivos fundamentales: subastar a México al mejor postor; mostrar al mundo un México próspero que no existía, foxilandia; halagar y mostrar sumisión ante los Estados Unidos y hacer el ridículo frente al mundo.

La UAdeC estrenaba nuevo Rector, Jesús Ochoa Galindo, quien se desempeñó como tesorero universitario cuando José María Fraustro Siller era el Rector. Con Ochoa las opiniones derechistas aparecieron en la Universidad.

La directora de Planeación de la UAdeC, María del Carmen Ruiz Esparza, disfrazada de analista e ideóloga universitaria, delató en una entrevista lo que sus titiriteros querían: modificar el Estatuto Universitario, y dijo “El gran número de personas que integran el Consejo Universitario lo hace inoperante”, y después de calificar esto como “la falla principal”, planteó la posibilidad de reducir el número de consejeros con una reforma al Estatuto Universitario.

El argumento principal de los enemigos de la participación estudiantil insistía que en el Consejo Universitario había estudiantes de reciente ingreso en las preparatorias de la UAdeC, que no conocían los problemas universitarios. Se les olvidaba que a los 18 años, en México, se puede elegir al presidente, al gobernador, al alcalde, a los legisladores, pero según María del Carmen Ruiz eran incapaces de elegir a su Rector.

No conforme con sus pueriles argumentos, María del Carmen pontificó: “Se requiere de la incorporación de los organismos de la sociedad civil (las ONG’s por supuesto), para que participen y formen parte de las decisiones universitarias”. La visión de María del Carmen Ruiz no sería descabellada en la UANE, pues ella trabajó en esa universidad privada.

Al mismo tiempo, Javier Guerrero García renunciaba a la Secretaría de Finanzas para irse a competir por el CEN del PRI al lado de Beatriz Paredes Rangel que pretendía ser la presidenta del PRI nacional en contra de Roberto Madrazo Pintado y Elba Esther Gordillo. Mucho se especuló que Guerrero fue mandado por Enrique Martínez a hacerle el juego a Beatriz Paredes, y los que lo convencieron para que participara fueron sus amigos zedillistas, entre ellos Mario Luis Fuentes y Jaime Martínez Veloz.

          La competencia por la Presidencia y la Secretaría General del CEN del PRI se definió con el voto de los priistas, dándole el triunfo a Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo. Los protagonistas de esta elección, fueron los gobernadores, cada uno dio línea para que votaran por sus candidatos.

         El 4 de marzo de 2002 tomaban posesión del CEN del PRI Roberto Madrazo Pintado como presidente y Elba Esther Gordillo Morales como secretaria general. Tiempo después ambos se enfrentarían.

         En enero de 2002, ya había aparecido la preocupación en Coahuila por el crimen organizado, debido a que en Monterrey comenzaron los ajusticiamientos. Por ese entonces, el periodista y escritor Rafael Loret de Mola publicó su libro “Los cómplices”, en donde señala que Piedras Negras era uno de los puntos de mayor importancia en México en la ruta de las drogas que dominan los narcotraficantes.

(Continuará).

La Muerte de Evaristo Pérez Arreola.