Coahuila es ganable, pero hay que actuar con inteligencia

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Jorge Arturo Estrada García.

«Podrías aprender más de tus errores si no te ocuparas tanto en negarlos”.
 Carl Gustav Jung.

Con una mentira es posible que engañes a alguien; pero cualquier mentira te dice a ti mismo una gran verdad indiscutible: eres débil.
Tom Wolfe

“El fenómeno de Twitter es por una parte positivo, pensemos en China o en Erdogan. Hay quien llega a sostener que Auschwitz no habría sido posible con internet, porque la noticia se habría difundido viralmente. Pero, por otra parte, da derecho de palabra a legiones de imbéciles”.
Umberto Eco.

En tiempos turbulentos los escenarios políticos son dinámicos. El declive del PRI en todo el país ha sido acelerado e impresionante. Vivimos momentos históricos en la política mexicana, siempre tan llena de personajes nefastos, sean simpáticos o antipáticos. Siempre, tan plena de crisis e injusticias sociales. Aunque también, con algunas etapas de oportunidades de desarrollo humano. Estamos ante un fenómeno político, se trata de uno de los presidentes más poderosos de las épocas recientes. Uno al que le gusta aplastar a sus adversarios; y que actualmente trabaja para pulverizar al PRI y apoderarse de él. 

Estamos a 23 meses de la elección presidencial; y a 11 meses de las de gobernador, en Coahuila y el Estado de México. El presidente marca los tiempos y escoge el terreno. Ya lanzó a sus tres corcholatas para la grande a hacer campaña y la hacen abiertamente. También, ya perfiló a sus fichas para los estados en disputa: Ricardo Mejía Berdeja y Delfina Gómez. Los demás que se mueven como Luis Fernando Salazar, Reyes Flores Hurtado y Armando Guadiana pues la andan buscando porque no la traen; lo mismo Horacio Duarte e Higinio Martínez.

Las elecciones de los próximos dos años serán en super libre y en medio del fango. Los recién llegados al poder han fortalecido sus posiciones y sus tropas, mientras los que fueron echados, están más debilitados. El Prian sabe que solamente unidos podrían vencer a AMLO y a su partido. Lo malo para los ciudadanos es que ambos bandos han resultado ser tóxicos para la calidad de vida y para los esfuerzos de sacar adelante a una familia. Nada es igual al 2018. Tampoco, nada será igual del 2022 al 2024.

López Obrador aprendió mucho de sus derrotas. Durante años ha rumiado sus deseos de venganza contra los que piensa que lo despojaron de sus victorias. Él culpa de ellas al Instituto Nacional Electoral, a sus consejeros y a las leyes del tema. No los respeta. Así, retando a la autoridad y al marco jurídico, que tardamos más de 20 años en construir, arrancando avances a cada gobierno autoritario durante décadas, sus planes avanzan. Su estilo es agresivo y le molesta que lo desafíen. 

La democracia en México es joven, apenas dejó atrás la adolescencia. El INE y el IFE funcionaron y funcionan. Solamente el actual presidente ha persistido con sus fantasmas de fraude, cuando le va mal. Es un tipo raro, muy raro pero exitoso. La mentira es su arma principal. Mentiras que alimentan el rencor y los deseos populares de ver humillados a las poderosas élites que se han traspasado el poder por décadas.

Así, la opinión pública se va formando y deformando desde el discurso que se emite en palacio nacional. Las redes sociales le vienen bien cuando los medios tradicionales se cierran o son adversos. El insulto y la mentira se abren paso en el ciberespacio cuando los profesionales más que informar, defienden al sistema. Ya sea al nuevo o al viejo sistema. El régimen no ha cambiado, seguimos siendo neoliberales a la mexicana; aunque ahora, desde otro partido que se dijo diferente, repartimos dinero en mayores cantidades y en forma más directa; esto a cambio de porras y votos, igual que antes.

La mentira es el arma más poderosa en la época de las redes sociales, que todo lo difunden y amplifican. En donde el anonimato se vuelve válido, aunque sean usuarios falsos, pagados y cobardes, se usa para sorprender a los millones de incautos receptores, que fuimos educados durante muchas décadas para no desarrollar el pensamiento crítico.

Así, en la época de los mensajes que generan emociones sin detenerse en las razones, el poder del demagogo se multiplica. Al agregarse el rencor, la mezcla se potencia. Es entonces que el insignificante individuo se siente parte de un poderoso movimiento en el que solamente se requiere obediencia ciega, fidelidad, pensar poco y reaccionar mucho. Esas redes sociales serán los escenarios de múltiples batallas en los próximos años. En Coahuila, nos dividiremos aún más y habrá mucho lodo.

Los medios profesionales ahora reportean en el Twitter. Mientras en el Facebook realizan y publican encuestas falsas o improvisadas, profundamente inexactas. Aunque eso no importará, ya que se trata de propaganda y de generar tendencias y ser premiados con emoticones, emojis. El acceso a internet es del 75.6 por ciento entre la población en México; mientras que en Coahuila es del 80 por ciento, con el 71 por ciento de los hogares con servicio, según el INEGI en 2022.  Y de esos usuarios, están en redes sociales el 77 por ciento del total.

Es evidente que la atmósfera política está cargada y los escenarios son dinámicos. Lázaro Cárdenas movía masas que lo vieron como esperanza de cambio. En contraste, AMLO es visto como el tipo que ofreció castigar a los corruptos, ya fueran empresarios o políticos. Uno repartió tierras y el otro siembra odios y divisiones. Ambos líderes generaron pasiones, afectos, rechazos protestas y seguidores.

Por lo pronto, en el Edomex ya estalló la guerra. Desde las alturas, Andrés Manuel se fue sobre el expresidente, Enrique Peña Nieto, en la Mañanera; ahí le prestó el púlpito, por un rato, a Pablo Gómez, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, quien detalló una serie de irregularidades, triangulaciones financieras y bancarias del mexiquense que podrían ser delictivas.

Gómez, también dejó ver que en el marco de la Operación Safiro, durante el sexenio pasado, hubo trasiego de miles de millones de pesos que salieron de la secretaría de Hacienda hacia cuentas personales, estatales y al Comité Directivo Nacional del tricolor, según se detectaron los mecanismos desde tiempos de Santiago Nieto.

La operación Safiro, con S, fue una estrategia electoral del PRI que se convirtió en un mecanismo financiero que desvió miles de millones de pesos del gobierno federal hacia algunos estados para que estos a su vez los entregaran para las campañas y las estructuras electorales tricolores y sus candidatos. Operó principalmente entre 2016 y 2017. Según las investigaciones, el dinero malversado habría salido de una serie de convenios del Fondo para el Fortalecimiento Financiero (Fortafin), el cual era autorizado por la Unidad de Política y Control Presupuestario de la Secretaría de Hacienda. El jefe de esta oficina y encargado de los convenios era Isaac Gamboa Lozano, quien fue asesinado junto a toda su familia, en mayo de 2020. Se recomienda leer el libro “El Caso Viuda Negra” de editorial Grijalbo en donde se detalla el tema.

Cesar Duarte dejó cabos sueltos al salir de gobernador de Chihuahua.  El primero fue Alejandro Gutiérrez Gutiérrez, un destacado político coahuilense, y operador de confianza del presidente del PRI, Manlio Fabio Beltrones, quien fue encarcelado en aquel estado por encargar y recoger el dinero. Sin embargo, el exsenador fue protegido por el gobierno peñista, desde su captura, y logró su libertad al ser atraído el caso a instancias federales, en medio de los enfrentamientos con el entonces gobernador Javier Corral.

Actualmente, el asunto de la operación Safiro está entrampado, pero avanza selectivamente. Otro mensaje enviado en meses recientes en Coahuila fue relativo a esa misma operación Safiro, cuando al ex secretario de Finanzas del sexenio pasado, Ismael Ramos, un juez federal le impuso unas medidas cautelares: la obligación del imputado de no salir del país, así como la entrega de su pasaporte y visa estadounidense como garantía. Se le acusa de desviar 450 millones de pesos, de recursos federales, mediante operaciones irregulares en 15 empresas simuladas y mediante asignaciones directas irregulares.

De esta forma, los escenarios de estas elecciones serán inéditos. Primero por la debilidad extrema del tricolor en el territorio nacional y en el Edomex. Y, luego por la necesidad de generar una alianza PRI-PAN-PRD, para intentar asegurar un triunfo tricolor ante Morena por el Palacio Rosa y la mayoría en el Congreso local. En la muy cerrada elección del 2017, el PRI perdió la mayoría legislativa.

En Coahuila, los priistas y sus jilgueros deberán olvidarse de la soberbia. Es evidente que habrá que convencer a los clasemedieros coahuilenses para que opten por el voto útil, pero esa actitud del tricolor no abona. También, deberán de olvidar viejos agravios internos o verán una desbandada de cuadros tricolores hacia el ahora poderoso partido nacional llamado Morena.

Coahuila es ganable. Pero habría que actuar con inteligencia. Los escenarios son inestables, la opinión pública es voluble y en Coahuila los electores son volátiles y no son tontos. Han hecho perder al PRI en repetidas elecciones locales y federales, desde finales de la década de los setenta del siglo pasado. También, han sido capaces de usar el voto útil para hacer ganar al PRI, en cinco distritos en el 2021, para cerrarle el paso a la mayoría de Morena en el Congreso de la Unión.

No obstante, la principal carta del PRI, Manolo Jiménez, no ha logrado consolidar su candidatura fuera del grupo político al que pertenece, pese a andar en campaña por más de cuatro años. La estrategia excluyente y el triunfalismo que le han dictado, no han caído bien en un 46 por ciento de potenciales votantes que lo rechazan, según reporta Mitofsky en el mes de julio del 2022. 

Indudablemente, él es el mejor posicionado de los tricolores, pero la estrategia que sigue lo llevaría a las rupturas internas y al rechazo del clasemediero coahuilense, tan consistentemente antipriista y/o abstencionista. Además, en esta ocasión, los votos acarreables que tenían como dueño exclusivo al tricolor deberán pelearse con Morena en cada cuadra y en cada barrio el día de la elección. Lo que complicará las cosas aún más.

Previamente, el INE, el TRIFE y la Corte deberán alinear criterios. Las maromas legislativas en Coahuila deberán quedar perfectas para que no las tumben las apelaciones opositoras, y así, finalmente podrán competir con el candidato favorito.

El Edomex ya es un campo de batalla. Eso habla de su importancia. El débil y casi bisagra Nuevo PRI, el que refundó Enrique Peña Nieto, es actualmente un partido patético, con las derrotas y excesos de sus liderazgos marcados en el rostro. Alejandro Moreno ya es un lastre.

Así, los puentes de plata están listos. Peña Nieto, Alfredo del Mazo y Alejandro Moreno ya saben qué tan rudo Juega el presidente. Ellos deberán hacer sus sumas y restas. Deben medir si sus candidatos son viables en el Edomex, Alejandra del Moral no trae mucho arrastre tampoco Enrique Villegas.

Lo más importante para ellos es decidir si valdrá la pena enfrentarse con el aguerrido presidente López Obrador, la aprobación de Del Mazo es del 40 por ciento solamente. Peña, parecería estar más dispuesto a seguir dentro del pacto con AMLO, luego de 4 años viviendo sin problemas y con lujos en Europa. ¿Alguien cree que cambiaría esa vida por intentar salvar al PRI mexiquense?

Por otra parte, en el PRI Coahuila, ya es momento de que comprendan que no manejan un tren bala de última generación, sino que traen una locomotora que hace años fue poderosa y que, desde tiempos recientes, con muchos parches y piezas hechizas, ha proseguido la marcha con resultados diversos. Los votos no tienen dueño en Coahuila, van y vienen fabricando victorias y derrotas panistas y priistas.

En esta entidad, los tricolores se van a unir con un PAN en las peores condiciones, veremos si la marca del blanquiazul todavía aporta votos. Los dos partidos generan sus dosis de rechazo y competirán con Morena a ver cuál de los tres genera menores fobias entre el electorado y de qué lado será más eficiente la construcción de la estructura y la movilización en el día de la elección.

El destino del PRI y el PAN de Coahuila parece estar ligado, irremediablemente, en el futuro cercano por lo menos. Lo mismo pasará para las elecciones de gobernador y las diputaciones locales del próximo año, que para las del 2024 con la presidencia de la república, el poder legislativo federal y las alcaldías coahuilenses en juego. Morena va en ascenso, mientras que el PRI va en picada en el país.

Los dos millones de electores coahuilenses poco significarán ante los 90 millones de la lista nominal nacional. Sin embargo, en una elección cerrada, podrían convertirse en oro molido. El último bastión tricolor podría ser compartido con el PAN próximamente. Muy lejos quedarían aquellos tiempos de los legendarios carros completos. Presenciaremos cosas interesantes. El PRI nacional está en ruinas y Morena es un partido rico y poderoso. Veremos.