Vivimos un mundo donde prevalecen las mentiras

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Jesús M. Moreno Mejía.

“Nada es verdad ni mentira,
todo es según el color del
cristal con que se mira.”
Ramón de Campoamor.

            La mentira siempre ha existido en la vida del hombre, pero hoy parece ser que fuera una obligación recurrir a ella para todo, pero en especial para provecho propio o de algún grupo social, incluyendo al círculo más noble (o que debería serlo): la familia, y no se diga en el de la política (que de noble no tiene nada).

En religión la mentira está presente desde los inicios de la humanidad (con la famosa manzana prohibida, la que al ser apurada por Adán y Eva y ser cuestionados el por qué la comieron, fue justo cuando empezaron las mentiras, según lo consigna la Biblia).

No tratamos de catequizar con ese ejemplo, simplemente lo tomamos como un referente histórico, que igual podríamos haberlo hecho con el homo sapiens o cualquier otro grupo prehistórico, pero sin tener una prueba documental de su comportamiento, salvo el habernos enterado por vestigios antropológicos de lo que comían o cómo sobrevivían en comunidad.

Sin embargo, en el mundo globalizado de nuestro siglo XXI, la mentira pareciera ser una necesidad ingente para todo, no se diga en aquellos que recurren de manera constante a las redes sociales, recibiendo y reenviando mensajes que aparecen como si fueran verdades absolutas, pues muy pocos investigan su procedencia, o sea comprobar la fuente de la que proviene y si es de confiar.

Acabo de leer un mensaje que me movió a escribir sobre el tema, y que a la letra dice: “Inteligente es quien sólo cree la mitad de lo que oye (o lee). Brillante es aquel que sabe qué mitad creer”. No cita quien es el autor de esa reflexión, pero obvio es un libre pensador o un filósofo.

Porque sin profundizar en la materia, es común recibir mensajes que afirman tal o cual cosa de interés, que una gran mayoría “creen como si fuera la Biblia”, y al final se aclara que fue un “fake news” (en español, una vil mentira). En informática existe incluso una designación para el manejo de las mentiras a favor o en contra de tal o cual facción en juego, los “bots” (*).

            Pero también se manejan las mentiras “a la inversa”, como ocurriera  recientemente en el estadio de futbol “La Corregidora”, en Querétaro, en un desigual encuentro entre las “barras” del equipo local y la del equipo Atlas, captado mediante videos por varios aficionados con sus celulares, mismos que de inmediato subieron a redes sociales y que obviamente fueron vistos dentro y fuera del país, observándose a “inchas” atlantistas que eran golpeados brutalmente hasta quedar inertes algunos de ellos, incluso en medio de un charco de sangre por los múltiples golpes contusos que les fueron propinados con objetos contundentes y a puntapiés, pero que según la información oficial de las autoridades (las que nunca aparecieron durante la reyerta), afirmaron categóricamente que ahí no hubo muertos ni heridos graves. Una absoluta mentira, o sea una negación descarada a una realidad más que evidente.

Se pueden manejar infinidad de casos en los que la mentira ha estado presente en uno u otro sentido, como es el reciente caso de la joven Debanhi Susana Escobar Bazaldúa, quien desaparecida durante 13 días antes de ser encontrada sin vida en el fondo de una cisterna, en el vecino estado de Nuevo León, cuyas autoridades judiciales incurrieron en una serie de errores en su trabajo de investigación, basando su intervención en una serie de mentiras, entre ellas el afirmar que fue la propia hoy occisa la que encontró la muerte por haber caído en el aljibe, sin haber dado explicación alguna del porqué no había sido descubierta en ese lugar donde ya habían estado anteriormente en su labor investigativa.

Definitivamente, hay mucha gente que incurre en la mentira intentando cubrir una deficiencia personal, o bien para sacar alguna ventaja individual o de grupo, según se trate el caso, sin considerar que la verdad saldrá en cualquier momento, más pronto de lo que imaginen.

Por otra parte, y a manera de corolario, hoy en día se incurre no sólo en la mentira, sino en otros negativismos, dada la baja calidad de principios y valores que tiene una gran cantidad de personas, pues dentro del Sistema Educativo Nacional no se incluyen hoy clases de civismo en el nivel educativo elemental, ni la materia de ética en el bachillerato (Preparatoria), amén de que en el seno familiar poco se habla de cultivar esos fundamentos.

Salvo su mejor opinión. ¡Hasta la próxima!

(*) Bot. Programa informático que se realiza mediante internet en tareas reiterativas, asignándole para ello un rol establecido, regularmente a base de mentiras, para responder a un estímulo.