José C. Serrano Cuevas.
La noche del pasado miércoles 21 de septiembre, murió el director mexicano Jorge Fons a los 83 años.
A Jorge Fons Pérez, originario de Tuxpan, Veracruz, se le recordará entre otros motivos, en la historia del cine mexicano, por haber dirigido uno de los relatos visuales más emblemáticos e importantes del acontecer del México del siglo XX: Rojo amanecer, una película de 1989, en la que narra una parte de la historia de la matanza que tuvo lugar en Tlatelolco, en medio de la persecución de estudiantes por parte del Ejército y paramilitares, en el convulso año de 1968.
Fons fue un enamorado del cine, apasionado de las artes escénicas y fiel promotor de la cultura y la cinematografia nacionales. Tuvo la convicción de que «el cine está hecho para que veas la vida y te conmuevas».
Algunas generaciones de mexicanos empezaron a contarse sus propias biografías, a través del relato, que Fons llevó a cabo a partir del guión escrito por Guadalupe Ortega y Javier Robles, y que originalmente titularon Bengalas en el cielo. Rojo amanecer significaría para la historia reciente del país, un documento clave, que se abrió paso en una década en la que aún la censura permeaba en los grandes proyectos culturales y en la conciencia social, acallada por el espanto del aniquilamiento del movimiento estudiantil de 1968.
La producción y filmación de Rojo amanecer tuvo lugar casi en la clandestinidad y con un presupuesto limitado, que según han relatado sus protagonistas, se dispuso de poco tiempo para terminarla.
Se filmó en una bodega y con tomas especiales del emblemático edificio Chihuahua. Ha sido referente cultural, para contar lo que sucedió, cuando desde el Gobierno mexicano, se dio la orden de terminar con la revuelta estudiantil.
Jorge Fons formó parte de la primera generación que se graduó en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC). Debutó en 1968 como realizador del cortometraje La sorpresa; hizo su primer largometraje un año más tarde, con el título de El quelite. Es en 1976 cuando filmó otra de sus más grandes obras y mundialmente reconocidas: Los albañiles, basada en el libro homónimo del escritor y periodista Vicente Leñero, y que ganó un Oso de Plata, en el Festival Internacional de Cine de Berlín.
El callejón de los milagros, de 1994, su obra más galardonada, obtuvo una mención especial en el Festival de Berlín; 11 premios Ariel; cinco Diosas de Plata; una Espiga de Plata del Festival de Valladolid y un premio Goya, ambos en España.
El cine de Jorge Fons retrata los matices de la sociedad mexicana interpelada por los grandes cambios políticos, económicos y culturales que le tocó vivir en carne propia. Hizo guiones, telenovelas, teatro y se declaró a sí mismo como fiel apasionado del cine: «Yo soy más cinéfilo que cineasta». Esto lo contó en 2017 en una entrevista por televisión.
La Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), tras declarar su fallecimiento, ha reconocido su trayectoria. En un mensaje publicado en redes sociales expresó: «Jorge Fons nos propuso un cine de ruptura, crítico y social, que ahora nos es más necesario que nunca».
Otro grande de la narrativa mexicana, el escritor José Agustín, da cuenta de su relación personal y su opinión sobre el cineasta: «Jorge Fons ha sido una de las personalidades claves y más fascinantes del cine nacional, demostró su maestría en el largo, corto y minimetraje. Fue continuidad y ruptura. Supo apreciar y aprender de los viejos cineastas mexicanos e introdujo la ‘nueva sensibilidad’ a través del dominio y refinamientos de los recursos del lenguaje cinematográfico».
El autor de Se está haciendo tarde, José Agustín Ramírez Gómez, agregó: «Fons ha filmado con talento, sentimiento y conciencia plena, comprometida; sin perder honestidad ni principios, sin caer en las tentaciones del medio. Es antecedente de los directores más jóvenes y sobresalientes del cine mexicano del nuevo milenio, porque modificó el concepto del lenguaje, lo abrillantó y lo puso al día, además de que dio lecciones sobre cómo enfrentar el dilema entre el arte y la industria. Él, eligió el camino del arte».
El Complejo Cultural Los Pinos vendría bien como sede de un festival cinematográfico, dedicado al realizador Jorge Fons y su obra artística. El público asistente, conmovido por los sucesos proyectados en la pantalla, puede analizar lo ocurrido en el siglo XX mexicano y lo que hoy pasa en el país.