Profesor Evaristo Velasco Álvarez.
Los pueblos unidos de todo el sureste de nuestro amado país se encuentran de plácemes desde que inició el sexenio del Lic. Andrés Manuel López Obrador, porque en esta gestión, el pueblo ha recibido apoyos y reivindicaciones muy importantes.
Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Chiapas y Tabasco, son los municipios que más han sufrido por la falta de oportunidades que le permitan a sus habitantes lograr llevar el sustento diario a sus casas. Me refiero a los sufridos habitantes del pueblo, los desprotegidos, los menospreciados, los que por ser pobres no recibieron nada de parte de los gobiernos neoliberales de los últimos 30 años.
Sin embargo, es de allá de donde viene el petróleo y una gran cantidad de productos agrícolas que conforman la canasta básica de los mexicanos: frutas deliciosas, granos y demás productos alimenticios que nutren a los habitantes de todo el país y que sirven además para aumentar las arcas de los potentados de la llamada “CASTA DIVINA”, aunque sean los campesinos, los humildes, los pobres, los que entregan su vida y sus mejores esfuerzos para el beneficio de nosotros.
Recuerdo el reclamo fino de un campesino que dijo: “no nos quieren, pero gracias a nosotros ustedes tienen comida en sus mesas…” Y es verdad, sin los productos del agro no habría alimentos en nuestras mesas, pero persiste aun en nuestra cultura citadina la discriminación contra los “mugrosos rancheros”, contra “los indios”, aunque sepamos que ellos son los verdaderos propietarios de nuestro territorio nacional.
Amigo lector, amemos a nuestro pueblo y reconozcamos a nuestra gente, a nuestros campesinos, a nuestros obreros, a los pobres de México, porque ellos también merecen ser considerados mexicanos de primera. Dejemos de crear la división absurda de mexicanos de primera, de segunda y de tercera, porque todos somos mexicanos, lo aceptemos o no. Solo así lograremos ¡Que viva México!
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