Carlos Padilla Muñoz.
Después de los alcaldes laguneros de Torreón, don Braulio Fernández Aguirre, uno de los mejores y Gobernador de Coahuila, Heriberto Ramos y Rodolfo Guerrero, vino un promotor deportivo metido a la política, Juan Abusaid Ríos.
Un hombre rico por herencia, había heredado en los sesentas una de las mayores riquezas y negocios. Había heredado los negocios y cuentas bancarias que había amasado don Juan Abusaid Chagas, un libanés que llegó a México a principios del siglo pasado.
En San Pedro de las Colonias, Coahuila, un pueblo donde hubo mucha identidad con Francisco I. Madero, el Varón de Cuatrociénegas y el propio Centauro del Norte, Francisco Villa. Ahí se instaló el viejo varillero libanés quien recorría los pueblos libremente del Norte del país.
Se habla que debido a esas ventajas, Pancho Villa encomendó a don Juan Abusaid que le comprará armas y parque en la frontera de Estados Unidos y las trajera a la Laguna, para seguir luchando contra las fuerzas federales de Huerta, Carranza y Porfirio Díaz.
Los viejos sampetrinos contaban varias versiones de cómo el viejo Juan Abusaid hizo una fortuna. Una de estas versiones habla que don Juan de quedó con varias carretas con barras de oro y plata, con lo que se comerciaba en aquel entonces.
Antes de que Villa sé retirará en plena revolución, le fue encomendado a Abusaid traer armas
Se habla que los gringos mataron a los escoltas y el viejo varillero libanés rescató el valioso cargamento y se fue hasta Canadá, y regreso después de la muerte de Villa.
Don Juan Abusaid compró negocios desde hoteles, despepites, restaurantes, plantíos de algodón y cuanto negocio había en San Pedro y Torreón.
Juan Abusaid Ríos el heredero mayoritario administró los negocios patrimoniales, pero aumentó la fortuna al adquirir los equipos Diablos Blancos de fútbol, Algodoneros de béisbol y construyó el estadio Corona y el Mecano Superior.
Con esa popularidad Juan Abusaid Ríos ingresó a la política, antes fue boxeador y luchador amateur profesional
Hombre parco en su hablar, ejecutivo, acostumbrado a los negocios, se identificó con la gente humilde a la que ayudó con recursos públicos y propios.
Fue presidente municipal de Torreón en los inicios de los setentas. Postulado por el PRI fue electo alcalde de Torreón donde llevó de secretario a Jaime Ramírez Amador y como primer regidor Mariano López Mercado.
De los alcaldes que con poco dinero hizo muchas obras como el Rastro, y otras obras más y de mantenimiento.
Misael Molina, su tesorero me confíó en una ocasión que al término de su administración, le preguntó cuánto había de pasivo o adeudo del municipio. El funcionario le dijo que la deuda era de cinco millones de pesos. El alcalde le dio instrucciones que se pagará todos los adeudos con su cuenta personal.
Juan Abusaid fue de los pocos alcaldes que no dejó adeudos y el único en pagar las deudas públicas con su dinero. No cabe duda que no tenía necesidad de desviar para sí, familiares y amigos, dinero del pueblo.
Por muchos años Juan Abusaid fue mecenas del fútbol y béisbol profesional y amateur, hasta que vendió equipos y estadios, “Porque la gente no viene a los estadios, no me importa perder dinero”.
En los setentas, Juan Abusaid Ríos de retiró del deporte y de la política, amigo de gobernadores y presidentes.
Fue presidente del PRI de Torreón en los ochentas y murió tristemente en los noventas en Guadalajara, y su heredera peleó en los tribunales su inmensa fortuna.
Curiosamente no existe alguna colonia con su nombre o algún busto de su persona. Fue un político de pocas palabras y muchos billetes.
Ahora lo normal es que los gobernantes dejen deudas millonarias con toda impunidad. Zermeño se llevó mil ochocientos millones de pesos y el Güero Rosas Aispuro debe 24 mil millones de pesos a Durango.
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