Oliverio Ascascius.
Cuando el amor se acaba
queda una lección inesperada,
cruel,
helada.
Queda un hondo vacío,
un adiós enmudecido
una última lágrima
que muere lentamente en la mejilla.
Queda una melancolía que mata
una palabra impotente
un aferrarse al pasado
un río sin cruzar,
un hablar a solas, en silencio.
Quedan imágenes
y voces que se pierden
lazos que se rompen
estallidos de angustia que hieren,
nubarrones,
cosas sin sentido.
Quedan tormentos que van y vienen,
y el tiempo pasa
y la herida que duele, que duele.
Y ese suspiro que se escapa
y se diluye en mil pedazos
hasta morir con la persona amada.