Mis sexenios (73). “Comes y te vas”

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José Guadalupe Robledo Guerrero.

          El 22 de abril de 2002, un mes después del “comes y te vas” de Fox, el presidente cubano Fidel Castro Ruz, denunció ante la opinión mundial el servilismo de Vicente Fox con el presidente de estadounidense George W. Bush.

La desavenencia entre Castro y Fox se produjo poco antes de iniciar la Cumbre Monterrey, convocada por la ONU del 18 al 22 de marzo, para debatir sobre el Desarrollo y su Financiamiento, con la participación de Jefes de Estado y de Gobierno, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial de Comercio.

         Antes de iniciar la Cumbre, Vicente Fox habló por teléfono con el presidente cubano, para pedirle que sólo viniera un día y se regresara a Cuba “para que no me compliques las cosas”, refiriéndose a que Bush no quería que Castro estuviera en México durante su estancia.

Vicente Fox Quesada y Fidel Castro

En un comunicado oficial, Fidel Castro dio a conocer el intervencionismo en contra de Cuba que el gobierno de Vicente Fox había realizado a través del Secretario de Relaciones Exteriores, Jorge G. Castañeda Gutman, quien semanas antes abrió las puertas de la embajada mexicana en Cuba a quienes quisiera asilo en México. El caso no tuvo mayores repercusiones por la intervención personal de Fidel Castro.

Fidel Castro también dio a conocer la grabación en donde quedó registrada la forma torpe de Fox, cuando presionó a Fidel Castro para que no estuviera en México más de un día. Aquel escándalo de política internacional lo conocimos como “Comes y te vas”, porque fue la propuesta de Fox a Castro.

Vicente Fox nunca entendió que su plática telefónica con Fidel Castro no se trataba de un caso personal, sino de un asunto de política exterior, en donde se dañaba la imagen de México, su Doctrina Estrada y el sitio histórico que ha ocupado México en la América de habla hispana.

En defensa de lo indefendible, los dirigentes del PAN calificaron de chantaje la respuesta del presidente cubano.

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          Por ese entonces, Jesús Ochoa Galindo, Rector de la UAdeC, se dio el lujo de tener a José Manuel Garza Ortiz de Montellano como Director de “comunicación social”, o al menos así se ostentaba con la anuencia de su mecenas Rector.

José Manuel había sido señalado por Lorenzo Burciaga, de ser el principal responsable de los millonarios desfalcos de la Tesorería Municipal de Saltillo durante el trienio de Rosendo Villarreal Dávila. El caso de José Manuel Garza llevaba años comentándose en los círculos políticos, pero se argumentaba que su permanencia en la UAdeC se debía a una imposición de Enrique Martínez.

El 26 de marzo, los exalcaldes Manuel López Villarreal y su tío Rosendo Villarreal Dávila, expulsaron del PAN a Gonzalo Rodríguez Gámez y a su hermano Carlos, por ser panistas críticos e incómodos para los empresarios disfrazados de políticos.

En el caso de Gonzalo, los motivos para que lo echaran del PAN fueron básicamente dos: Su atrevimiento de señalar al interior del PAN la falta de un proyecto popular, el alejamiento del pueblo y la condición de partido elitista-familiar, en donde sólo unos cuantos usufructuaban los cargos públicos y los puestos de elección popular; y que le disputó una diputación local a la familia real del PAN.

A comienzo del 2002, Manuel López reapareció criticando a Óscar Pimentel, pues no había cumplido con los compromisos que había adquirido con los López del Bosque, cuando lo aceptaron para que llegara a la Presidencia Municipal de Saltillo.

Manuel López Villarreal y su tío Rosendo Villarreal Dávila

Manuel López y su esposa Tere Romo dieron inicio al plan de sus titiriteros al interrumpir una sesión del Congreso del Estado, portando ofensivas pancartas en contra del gobernador Martínez, con el pretexto de estar en desacuerdo con los consejeros electorales designados.

En su arenga, Manuel López arremetió contra Pimentel, señalando que el endeuda- miento que había hecho del municipio dificultaría el trabajo de la siguiente administración municipal, pero se olvidó de la deuda que él contrajo cuando fue alcalde y que Pimentel jamás reconoció.

Los López del Grupo Industrial Saltillo soñaban con apoderarse nuevamente de la Presidencia Municipal de Saltillo, para luego gobernar Coahuila. Por eso le exigían a Enrique Martínez que hubiera alternancia en la Alcaldía de Saltillo, y querían que otra vez fuera Alcalde Manuel López Villarreal o su esposa Tere Romo.

El principal error de Óscar Pimentel fue su entreguismo a los “notables”. Pimentel se entregó, cedió y concedió a cambio de su aceptación.

Se acercaban las elecciones intermedias, por eso el verdadero interés de desprestigiar a Pimentel no era llevarlo a la cárcel por corrupto, sino obtener nuevamente la Presidencia Municipal, para beneficiar sus negocios y su búsqueda de la gubernatura.

Por esos días electoreros, el grito de guerra de Lorenzo Burciaga era “¡Fuera los favoritos! dejen que las bases del PAN elijan a los candidatos”. Según Burciaga, la división panista se originaba en “El pleito de Rosendo Villarreal Dávila con Juan Antonio García Villa por el control del partido… Jorge Zermeño Infante es ahora incondicional de Rosendo Villarreal”.

Sobre sus simpatías en el PAN, Lorenzo Burciaga dijo “Me identifico más con Diego Fernández de Cevallos, aunque no esté totalmente de acuerdo con él”. Y a nivel local “El único que me sigue tomando en cuenta es Luis Rico Samaniego que hoy es un buen panista”. Por entonces, Luis Rico era Senador.

Lorenzo Burciaga había tomado partido por Manuel López “Es un buen prospecto nuevamente para la Presidencia Municipal de Saltillo… Lo único malo es el GIS, pero si Manuel lograra desembarazarse del papá y del tío sería un magnífico Alcalde… Cómo es posible que al cuarto para las doce quiten de la candidatura a José Ángel Rodríguez Calvillo, para poner en su lugar a Jesús de las Fuentes Cabello, quien jamás fue del PAN”.

Finalmente, Lorenzo Burciaga compartió su opinión sobre Óscar Pimentel “La historia de Pimentel es triste como político, porque no es una persona que haya emergido de las bases con luz propia, siempre ha estado bajo la sombra de los de arriba. Por eso Pimentel no tiene espíritu de servicio, porque no le debe nada a las bases, y sí le debe a quienes lo han designado desde arriba”.

José María Fraustro Siller

Para mayo de 2002, Enrique Martínez ya había dicho que para la Alcaldía de Saltillo había sólo tres precandidatos, Humberto Moreira Valdés, Miguel Arizpe Jiménez y José María Fraustro Siller.

Humberto Moreira les llevaba una enorme ventaja al resto de los precandidatos, desde su ingreso al INEA construyó una estructura electoral, con la que -según decían sus lacayos- “llevó a la gubernatura a Enrique Martínez”, pero para los dueños del GIS y también del PAN, Humberto era inaceptable.

José María Fraustro Siller es panista, según lo dijo el entonces Consejero Electoral, Onésimo Flores Rodríguez. Lo cierto es que Fraustro Siller es considerado del establo de los López del GIS, pero también el más cercano e íntimo amigo de Enrique Martínez.

Los priistas acusaban a Fraustro Siller de que no tenía militancia partidista, ni méritos para aspirar a la candidatura por el PRI, desconfiaban del priismo repentino de Fraustro Siller.

A Miguel Arizpe Jiménez se le veía como un político confiable y honesto, que tenía el triunfo asegurado, incluso con Manuel López como el contrincante panista, pero la última palabra la tenía Enrique Martínez.

(Continuará).

Las aspiraciones de Mariano López Mercado