Rigoberto Losoya Reyes.
La segunda década del siglo XX, fue una época de intensa actividad petrolera en el estado de Coahuila, la exploración y explotación del petróleo despertó un gran interés de los particulares por participar en esta nueva actividad económica.
A nivel nacional, registró un auge ascendente hasta llegar a una producción de crudo de poco más de 193 millones de barriles anuales, logrando México ocupar el segundo lugar como productor mundial de petróleo en 1921.
La legislación de 1922, contemplaba que la Secretaría de Industria y Comercio estaba facultada para conceder a empresas o particulares, permisos para exploración y perforación de pozos y gravar con un veinticinco por ciento la producción de los mismos una vez que ya estuvieran en producción.
Los solicitantes tenían la obligación de depositar en la tesorería de la federación, la cantidad de cincuenta mil pesos por cada permiso y si al transcurrir dos meses, no se aprovechó la concesión, esta cantidad quedaba a favor del gobierno federal.
En sus inicios, el negocio del petróleo, no siempre arrojó las ganancias esperadas, aunado a la ausencia de capital de quienes se aventuraban en esta nueva actividad. Durante el gobierno de Plutarco Elías Calles (1925) se promulga en el mes de noviembre la primera Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en el ramo del petróleo y se crea por decreto la Dependencia “Control de Administración del Petróleo Nacional” para sustituir al Departamento del Petróleo. La exploración de los hidrocarburos en el norte de Coahuila, tiene su origen en el año de 1926, cuando don Alberto Sandoval, residente de Piedras Negras, solicitó a la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, dos concesiones petroleras, con el objeto de explorar y explotar petróleo, la primera de ellas se presentó con fecha 5 de octubre de 1926 en un terreno de su propiedad ubicado en la Congregación “El Moral” municipio de Piedras Negras. La segunda se solicitó para explorar los lotes 25 y 26 de Villa de Fuente, La solicitud se recibió con fecha 26 de octubre y se otorgó un plazo de 30 días para recibir alguna oposición de parte de quien tuviera derecho, según lo previsto en el mismo Reglamento de la Ley del Petróleo.
Posteriormente el primero de diciembre de ese mismo año, se presenta otra solicitud de concesión por parte de Rodolfo García, quien solicita explorar en búsqueda de petróleo los lotes A, B y C de la Compañía Agrícola y Ganadera del Río San Diego, S.A. Ubicados en la municipalidad de Jiménez, distrito de Río Grande.
Al año siguiente, el 12 de julio de 1927, el Departamento del Petróleo de la Secretaría antes mencionada, dio trámite a otra solicitud, por parte de Antonio Cornejo en terrenos ubicados en Piedras Negras (Villa de Fuente), Nava, Guerrero y Allende y en el distrito de Monclova. La importancia y auge que tomó esta actividad, originó que el consulado de México en Eagle Pass, Texas, informara sobre el progreso de la exploración petrolera al norte de Coahuila. Desde que brotó el primer pozo hasta el momento de su expropiación, las compañías extrajeron casi dos millones de barriles de petróleo y perforaron 5, 743 pozos, de los cuales 2, 716 resultaron productivos. La expropiación de la industria petrolera en 1938, significó un parteaguas en la historia económica de México. El estado adquiere el pleno y exclusivo control sobre la producción, el procesamiento y la distribución nacional e internacional de uno de los recursos naturales más importantes para el país.
(Imagen tomada del sitio: https://www.encyclopedie-energie.org/…/contratos-de…/)
rigobertolosoyareyes@gmail.com