José Guadalupe Robledo Guerrero.
El 21 de enero de 2002 murió Evaristo Pérez Arreola, a quien el gobierno de la república y los trabajadores universitarios del país tanto le deben. Evaristo fue el fundador y líder del Sindicato de Trabajadores y Empleados de la Universidad Nacional Autónoma de México (Steunam), sindicato pionero y columna vertebral que impulsó, apoyó y protegió al sindicalismo universitario que surgió a principios de los 70, agrupando a las corrientes ideológicas universitarias que sobrevivieron a la masacre del movimiento estudiantil de 1968.
Ese movimiento sindical universitario se extendió a lo largo y ancho de la nación, reivindicando las condiciones laborales y salariales de los trabajadores de las universidades públicas de México, determinando que la Ley Federal del Trabajo regularía las relaciones laborales en las instituciones de educación superior.
Con Evaristo, a principios de los 70, tuve la oportunidad de estar presente en la constitución de algunos sindicatos universitarios.
Alguna vez lo acompañé a una asamblea sindical en la UNAM, a su llegada los centenares de representantes sindicales allí reunidos querían linchar a Evaristo. Luego de una andanada de acusaciones en su contra que duró un par de horas, cuando terminaron de hablar los acusadores, Evaristo tomó el micrófono y comenzó a explicar lo que sus compañeros ignoraban. Al terminar fue sacado en hombros por los mismos que horas antes querían lincharlo.
En otra ocasión, cuando el sindicato de la UAdeC y de otras universidades estaban en huelga por mejores condiciones laborales y salariales, lo acompañé a la ciudad de México “para arreglar los asuntos de los compas”.
Mientras Evaristo sacaba la audiencia con el subsecretario de Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios, me dejó en casa de unos amigos alemanes que vivían en Coyoacán “para que no te quedes en un hotel, los revolucionarios no somos agentes viajeros”. Durante una semana disfruté las atenciones de Franz e Ingrid.
Llegó el día de la audiencia con Gutiérrez Barrios. Cuando entramos a la oficina del subsecretario de Gobernación, éste le dijo “Sé a lo que viene don Evaristo, usted dígame cómo quiere que se solucionen los problemas de sus compañeros y así será”.
Los trabajadores universitarios de Coahuila le deben mucho a Evaristo, pues invariablemente siempre apoyó sus luchas democráticas y reivindicativas. La última de las luchas que recibió el respaldo de Evaristo fue el Movimiento Pro Dignificación de la UAdeC en 1984.
Por esos días, Vicente Fox había retirado los subsidios a la energía eléctrica, lo que produjo una enorme irritación de los ciudadanos. Para ayudarle a Fox, el protagónico obispo de Saltillo, Raúl Vera López, mandó un mensaje a sus ovejas cautivas “La feligresía debe guardar la calma, evitar el desorden y la violencia ante el retiro de los subsidios a la energía eléctrica”, y para justificar el aumento a las tarifas eléctricas, el mentiroso y simulador obispo señaló “(El aumento) es el efecto de una globalización que exige controles a los países pobres”.
El escandaloso divorcio de José López Portillo
Por aquel entonces el expresidente José López Portillo (JLP) comenzaba un escándalo que apenó a los mexicanos. Para justificar su escandaloso divorcio, López Portillo dio a conocer que su esposa, la vedette y actriz de películas de ficheras, Sasha Montenegro, lo golpeaba y lo insultaba verbalmente.
Buscando la conmiseración y la lástima de los mexicanos, el expresidente López Portillo, que se creía la reencarnación de Quetzalcóatl, señaló que a sus 81 años de edad, la poco comprensiva de su esposa Sasha Montenegro, además de catalogarlo como traidor, pendejo e hijo de la chingada, reiteradamente le decía que era “poco hombre”. Qué lástima que Óscar Flores Tapia ya había muerto, porque estas confesiones de JLP le hubieran causado un enorme regocijo.
Para salvar un poco su maltrecha dignidad, López Portillo señaló que los maltratos que sufrió de parte de su esposa Sasha, comenzaron después de que él sufriera una embolia cerebral en marzo de 1995, es decir que JLP tenía 7 años sufriendo las torturas físicas y psicológicas de que lo hacía objeto Sasha Montenegro.
El pobre de López Portillo abundó en más detalles de su viacrucis marital, y acusó a su esposa de haber empezado las agresiones en su contra, porque se opuso a la demanda penal que Sasha interpuso en contra de sus hijos por sustraer de su casa 163 libros que les había regalado.
Según López Portillo, su esposa “me insultaba y golpeaba en la espalda con el puño cerrado, sin importarle mi convalecencia”, incluso Sasha le reprochaba: “Me has cagado la vida, no sé porque no te moriste”. JLP confesó que luego de su operación a corazón abierto, estos insultos y agresiones se hicieron más crueles y cotidianos.
José López Portillo se quejó de esto y mucho más, pero Sasha Montenegro no se quedó callada, y declaró que ella no era una loca, que nunca había pensado en asesinar a sus hijos ni suicidarse como lo afirmaba JLP.
Sasha hizo responsable a su esposo si aparecían muerta ella o alguno de sus familiares, y de paso delató que a un hijo no reconocido de Juan Ramón (hijo del expresidente) lo “suicidaron”.
Pero este caso tuvo otros motivos del divorcio, pues en sus declaraciones el indigno expresidente confesó que su esposa Sasha le insistía que le compartiera del “guardadito” que había hecho como presidente, pero López Portillo aseguró que no existía tal ahorro, pues él había sido un mandatario extraordinariamente honesto, patriota e íntegro a carta cabal. Pero Sasha no le creyó. Tampoco los mexicanos.
Finalmente, cuando el escándalo dejó de comentarse, López Portillo volvió con sus hijos, pero con todo lo que se dijo, JLP demostró que además de haber sido un pésimo presidente, también era muy poco hombre, según lo declaró doña Sasha Montenegro, a quien seguramente le constaba su contundente afirmación.
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La competencia por la Presidencia y la Secretaría General del CEN del PRI se definiría con el voto de los priistas, en la votación nacional ganaron Madrazo y Gordillo. Los protagonistas de esta elección interna del PRI, fueron los gobernadores de los estados, cada uno dio línea para que los domesticados priistas votaran por los candidatos del gobernador en turno.
El 4 de marzo de 2002 tomaban posesión del CEN del PRI Roberto Madrazo Pintado como presidente y Elba Esther Gordillo Morales como secretaria general.
Por ese entonces entrevisté a Lorenzo Burciaga Saucedo, para que hablara de su partido, el PAN.
En la entrevista Lorenzo Burciaga acusó a José Manuel Garza Ortiz de Montellano de haber desfalcado 10 millones de pesos de la Presidencia Municipal de Saltillo cuando fue tesorero en la “administración” de Rosendo Villarreal. Pero no sólo eso se robó el tesorero rosendista, también se dijo que le había robado los afectos sentimentales de una dama a su jefe, el Presidente Municipal.
Lorenzo Burciaga aseguró que la militancia panista “No tenía por qué cargar culpas de cabrones sinvergüenzas”, y advirtió “Rosendo Villarreal es desconfiable en cualquier institución, pública o privada. En su campaña para Presidente Municipal, los obreros del Grupo Industrial de Saltillo que lo tuvieron como jefe me decían “Lorenzo cómo quieres que votemos por ese sátrapa de Rosendo Villarreal, si nos trataba con la punta del pie”.
Para Lorenzo Burciaga: “El valor supremo es el respeto a la dignidad humana, porque si no hay esto, no hay ningún otro valor”.
¿Fue distinto de Manuel López Villarreal?, pregunté. Su respuesta fue “No, no, Manuel no dejó de imprimirle el sello de los López del Bosque a todas sus acciones. Dicen que hacen el bien para exaltarse ellos mismos”.
La pederastia en tiempos de Juan Pablo II
En ese tiempo se dio a conocer que el papa Juan Pablo II vendría a México con el fin de hacer santo al mítico Juan Diego, aquel indígena de quien no hay evidencias históricas de que existió. El obispo Juan de Zumárraga no lo menciona en sus escritos, a pesar de haber sido a él a quien supuestamente Juan Diego le comunicó la aparición de la virgen y le entregó el ayate con su estampa.
Por ese entonces, el diario Boston Globe hizo público el enésimo escándalo de pederastia en la iglesia católica, sobre el caso de 80 curas pederastas que habían abusado de cientos de niños que estaban bajo su tutela. A ese tema, el crítico Lorenzo Burciaga respondió muy cauteloso “Hay mucho relajamiento en sacerdotes y religiosas”, pero no se indignó y demostró ser un crítico político y un católico acrítico.
El vocero de la diócesis de Boston, el cardenal Bernard Law dijo desconocer el número de víctimas, pero los investigadores estimaron que los curas abusaron sexualmente cuando menos de 200 niños, y aseguraron que los cardenales norteamericanos estuvieron al tanto de esta situación.
Tan es así, que a algunos de los curas pedófilos los cambiaron de parroquias, y en otros casos, la Arquidiócesis de Boston pagó por el silencio de las víctimas. En todo el mundo los curas pederasta y pedófilos hacen de las suyas.
Otro caso reciente había sucedido en Polonia, tierra natal de Juan Pablo II, en donde el rotativo “Rzeczpospolita” denunció al arzobispo de Poznan, Juliusz Paetz, “quien abusó sexualmente de estudiantes de Teología y religiosos de su obispado”. Igual que en Boston “los ataques sexuales son conocidos por la jerarquía sacerdotal desde hace dos años”.
Un caso más sucedió por esos días, el cura John J. Geoghan fue acusado de abusar de 130 niños. Pero no son los únicos, existen miles de casos de pederastia, pedofilia y sodomía en la iglesia católica desde que ésta se entronizó como iglesia imperial de Roma en la época de Constantino.
En México el cinismo y la prepotencia de la jerarquía católica dejó constancia, cuando dos obispos señalaron que “los trapos sucios se lavan en casa”, advirtiendo que no entregarían a la justicia civil a los curas pederastas y pedófilos, “porque era como si un padre entregara a sus hijos”.
Era la época del papa Juan Pablo II, protector de los pervertidos. A Marcial Maciel lo protegió cuando un grupo de profesionistas denunciaron que los habían violado de niños. Juan Pablo II, lejos de castigar a Maciel lo nombró su representante personal ante la Conferencia Episcopal que se realizó en América del Sur en los tiempos que estalló el escándalo de la pederastia de los Legionarios de Cristo.
Pero no fue Maciel el único jerarca católico que Juan Pablo II protegió. Luego del gran escándalo de la Diócesis de Boston, ratificó en su cargo al Cardenal Bernard Law, principal responsable de cientos de casos de pederastia que se denunciaron en Estados Unidos.
Hasta el hablantín e inmoral Cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez, en aras de defender a sus iguales, a sus compañeros de preferencias sexuales, cínicamente dijo que “se debe comprender y perdonar a los curas pedófilos y pederastas, puesto que el hombre es débil y está expuesto a fallar”. ¡Qué poca madre!
En Saltillo, Fernando Nieto, vocero de la diócesis de Saltillo, aseguró que se denunciaría ante las autoridades al sacerdote que cometiera abuso sexual contra menores, y prometió que se combatiría la pedofilia y pederastia en la iglesia católica. Días antes había dicho lo mismo el Cardenal Norberto Rivera Carrera, pero nada ha sucedido. Los curas católicos siguen violando niños….
(Continuará).
“Comes y te vas”.