LOS BOSQUES, RIQUEZA QUE SE PIERDE

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José C. Serrano Cuevas.

En el aprovechamiento de los recursos forestales, inciden algunas actividades ilegales que han contribuido al deterioro y desgaste sistemático del potencial ecológico, productivo y económico de los bosques de México.

Las actividades ilícitas en materia forestal más frecuentes son las siguientes:

>Cambio de uso de suelo. Las políticas agrícolas ganaderas y de ocupación poblacional han provocado la deforestación de grandes superficies arboladas, a través de la influencia de incentivos para el cambio de uso de suelo hacia estas actividades.

>Tala ilegal. Se estima que del total de la madera extraída legalmente, otro 15 por ciento se extrae de manera ilegal. Aproximadamente el 60 por ciento de la tala ilegal se concentra en 15 áreas críticas forestales distribuidas en 18 entidades federativas.

>Prácticas de extracción no controlada. En las zonas forestales del país viven alrededor de 12 millones de personas, que en su mayoría padecen altos índices de marginación y pobreza; realizan prácticas de autoconsumo a diferente intensidad. La población asentada en tales territorios utiliza la leña como combustible.

>Falta de seguridad en la tenencia de la tierra. La forma predominante de régimen de propiedad de los bosques de México es el ejidal o comunal, alrededor del 75 por ciento de estos bosques y áreas naturales protegidas están dentro de los límites de los ejidos y comunidades indígenas del país. Dicha concentración tiene implicaciones significativas en el uso a largo plazo del bosque y de los recursos naturales en general. Específicamente, por los linderos entre ejidos, comunidades y pequeños propietarios

Fuentes abiertas de información, añaden a lo anterior, que la alianza de bandas criminales y autoridades arrasan con bosques y selvas a fuego y sangre. En la tala ilegal de bosques y selvas del país la presencia del crimen organizado es creciente y se ha vuelto imparable. Domina ejidos y comunidades forestales. La población está aterrorizada, por las amenazas de estos grupos delictivos.

El binomio pernicioso integrado por talamontes y autoridades inescrupulosas ignora que el país cuenta con 138.7 millones de hectáreas madereras, de las cuales, según la Comisión Nacional Forestal (Conafor), cada año se deforestan 208 mil. De esta forma se pierde la mitad de la vegetación, la escasez de agua predomina, crece la inseguridad y se asesina a defensores ambientales.

Asimismo, el binomio ignora que los bosques favorecen la recarga de acuíferos, funcionan como «fábricas de agua», son el habitat de vida silvestre y además capturan carbono, relevante en el contexto del cambio climático. En las zonas donde la tala ha sido intensiva, se ha perdido hasta la mitad de la vegetación.

Entre estas zonas están Huitzilac, Morelos, donde la gente no denuncia por temor; en Ocuilan, Estado de México, autoridades municipales se cansaron de pedir apoyo al gobierno estatal; en la Sierra Tarahumara de Chihuahua es un problema permanente, y en Guerrero la delincuencia se aprovecha de conflictos ejidales para talar.

Los delitos de los talamontes en la zona de La Malinche aumentaron a partir de 2005 y son imparables, porque actúan con protección de autoridades municipales e implican intereses políticos y económicos, aseguran pequeños propietarios del municipio de San Francisco Tetlanohcan, Tlaxcala.

La tala clandestina en la zona montañosa de Milpa Alta, en la Ciudad de México, a decir de los representantes de los bienes comunales de ese poblado, floreció a raíz de los permisos que emitieron las autoridades de Medio Ambiente para el aprovechamiento de los árboles que se cayeron durante los vientos registrados, primero en 2010, y después, en 2016, y desde entonces no ha parado.

Por la escasez de agua, las bandas de talamontes diversificaron su negocio: el «huachicoleo de agua». «Ordeñan» la tubería de agua potable y venden entre 1500 y 2000 pesos el tanque cisterna. 

María Luisa Albores González, titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), tiene pendiente una enorme tarea: recuperar la riqueza que delincuentes y autoridades deshonestas se han robado.