Fernando Fuentes García.
Palabras de John F. Kennedy: “Durante los últimos sesenta días, me he dedicado a la tarea de construir una administración. Ha sido un proceso largo y deliberado.… Pero me he guiado por el estándar que estableció John Winthrop ante sus compañeros de a bordo en el buque insignia Arbella, hace trescientos treinta y un años, cuando ellos también se enfrentaban a la tarea de construir un nuevo gobierno en un aventurado confín… «Siempre debemos considerar», dijo, «que debemos ser como una ciudad en la colina; los ojos de todas las personas están sobre nosotros”…
John F. Kennedy.
Extracto del discurso “City Upon a Hill”. Boston, 9 de enero de 1961.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la perturbación del equilibrio no ha terminado, el proyecto de dominación global sigue en pie. Desde el inicio de la conflagración, los hombres de Washington, anticipaban que al final Estados Unidos acabaría estando en el pináculo del poder. De hecho, diez meses antes de que entraran a la guerra tras el ataque de Pearl Harbor, el magnate republicano y editor de las revistas Time y Life, Henry Luce, reclamaba en su artículo El Siglo Americano, unirse al conflicto armado con los aliados para evitar el acenso de la Alemania nazi (que ellos mismos ayudaron a encumbrar) y aprovechar el deterioro que sufría el Imperio Británico, para tomar el liderazgo del mundo.1
Este artículo, da continuación al trabajo:
- El proyecto mundialista, en el teatro neoliberal. El germen del vil plan. 2/03/2023.
- El momento neoliberal. 16/05/2023.
- Entre la Segunda Guerra Mundial y los tendones de Aquiles. 16/06/2023.
Terminado el conflicto bélico, el camino hacia la dominación mundial lo trazaban ya Winston Churchill y Harry S. Truman. Sin embargo, faltaba el apoyo del pueblo y no pasaría mucho tiempo para encontrar la fórmula con la que lo encausarían en el abyecto propósito de dominación global. Para el fin de la década de 1950, el poderoso editor Henry Luce, hace un llamado a los intelectuales y políticos a articular el “Propósito Nacional”. La perfecta motivación la encontrarán en el sermón A Model of Christian Charity del emigrante puritano y fundador de la colonia de la Bahía de Massachusetts, John Winthrop (1588-1649), sacado a la luz pública y exaltado en su significado, por el historiador y académico de Harvard, Perry Miller (1905-1963), a quien marginaron después de que este cuestionara el mal uso del sermón.[1]
Si bien el presidente John F. Kennedy (1961-1963), tomará las palabras del puritano Winthrop para expresar su intención de construir un gobierno ejemplar, cercano a, y para, su pueblo,[2] los presidentes sucesores a las órdenes del elemento financiero (Franklin Delano Roosvelt, 1933), desvirtuarán el sermón del puritano, para venderle al pueblo estadounidense “el divinal deber de dominar al mundo”, para salvar al mundo y defender la libertad y la democracia. La orden divinal (que hace referencia al pasaje bíblico de Mateo 5:14: «Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no puede ocultarse») será entonces la construcción de una “Ciudad en la Colina” que cual fortificación dominará la extensa área (a colonizar) y sobre la cual descansarán “los ojos de todos los pueblos” del mundo. De esta forma los terrenales dioses de la familia mundialista, construirán el irracional Excepcionalísimo Americano, que aquellos amantes de la “libertad”, con especial coraje deberán honrar, para apoyar la expansión colonial. El pueblo norteamericano se cegará ante el saqueo de naciones y pueblos, ante la destrucción y los millones de muertos que habrán de causar mediante la intervención bélica y los golpes de Estados, de otro modo, como advierte a sus seguidores el emigrante puritano, Dios les retirará su apoyo, serán historia y perecerán. Cualquier disidente o promotor de la práctica cristiana sería expulsado.
Al pueblo estadounidense no le durará mucho el acuerdo divinal entre Dios y los colonos puritanos que expuso Winthrop, pues se cegarían también ante la identidad real y la máxima vil de su proclamado Dios, el mismo que, cual guetos, los habrá de aislar en la fortificación. Constatamos que la fe fanática en los dogmas y la religión, son indiscutibles e históricas formas de manipulación y control. Así es que, para garantizar su poder y supremacía militar y económica, la superpotencia definió la extensa área que el mal interpretado mandato de Dios, expresado a través de las palabras del colono fundador de Boston les dispuso dominar: La designada “Área Grande” que abarcaría el hemisferio Oeste, el lejano Oriente y el antiguo Imperio británico con sus recursos energéticos de Oriente Próximo. Nada menos que el continente americano y Eurasia, que incluye a Rusia y China.[3] La privilegiada posición, le permitirá al Eje anglo-estadounidense avanzar en el proyecto mundialista, al tiempo que enfrentará con ventaja al Estado soviético multinacional y su programa de crecimiento económico ultrarrápido.
El uso del lenguaje simbólico, siempre ha sido contundente en la comunicación. Mientras el sometimiento de Grecia representa el escarmiento sobre las democracias, el control de Kiev, la capital de la República Socialista Soviética de Ucrania, centro del imperio de la Rus de Kiev, representa el ataque a la cultura rusa desde su punto de origen, y significa el comienzo de la caída de Rusia, que habría de cerrarse con la adhesión de Ucrania a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Lo que comenzaría una guerra directa con Rusia. Retomo aquí, la tesis Michael Springmann, de los 100 años de guerra contra Rusia. Así es que terminada la Segunda Guerra Mundial, la contrainteligencia estadounidense comenzará inmediatamente a tratar de dividir a la Ucrania Soviética, aprovechando y apoyando el esfuerzo cesionista de los bandos disidentes ucranianos, liderados por Stepan Bandera y Mykola Lebed, dos colaboradores de los nazis, asesinos de judíos y polacos y criminales de guerra.[4]
La Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en ingles), se comienza a integrar. Este organismo, retomará las actividades clandestinas de sabotaje, subversión y guerra sicológica, que durante la Segunda Guerra Mundial se habían utilizado en contra las fuerzas de ocupación, y ahora, con el apoyo de numerosos agentes nazis y mafiosos que integrará en sus filas, reorientará las actividades y las utilizará para abrir los tendones de Aquiles de Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), iniciando por Ucrania. Su esfuerzo también se orientará a socavar a los regímenes o gobiernos comunistas como el de China, o contrarios al interés estadounidense, de acuerdo a la Doctrina Truman. Las actividades del organismo, se dedicarán también a abrir el camino para instalar el complejo de bases militares estratégicas, que a estos tiempos llega a conformar alrededor de 800 bases por todo el mundo, desde las que Estados Unidos, lanzará las guerras y golpes de Estado que matarán a millones, en pos de la construcción del imperio y el sistema de saqueo (neoliberalismo) que le permitirá dominar al mundo.[5]
Bajo el auspicio de la CIA y el liderazgo de Mykola Lebed, se mantendrá viva la llama nazista y se alimentará la ruso-fobia en Ucrania, alentando el nacionalismo y la resistencia. Más tarde, la CIA, colocará a sus agentes en Ucrania y logrará al fin, con el apoyo de neo-nazis radicales, su división política con la Revolución Naranja del 2004, conocida también como la revolución del Maidan. Esto sentará las bases para el golpe de Estado del 2014 que depondrá al presidente pro-ruso Víctor Yanukovych e impondrá al presidente Petro Porochenko. A partir de entonces Ucrania será una nación títere de, y explotada por, Estados Unidos, que romperá con la iglesia ortodoxa y los lazos históricos de unión entre rusos, bielorrusos y ucranianos, imponiendo incluso el inglés como lengua de comunicación prioritaria, y expandiendo el sentimiento anti-ruso por todo el cordón sanitaire, y todo el mundo.
La visión de entre guerras que apoyaba Wall Street y la City, del austriaco Richard de Coudenhove-Kalergi, de establecer una federación de federaciones con bloques políticos federativos, iniciando con Europa, la rescatará Winston Churchill, llamando en Zúrich, Suiza, en septiembre de 1946, a conformar los Estados Unidos de Europa. Cinco meses después de declarada la Doctrina Truman de marzo de 1947, se reúne en Montreux, Suiza, el Movimiento Federalista Mundial (MFM), para definir la estrategia para avanzar en la gobernanza mundial y a mí entender, para enfrentar al Estado soviético multinacional: Formar uniones regionales, que limiten las soberanías nacionales, con el traspaso de los poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) a una confederación con fuerza armada supranacional (P. Hillard, 2010). Esto es hoy la Unión Europea y la OTAN, ambas con sede en Bruselas.
Un mes después, ahora en Mont Pélerin, Suiza, el padre del neoliberalismo, Friedrich Von Hayek, recreará el Coloquio Lippmann, para construir la vanguardia liberal que (en un primer tiempo) haga frente al pensamiento de John Maynard Keynes. Von Hayek cita como propósitos: “Cultivar ciertos estándares comunes de juicio y de moral y elaborar una filosofía de la libertad que ofrezca una alternativa a las ideas dominantes”. El planteamiento sin duda hace referencia a las ideas dominantes del bloque económico anglo-estadounidense, que ha salido victorioso de la segunda conflagración mundial, que ha impuesto sus políticas económicas mundiales desde Bretton Woods y que se ha auto-declarado como el guardián del mundo libre. De hecho, la reunión se torna política, tiene una fuerte delegación estadounidense y un financiamiento empresarial, que incluye al empresario Antony Fisher (1915-1988), quién firmemente rechaza la política del New Deal, del presidente Roosvelt. Hayek agrega: “Debemos reclutar y entrenar un “ejército” de luchadores por la libertad, y trabajar para formar y guiar a la opinión pública”. La estrategia Fabiana de cambio gradual, suave pero implacable y las tácticas de Cecil Rhodes, se reafirman, así como el principio de La fabricación del conceso de Walter Lippmann.
La agrupación, que se registra como Mont Pélerin Society, se consagra a colocar discretamente en las academias del mundo a una élite de pensadores afines al ideal neoliberal y establecerá como su sede a la Universidad de Chicago. Esto dará cause a la Escuela de Economía de Chicago, liderada por los economistas George Stigler y Milton Friedman y al famoso apodo de “Chicago Boys” para los egresados de la escuela. F. Von Hayek, antes profesor en la London School of Economics, escuela financiada por la Fundación Rockefeller, será en 1950 profesor de la Universidad de Chicago y luego en 1962, enseñará economía política en la Alemania Federal.
La sociedad Pélerin se constituye como la casa matriz de los think tanks neoliberales y con el apoyo de instituciones ultraconservadoras, promoverá la creación de estos tanques de pensamiento (centros de estudio, de asesoría, institutos, consejos, fundaciones), que refinarán y difundirán el pensamiento neoliberal, elaborando doctrinas y programas políticos y económicos. El papel del empresario Antony Fisher fue fundamental para la creación de los diversos think thanks, entre ellos la Atlas Economic Research Foundation, hoy conocida como Atlas Network, a la que se asocian alrededor de 500 organismos en casi 100 países y el Institute for Economic Affairs (IEA), fundado en 1955 y dedicado a difundir entre los desconfiados patrones y el grupo de financieros, la tesis de Hayek y del monetarismo de Milton Friedman (Denis Boneau, 2005).
El tiempo de la posguerra no da espacio para el movimiento neoliberal, que ha surgido como una reacción virulenta a la revolución social de 1917, que ha fracturado la hegemonía capitalista y el orden liberal. La vuelta al laissez-faire y a una economía de libre mercado era impensable, todos estaban convencidos de que la economía de la empresa privada (libre empresa) tenía que ser salvada de sí misma para sobrevivir. (Eric Hobsbawm, 1999, p. 276). Las condiciones propicias para poner en práctica al inédito sistema, que apela no a la libertad del individuo, sino a la libertad de unos para someter a otros a la tiranía de la concentración privada de la riqueza (Noam Chomsky, 2014), se darán tres décadas después.
Imagen: Detalle del retrato oficial de la Casa Blanca de John F. Kennedy, pintado por el artista americano, Aaron Abraham Shikler (1922-2015).
Referencias
[1] Abram Van Engen. How America Became “A City Upon a Hill”. Humanities, Winter 2020, Volume 41, Number 1. https://www.neh.gov/article/how-america-became-city-upon-hill
[2] The «City Upon a Hill» speech. WBZ Radio. John F. Kennedy Presidential Library and Museum. https://www.jfklibrary.org/
[3] Noam Chomsky. Who rules the world? Penguin Random House, 2017, pp.64-65
[4] J. Michael Springmann. The 100 year war. U.S. attempts to destroy Russia. Hausfrauleaks. 26/08/2022.
[5] Douglas Valentine. CIA Stories: The CIA is Born. Empire Files. Abby Martin. 20/06/2021. https://youtu.be/P_REZ1083_s