José Luis Rodríguez Flores.
¡Estoy en deuda con mi padre por vivir,
pero con mi maestro Aristóteles por vivir bien!
Alejandro Magno.
Debemos guardar gratitud a nuestros queridos maestros, tal como lo señala la inmortal frase de Alejandro III de Macedonia, mostrando gratitud a quien fuerasu maestro en sus años mozos, en el año 343 a. de C., cuando Aristóteles a instancias de su padre el Rey Filipo II, se hizo cargo de la enseñanza del que a la postre sería el Rey de Macedonia, Hegemon de Grecia. Faraón de Egipto, Alejandro el Grande. (Elliot, 2020).
En cuanto a la instrucción primaria y secundaria en el Colegio Ignacio Zaragoza (CIZ) que recibí de grandes maestros,subrayo lo que en vagos recuerdos vino a mi cabeza, una parte ya la relaté entonces en la edición 304 de julio de 2014, de este prestigiado medio de comunicación, agregar con cariño al Profr. Fernando Salazar, que daba cátedra en el CIZ, en tercero de primaria, en cuarto y quinto los profes hermanos Galindo, uno era flaco, alto e implacable con el borradorazo tirado con fuerza y “toda la intención a la cabeza”, solo estar atento y “levantar la tapa del escritorio”, te podía salvar de un chichón; también usaba para corregir a los alumnos reglazos en las manos, aquellos alumnos que se extralimitaran.
El otro profe de nombre Gilberto Galindo, bajo y regordete era bonachón, pero ambos hermanos eran grandes maestros, en sexto de primaria recordamos con cariño al hermano Teodoro Luis Rodríguez, usaba otra habilidad, en lugar de chichones en la cabeza, aplicaba estímulo, dando vales por buen comportamiento. El hermano Bautista, y el hermano Argeo, serían los encargados de secundaria, Jorge Bautista colgaría los hábitos luego y entraría a laborar al Gobierno Coahuila.
Por último recordar al hermano Francisco Alva Barriga, ejemplar humanista, quien fuera entonces director desde el año de 1959 hasta el año de 1968, lapso de tiempo 1963 cuando se fundaron las instalaciones de los edificios que ocupan en la actualidad el Colegio Ignacio Zaragoza.
Luego de un año como alumno Senior, y graduarme en Bishop Carroll High School en Ebensburg Pa…
Vendría la época más preciada de la juventud, pues serían los años de estudios en el glorioso Ateneo Fuente, que albergaba hermosos edificios con aulas distribudas en diferentes secciones, en un sector había salones pares, en otra sección aulas nones; en suerte me tocó estudiar entre grandes maestras (os), como la profa. Ma. Teresa Rebonato Bergamasco, quien asistía en su característico bólido de cuatro ruedas, un datsun, más viejecito que el carrito, donde confesaría nuestro nuestro director del Ateneo entonces en el año 1973, Armando Fuentes Aguirre, “Catón”, quien dijo estar muy agradecido con la descompostura de su vetusto carrito, pues la descompostura del cochecito, lo obligó a abordar el democrático autobus, donde ¡oh sorpresa! conocería entonces a la mujer que hoy es la dueña de sus quincenas; ¡Caray! Creo que a la profra. Rebonato Bergamasco nunca se le descompondría su bólido, pues creo permanecería siempre célibe hasta su lamentable fallecimiento
El primer cronista de Saltillo desde 1944 hasta su muerte en 1948, sería el destacado Ateneista, maestro, novelista, y poeta don José García Rodríguez, además fue tres veces director del Ateneo, director de la Normal y director de Educación Pública del Estado. Luego sería cronista de Saltillo. Sergio Recio Flores, igualmente distinguido Ateneista. También “Catón” Ateneista, actual cronista de nuestro muy querido Saltillo.
Sin menospreciar a otros valiosos maestros, nos tocó una epoca de oro con grandes maestros como el Profr. Gilberto Duque Medina (finado),daba clases de literatura en el salon 6… A mi me dio clases el Lic. Onésimo Flores Rodríguez (finado) que impartía cátedra de literatura en el salón 10; también fue mi muy querido maestro el historiador y Prof. Jesús Alfonso Arreola Pérez, daba la cátedra de Historia Universal. Al Prof. Everardo Martínez Pineda maestro de literatura y ex director del Ateneo.
Otra de las muy queridas maestras del Glorioso Ateneo Fuente; Clarissa Coss Valdés, me daría clases de química, Profa. Sencilla pero valiosa, dedicada en cuerpo y alma a dar su cátedra. El Lic. Arturo Moncada Garza, director del Ateneo daba lógica. El cirujano dentista Jaime Valdés Valdés, quien también fuera a la postre director del Ateneo. Daniel Flores Martínez que impartian al igual que el Lic. Felipe Rodríguez del Bosque, y la Lic. Martha Cárdenas, la materia de inglés… “La Muñeca”, ex magistrado y Prof. Antonio Gutiérrez Dávila con un carácter jovial, dicharachero impartía su cátedra en el salón 22. papá de Héctor Gutiérrez, “El Peque”, buen amigo, gran ser humano, como bien dice el dicho, no lo hurtó, lo heredó de su padre…
Otro maestro prestigiado el Ing. Luis Ríos Shoeder, oriundo de Piedras Negras, Coahuila, daba clases de Física y Química. Prof. Miguel Agustín Perales Balderas daba clases de español en el aula 21… El Prof. Mario Hernández Flores el “Superman” daba su cátedra en el aula 19. El Prof. Leonilo Rodríguez impartia la catedra de física en el aula 23… El renombrado arquitecto Héctor de Jesús Laredo Ramón, exdirector de Obras Públicas del municipio de Saltillo, ex presidente del Colegio de Valuadores, impartía la cátedra de dibujo.
Comentaba el entonces prefecto José Guadalupe Aviles, con admirable voluntad luego en virtud de sus estudios en la Normal, sería profesor del Glorioso Ateneo y es a quien debo gran parte de esta valiosa información, añadió que un día don Lolo (finado) encargado de vigilar la buena marcha de los salones, al ingresar a la aula del Lic. Fausto Espinoza Cabrera que tenía corta vista, por su edad avanzada,casi ciego tal como era el Prof. Cipriano de la pelicula “SIMITRIO”… pues sucede que los alumnos habían escrito en las paredes todas las respuestas del examen, para su sorpresa con la ayuda de don Lolo, cambiaron de aula, y ya ustedes se imaginaran, el rechinar de dientes, la mayoría de alumnos ¡bofonos! todos reprobados, pues se habían confiado a sus apuntes de las paredes jajajaja…
Ejemplifica lo anterior, el encabezado de página, “SIMITRIO”, conmovedora película del primer actor José Elías Moreno, personificado a don Cipriano, maestro ciego, de buen corazón representando la vocación, calidad humana y gran sapiencia de nuestros valiosos (as) maestros (as) mexicanos (as).
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