José Guadalupe Robledo Guerrero.
Según el presidente López Obrador en su partido Morena ya no existe el “dedazo” ni el “tapado”, “porque no somos iguales”, aunque la realidad indique todo lo contrario, pero esto es explicable por dos razones: una, el PRI mantuvo la presidencia durante 71 años, por tal razón fue el maestro de toda la partidocracia -de antes y ahora-, y AMLO fue priista. Dos, esta actitud por demás antidemocrática para los militantes de los partidos se convirtió en una costumbre del poder, por aceptación y sometimiento de los agraviados.
Esto tiene relación con Coahuila, porque hace apenas 10 meses -en agosto de 2021- se difundió un documento interno de Morena, en donde se hacía un supuesto análisis de los aspirantes a la candidatura a gobernador del partido del presidente.
Dicho documento fue dividido en dos partes: una referente a los “liderazgos perniciosos” en donde descalificaban a Armando Guadiana Tijerina, Fernando Salazar Fernández, Javier Guerrero García, José Ángel Pérez Hernández, Francisco Borrego Adame, Claudio Bres Garza, Miroslava Sánchez, Hortensia Sánchez, Melba Farías Zambrano, Claudia Garza del Toro, Diego del Bosque Villarreal, Antonio Atolini Murra y Guadalupe Céspedes. En la segunda parte, titulada “Nuevos Valores”, que según esto eran los mejores prospectos, aparecían Reyes Flores Hurtado, Tania Vanessa Flores Guerra y Jonathan Avalos Rodríguez.
El documento en cuestión, cuyo autor según se dijo era Reyes Flores Hurtado, formaba parte de la lucha política que al interior de Morena se hacía con el fin de que los militantes y simpatizantes de ese partido conocieran a los buenos y malos que aspiraban a gobernar Coahuila, creyendo que ellos serían los que elegirían al candidato morenista para las elecciones de 2023, olvidándose de la costumbre del poder, de que es el presidente en turno es quien decide el candidato a gobernador de su partido.
Desafortunadamente, los ansiosos aspirantes aldeanos no tomaron en cuenta al subsecretario de Seguridad Pública federal, Ricardo Mejía Berdeja, porque también olvidaron una regla que el PRI les enseñó a los políticos: el electo por el presidente siempre es de los más cercanos colaboradores, y ninguno de los que hicieron el documento levantó su mirada hacía el gabinete presidencial, por tal razón no se percataron que había un coahuilense más cercano al poder que los que diseñaron el multicitado documento que halagaba las supuestas bondades de unos y criticaba los defectos de los otros.
Por otro lado, ninguno de los aspirantes que se aparecieron en dicho documento podía presumir que estaba en el ánimo presidencial, ni siquiera cerca de sus afectos o planes de gobierno, pues cuando comenzó el sexenio de AMLO, el que se decía cercano a López Obrador era Armando Guadiana, quien se apresuró a tomar partido por el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Ricardo Monreal Ávila, para la presidencia de la república, lo cual lo puso fuera de la mira presidencial.
Finalmente, el presidente López Obrador se decidió por Ricardo Mejía Berdeja para que fuera el candidato al gobierno de Coahuila por Morena, lo cual hasta ahora nadie lo pone en duda ni lo desmiente, pero hay quienes insisten en el pataleo y los berrinches, pensando en que esa decisión presidencial puede ser cambiada, qué poco conocen a AMLO, lo que indica que pese a sus antecedentes prianistas, nada aprendieron de las costumbres del poder o ingenuamente creyeron que estas reglas de selección habían cambiado con el advenimiento del lopezobradorismo.
Son tres “políticos” los que se resisten a aceptar “que golpe dado ni Dios lo quita”, e insisten en mostrar su inconformidad con la decisión presidencial, creyendo que pueden cambiar la situación. Reyes Flores Hurtado, Luis Fernando Salazar Fernández y Evaristo Lenin Pérez Rivera no quieren unirse a la cargada, unos dicen que quieren negociar, pero ya existen apuestas a que pronto estos tres “políticos” se sumarán a las aspiraciones de Ricardo Mejía Berdeja.
Política aldeana
Luego de que los gobernadores fronterizos, entre ellos Miguel Ángel Riquelme Solís, solucionaran las enormes filas de los transportes que llevan mercancías de México a Estados Unidos, que se originaron por una disposición del gobernador de Texas, Greg Abbott, el presidenciable y Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, sólo atinó a decir que los gobernadores mexicanos que habían hecho su chamba, fueron extorsionados por el texano. ¡Qué poca… sensibilidad!
Pregunta huérfana
¿Será verdad que el narcotraficante Benjamín Arellano Félix pedió a Estados Unidos su liberación antes de terminar su condena “por compasión y razones humanitarias”?