Profr. Evaristo Velasco Álvarez.
Estudiantes y maestros, todos los integrantes de la comunidad escolar, debemos estar pendientes y presentes con nuestros cinco sentidos despiertos para ser capaces, por un lado de elegir correctamente a nuestros representantes conforme al programa de actividades que mejor nos convenga y con la persona que mejor defienda nuestros intereses; al mismo tiempo que preparados para reclamar a quien corresponda y con la energía que se requiera a fin de que lo prometido se cumpla y que lo programado se realice, todo en beneficio de la comunidad en donde nos desarrollamos.
Me parece que urge la aclaración pertinente de la descripción de las funciones de algunos personajes que forman parte de nuestro entorno social. Seres comunes y corrientes que deambulan entre todos los actuantes en esta sociedad nuestra, de hombres y mujeres pujantes, trabajadores, comprometidos y preparándose constantemente para servir mejor a sus semejantes.
Permítaseme dedicar este espacio a definir las actividades a las que está obligado un ciudadano que ha solicitado el apoyo de la ciudadanía y se ha comprometido a realizar con honestidad su labor en beneficio de todos. Un ciudadano que incursiona en los terrenos escabrosos de la política como un REPRESENTANTE POPULAR, ya sea como regidor, diputado local, diputado federal o senador de la república.
Cada uno de ellos seguramente que en su fuero interno han iniciado su carrera de una manera honesta y verdaderamente preocupados por resolver los problemas de la ciudadanía. Podemos entonces mencionar que sus labores fundamentales consisten en:
1ª Representar los intereses de quienes le entregaron en mayoría o en unanimidad, las intenciones colectivas de superación.
2ª Defender a sus representados ante sus enemigos y ante las autoridades oficiales o no, siempre en beneficio de sus representados.
3ª Informar de las labores y gestiones realizadas cada determinado tiempo, a fin de ser evaluados por los ciudadanos que representan.
4ª Recibir instrucciones y proyectos propuestos por sus representados, así como presentar a sus representados sus propuestas de desarrollo en beneficio de aquellos.
Pero el tiempo, las circunstancias, los enemigos del pueblo y las ambiciones naturales de la humanidad van calando hondo y transformando en monstruos a casi todos los otrora comprometidos con el pueblo. Se vuelven arrogantes, prepotentes, engreídos y ufanos cuando deberían de ser humildes y atentos con el pueblo quien les ha otorgado, con su voto o su dejar hacer e indolencia, la oportunidad de ser su representante.
Y es ahí donde el colectivo escolar debe hacer su presencia: si es para reconocer y premiar la labor de quienes han trabajado con honestidad; si no para reclamar y en su caso remover a los falsos y traidores representantes, quienes no representan a nadie más que a ellos y quienes han traicionado nuestras confianzas. Y es ahí donde necesitamos que la escuela incida en el comportamiento de los integrantes de la comunidad, en una sana disciplina de no tolerar las incompetencias ni las falsedades.
Si somos capaces de cumplimentar esto, seguramente que ya no habrá ni malos representantes, quienes se sienten nuestros patrones, cuando ellos son nuestros empleados y quienes nos deben rendir cuentas (se da el caso de quienes nos quieren hasta regañar, ¡que arrogancia! ¡Uf!).
Y si logramos tales cosas, porque somos capaces de lograrlas, sin temor a equivocarme, tendremos un mejor país, una ciudadanía más consciente y unos representantes más comprometidos con la población, para que ¡viva México!
velasco_alvarez@yahoo.com