José Guadalupe Robledo Guerrero.
Según los observadores, a la fecha en nuestro estado hay dos cosas a las que llaman “verdades de Perogrullo”: 1.- El proceso electoral de Coahuila para el 2023 se adelantó desde hace meses. 2.- Los candidatos a la gubernatura del PRI y de Morena serán Manolo Jiménez Salinas y Ricardo Mejía Berdeja respectivamente, y aun cuando el priista no haya aceptado con claridad ser aspirante o precandidato al gobierno de Coahuila como lo demandan los tiempos, el morenista sabe que será su rival.
Lo raro del caso, es que a pesar de lo evidente de la situación, en el interior de esos partidos algunos aspirantes insisten en tratar de cambiar la decisión, tal es el caso de los priistas Jericó Abramo Masso y Román Alberto Cepeda González, quien insiste que él debe ser el candidato del PRI, porque se están jugando su permanencia en el poder estatal; en el caso de los morenistas Armando Guadiana Tijerina, Luis Fernando Salazar Fernández y Reyes Flores Hurtado, infructuosamente quieren modificar la decisión que de antemano fue tomada en Palacio Nacional.
Pero el asunto en ambos lados, se antoja como un intento para negociar posiciones con los elegidos, pues los que saben no creen que los opositores internos ignoren que no podrán modificar la decisión tomada, tampoco consideran que los aspirantes que no serán favorecidos, crean que la política en México ya cambió, y que los tomadores de decisiones -el gobernador y el presidente-, renuncien a escoger el candidato de su partido, como es la costumbre política, menos aún que puedan arrebatarles su decisión por el clamor de sus simpatizantes.
Sin embargo, estas patadas de ahogado, en lugar de mostrar un ambiente democrático, lo que han hecho es contaminar el ambiente preelectoral, creando confusión y dándole falsas expectativas a sus seguidores, porque en el fondo de su inconformidad se encuentra la verdadera razón: no están de acuerdo con los elegidos. Tal vez por eso, los inconformes de ambos partidos, están recibiendo respaldo de los contrarios, a través de alentar una rebelión que no tiene sustento ni posibilidades de triunfo, pues tanto Armando Guadiana como Luis Fernando Salazar, aseguran que acatarán lo que determine “la encuesta” y se sumarán a la decisión tomada.
En el caso de Jericó Abramo, se cree que se inconformará con los resultados de la selección interna del PRI, y es muy posible que abandoné a su partido, para probar suerte en otro lugar, aunque algunos priistas aseguran que no saldrá del PRI, lo cual para “la cúpula del partido” parece ser irrelevante.
Otra contaminación igualmente perniciosa, es la estrategia de abrir las puertas de Morena a los oportunistas, algunos de ellos impresentables por su historial. ¿Cómo se puede criticar la corrupción y la impunidad si dentro del partido militan los que se beneficiaron y fueron cómplices de los saqueos? Pero, también hay que decirlo, el chapulineo es actualmente la práctica favorita de los politicastros de la partidocracia.
Por otro lado, como producto de la contaminación electorera, ya han aparecido en Coahuila los fundamentalismos de los fanáticos. En ambos bandos comienza a ponerse en práctica aquello que inauguró en su momento “la nueva clase política” que trajo el “gobierno de la Gente” al mando de Humberto Moreira, que se sintetiza en la frase “Estás conmigo o en contra de mi”. Ya no admiten disidencias, inconformidades o razonamientos, quieren lealtad al 100 por ciento, aceptación de todo y justificación de lo injustificable. Aunque a decir verdad, esta práctica no es promovida por los elegidos, sino por aquellos que a la menor provocación muestran sus pequeñas rencillas y sus resentimientos aldeanos.
También es menester señalar, que tanto Manolo Jiménez como Ricardo Mejía no se han visto involucrados en cuestiones de corrupción, de igual forma ambos saben que se están jugando el futuro de Coahuila, pues cualquiera que obtenga el triunfo implementará su proyecto en nuestro estado, y ambos proyectos tienen diferencias muy marcadas.
Por tal motivo, lo único que se puede pedir, es que los dos candidatos privilegien el bienestar de Coahuila, y en ello está incluida la unidad y el progreso de los coahuilenses, y el que gane en 2023 se dé a la tarea de gobernar para todos. Esa es la democracia electorera. ¿Será mucho pedir?
Política aldeana
Desavenencia verbal.
Primer acto.- Luego del asesinato de dos curas jesuitas y un guía de turistas en Cerocahui, Chihuahua, el sacerdote Javier “Pato” Ávila advirtió que “los abrazos ya no nos alcanzan para cubrir los balazos”, y pidió al presidente López Obrador que reconsiderara su estrategia de seguridad.
Segundo acto.- Por su parte, el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro criticó la estrategia de “abrazos, no balazos” al decir que es demagogia y hasta cierta complicidad. Mientras tanto, los obispos de Chilpancingo, Guerrero, Salvador Rangel Mendoza y su sucesor, José de Jesús González insisten en que se debe dialogar con los narcotraficantes para frenar el baño de sangre, pero el obispo de Zacatecas, Sigifredo Noriega, fue más lejos al proponer que se realice un “Pacto social” en donde se incluya al crimen organizado.
Tercer acto.- Finalmente, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, aseguró que por ningún motivo el Gobierno Federal pactará con el crimen organizado. En tanto, para hoy domingo 10 de julio, la iglesia católica, las sectas evangélicas y la comunidad judía harán una oración en favor de la paz y para que los victimarios se “tienten el alma” y ya no haya asesinatos.
Preguntas huérfanas
¿Se le olvidó al exgobernador Rogelio Montemayor, al firmar la petición de que Alejandro Moreno renuncie al liderazgo priista, que desde el 24 de junio de 2019 él renunció al PRI?
¿Será Alejandro Moreno el único responsable de la debacle del PRI, o también tienen culpa los gobernadores que entregaron la plaza en las últimas elecciones?
¿Qué se pretende lograr con la revisión del asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta?
¿Por qué el secretario de Salud, Jorge Alcocer, dijo tantas barbaridades para justificar que se elimine el horario de verano y volvamos al “horario de Dios (Sol)”?