José Guadalupe Robledo Guerrero.
El poema de Mario Benedetti, cantado por Nacha Guevara y Soledad Bravo, lo utilice de título para este comentario, porque me llamó la atención la actitud de mofa del presidente López Obrador cuando reconoció, en la mañanera, que era cierto el hackeo que el “grupo externo” Guacamaya había realizado en los archivos de La Secretaría de la Defensa Nacional, tal y como lo había informado un día antes el periodista Carlos Loret de Mola.
Incluso AMLO aceptó tener las enfermedades que se dieron a conocer en la filtración de lo hackeado, arguyendo que ya lo había dado a conocer y que tenía otros achaques más, lo cual era una más de sus mentirosas declaraciones, pues han sido los periodistas “opositores a su gobierno” quienes han estado insistiendo sobre su condición de salud, lo cual según los analistas es lo menos importante de la información hackeada.
Hasta ahora se sabe que fueron 6 terabytes lo que el grupo Guacamaya saqueo de los archivos militares, que según los expertos contienen millones de documentos. Lo grave del asunto, es que este nuevo escándalo se dio precisamente cuando se estaba discutiendo en el Congreso de la Unión, alargar de 2024 a 2028 la presencia del ejército en las labores de seguridad pública, a lo que los analistas señalaron: que si los militares no pudieron cuidar sus archivos de los hackers, cómo iban a cuidar a los mexicanos de los criminales.
Con el correr de los días, en forma dosificada han salido a la luz pública informaciones preocupantes. A la fecha se sabe que gracias a ese hackeo, se ha dado a conocer que el ejército tiene conocimiento de que varios gobiernos estatales y municipales podrían tener vínculos con el crimen organizado, entre ellos los estados de Veracruz, Tabasco, Chiapas, Campeche y Quintana Roo. Los estados proclives a López Obrador.
También se dio a conocer que la Sedena identificó como “grupos de riesgo para el AIFA” a familiares de niños con cáncer, a madres usuarias de guarderías infantiles, a Al Qaeda y a exintegrantes de la extinta policía federal, entre otros grupos. Aún con esa balconeada, días después se informó que la Sedena alista la compra de 2.8 millones de bombas lacrimógenas, que están destinadas a la policía militar en operaciones de seguridad pública para mantener “el orden interior y la seguridad nacional”.
Otro dato relevante, surgido del hackeo a la Sedena, se refiere a que el actual secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, cuando fue gobernador de Tabasco le concesionó la Secretaría de Seguridad y la policía estatal a personajes identificados como integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación.
Los hackers del grupo Guacamaya, también tienen en su poder la nómina total de todos los integrantes del ejército nacional, misma que está en poder de periodistas y diarios nacionales y extranjeros, además de un montón de datos que deben ser reservados y salvaguardados por la Sedena, y que irán apareciendo a cuentagotas. Pero los responsables de las fuerzas armadas nada han dicho al respecto, es el presidente quien ha defendido la irresponsabilidad de los militares.
Pese a todo ello, López Obrador se mofa de la grave situación que vulnera la seguridad nacional, y con la sonrisa en su rostro se burla del caso. Ante esto, solo queda preguntarse: ¿De que se ríe señor presidente?, será porque se siente impune e intocable o porque con esas filtraciones se convalida lo que desde hace tiempo se rumora: que AMLO empoderó a las fuerzas armadas para tenerlas incondicionalmente de su lado, que su gobierno tiene un pacto con el crimen organizado, y que se siente invulnerable porque obtuvo el voto del 33 por ciento de los mexicanos del padrón electoral.
Hay quienes creen que todo esto es en donde López Obrador finca su poder, pero sea cual fuere el fundamento de la risa y mofa presidencial, lo cierto es que cada día que pasa se fortalece la idea de que “AMLO es un peligro para México”.
Política aldeana
El alcalde de Torreón, Román Alberto Cepeda González, ya decidió inscribirse en la elección interna del PRI para elegir al candidato a gobernador, por eso está pidiendo piso parejo. Lo que nadie sabe es si se inscribirá en la competencia porque cree que tiene los votos necesarios para ganar, o solo participará para darle mayor legitimidad a la elección, o simplemente quiere negociar algo. Sin embargo, la pregunta importante es: ¿Qué pasará cuando Román Alberto pierda la contienda? ¿Aceptará su derrota o amenazará con cambiarse a Morena?
Preguntas huérfanas
¿Por qué el ejército espía a periodistas y no al crimen organizado?
¿A qué se debe que en el gobierno de López Obrador se hayan desplomado 6 helicópteros de las fuerzas armadas?
¿Qué otras cosas negociaron con Morena Alejandro Moreno y Rubén Moreira? ¿Qué negociaron con respecto a Edomex y Coahuila que el próximo años tendrán elecciones para elegir al gobernador?
¿Cuánto militares han desertado en los últimos 20 años, muchos de los cuales se integraron al crimen organizado?