Pantalones IX

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Rufino Rodríguez Garza.

“IN MEMORIAM” del Lic. Lorenzo Encinas,
arqueólogo, humanista, músico, pero sobre todo amigo…

El arte rupestre ha servido para darnos una idea de la forma de vivir o sobrevivir de los cazadores-recolectores en el semidesierto del norte de México.

Ya apuntamos en colaboraciones anteriores la gran cantidad de información que se puede obtener gracias a las manifestaciones gráficas rupestres, apuntamos por ejemplo de la fauna representada donde destacan los cérvidos, los bisontes y también borregos cimarrones; unos representados por las astas o las huellas y también por la cabeza del animal. 

También pudimos observar cuentas a base de puntos y que suponemos se relacionan con el movimiento de los astros, el paso de la luna, conteos de miembros de la tribu, de las piezas cazadas o la cantidad de los elementos recolectados; y también en nuestra opinión un conteo de la bóveda celeste, los periodos de gestación como puede ser el del venado que por cierto es de 206 días; en fin, aún tenemos varias dudas respecto a la utilidad de estas cuentas.

Podemos inferir que los antiguos cazadores-recolectores fueron grandes observadores del cielo y dejaron representaciones del planeta Venus, y en algunos sitios también de la luna. A su vez también realizaron grabados de signos de orientación, el cual es de una forma sencilla consistente en un círculo con una cruz enmarcada, donde la línea horizontal indica el oriente y el poniente; es decir, por donde sale el sol y por donde se oculta. En cambio, la línea vertical marca el norte y el sur.

El Valle del Pelillal dónde se ubica la Presa Pantalones colinda con cuatro comunidades ejidales y algunas propiedades privadas, estos tejidos son: Las Esperanzas, La Leona, Las Norias y Amargos.  La topografía es difícil, hay pocos espacios para la siembra y la escasez de agua es permanente. Otra característica que apuntamos en notas anteriores es la influencia de la cultura mesoamericana, pues hay presencia de representaciones del maíz en esta presa. Se identifican cuando menos 3 plantas de dicha gramínea.

También encontramos por una sola ocasión una figura del dios Tláloc, para los mexicas dios de la lluvia, era la deidad de los cerros del agua y de la fertilidad, regía fenómenos meteorológicos como los relámpagos, truenos, granizo o las tormentas y frecuentemente se le asociaba a las cuevas. 

En la parte baja o en los llanos aledaños a la presa, es frecuente localizar vestigios de fogones o chimeneas donde los antiguos habitantes cocinaban sus alimentos, se alumbraban por las noches y se calentaban en épocas de invierno.

Sólo se localizan 2 o 3 lugares con pinturas y se localizan al poniente los cuales tienen una complicación, pues están junto a los grabados y el color en ambos casos es sólo el color rojo; en el segundo caso los motivos son meramente geométricos y en el primero junto a unos geométricos hay otros símbolos de orientación.

Es importante mencionar que hay una buena cantidad de herramientas de caza y de lucha, pues hay muchos proyectiles y flechas, pero también navajas enmangadas. 

El maneral de madera y la punta de pedernal o sílex, una de estas navajas tiene 63 cm de longitud.

El vandalismo es relativamente bajo sólo algunos recuerdos, nombres, fechas, etc. pero no observamos grabados religiosos, estos son elaborados por los pastores vaqueros y gente de los ranchos vecinos del lugar o sitio arqueológico; consideramos que tienen una antigüedad que rebasa los 2000 años pues el atlátl está suficientemente representado.

El material de piedra fue abundante pues se observaron flechas, lanzas, buriles, raspadores, morteros y cuentas de collares. Otros utensilios también vistos en este lugar son los metates y sus respectivas manos.

No lejos de Pantalones hay geoglifos que fueron motivos para adoración a sus dioses, estos geoglifos fueron hechos en positivo, es decir, acomodando piedras sobre el suelo, en cambio los de Nazca en Perú son en negativo, es decir se despejaron para hacer las veredas y representan muchas figuras