José Guadalupe Robledo Guerrero.
El pasado 10 de abril finalmente se realizó la consulta de la revocación de mandato, y aunque tuvo muy pobres resultados, las partes en conflicto, AMLO e INE, se apresuraron a declarar que fue todo un éxito, a pesar del deleznable escenario en que se desarrolló la votación: múltiples violaciones a las leyes por funcionarios, acarreo masivo, amenazas de perder las dádivas de los programas sociales si no se votaba, unos cuantos impedimentos a la instalación de casillas y el uso de los recursos públicos para promocionar el evento por parte de las autoridades y para llevar a cabo lo antes descrito.
De todo esto, tirios y troyanos ya han manifestado sus críticas, inconformidades y análisis, para qué decir más. Lo más importante es que la consulta a la que se empecinó el presidente López Obrador logró lo que se esperaba: “medirle el agua a los camotes” y visualizar las debilidades y fortalezas para la elección de 2024.
Sin embargo, para Coahuila, la pasada consulta representó algo más que se puede sintetizar en que la revocación de mandato fue el inicio, para algunos adelantado, del proceso de la sucesión gubernamental en Coahuila, debido principalmente a la aparición en el escenario estatal del virtual candidato de Morena al gobierno del estado: Ricardo Mejía Berdeja, al que hasta ahora nadie le escatima sus posibilidades.
Antes del pasado 10 de abril, solo se escuchaba extraoficialmente el nombre del candidato del PRI, Manolo Jiménez Salinas, y de la posibilidad casi segura de que Jericó Abramo Masso renunciaría al priismo coahuilense, para emigrar a Morena o a otro partido, de tal forma que pueda conseguir su aspiración de contender por la gubernatura de Coahuila. Hasta hoy se dice, también extraoficialmente, que Jericó ya decidió irse por Movimiento Ciudadano. Pero eso es solo un rumor sin mayor sustento, aunque “cuando el río suena, agua lleva”, más si consideramos que se rumora que Jericó no votará en favor de la reforma eléctrica de AMLO, y Movimiento Ciudadano está en esa misma posición.
Mejía Berdeja, el subsecretario de Seguridad Pública de la federación, decidió venir a Coahuila a promocionar la consulta, en donde se vio arropado por el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández y el comandante de la Guardia Nacional, General Luis Rodríguez Bucio, cuya presencia fue ampliamente criticada, pero nada pasó. Al parecer, hasta ahora, las partes en conflicto decidieron darle vuelta a la página.
En Coahuila, Ricardo Mejía logró dos cosas que nadie creía posible: unificar a las tribus de Morena y asumir el liderazgo único de los morenistas en el estado. Esto dio como resultado una votación que nadie esperaba: 325 mil votos, que representa un considerable volumen de sufragios que indican que la elección de 2023, para elegir al próximo gobernador, será muy disputada en las urnas entre el PRI y Morena, con resultados impredecibles. Razón por la cual, ambos partidos se aprestan para enfrentar la situación y tratar de ganar la contienda.
A la convocatoria de Ricardo Mejía, solo uno de los múltiples mencionados como precandidatos de Morena ignoró la invitación y no asistió, el delegado federal Reyes Flores Hurtado, el resto de los aspirantes estuvieron presentes echando porras, lanzando vivas y actuando para que los vieran. Hasta los impresentables de Noé Garza Flores, Carlos Villarreal y Jorge Luis Morán se hicieron presentes en los eventos promocionales de la consulta, en primera fila o al lado de Mejía Berdeja. El oportunismo en su máxima expresión.
Después del 10 de abril, solo uno de los aspirantes de Morena, Luis Fernando Salazar Fernández, dio muestras de que quiere seguir en la pelea por la candidatura al gobierno de Coahuila, pues en la semana que acaba de terminar realizó una encuesta radiofónica, para saber cuántos lo conocen y que piensan de él y sus aspiraciones gubernamentales.
Durante sus declaraciones en entrevistas, Mejía Berdeja revivió temas estatales que parecían olvidadas en la memoria de teflón de los coahuilenses: la impagable deuda del estado que nos heredó el gobierno de Humberto Moreira, la corrupción, el saqueo de las arcas estatales y otros temas similares que habrán de incomodar y poner alertas a los que se enriquecieron impunemente en el poder.
De todos modos, esto no impide que se vea a Ricardo Mejía Berdeja como el de mayores posibilidades para ser el candidato de Morena al gobierno del estado en 2023, y aunque hace meses no lo veían en el escenario de la sucesión coahuilense, hoy todos quieren sentirse cerca del funcionario federal que regresó a trabajar a su estado, para conseguir su aspiración.
Política aldeana
El pasado viernes santo, en su cuenta de twitter, el presidente López Obrador expresó su admiración sobre Federico Engels y Carlos Marx, quien “descubrió la ley del desarrollo de la historia humana, el hecho tan sencillo pero oculto bajo la maleza ideológica de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte o religión”.
También López Obrador dijo: “Estoy de acuerdo en la genialidad de estos dos grandes científicos, pero es también apasionante y bella la vida y la obra de Jesús, sobre todo por su sincero amor a los pobres y su actuación consecuente sobre la no violencia”.
Allí les dejo los nuevos pensamientos del presidente de la República, para su reflexión política y religiosa.
Preguntas huérfanas
¿De dónde sacó AMLO su marxismo?
¿Querrá llevar a México al socialismo con su Cuarta Transformación o solo es un decir para asustar con el petate del muerto?
¿Sabrá López Obrador que con los expriistas, expanistas, experredistas que componen a Morena su idea del socialismo está fracasada desde ahora?
¿Qué mexicanos le pidieron a AMLO convertir a México al socialismo, porque esto no estaba incluido en sus promesas incumplidas de campaña?