Oliverio Ascascius.
Desconfío de los desconfiados,
de aquellos que no firman con su nombre.
De los falsos profetas y sus sermones.
Desconfío de los que rezan demasiado
y los que van a misa los domingos.
De los que fuman y sus neurosis,
de las momias de Guanajuato,
del mar y sus tiburones.
Desconfío de los que hablan sin parar,
de los que hablan tan de prisa
que ni ellos mismos se entienden.
De las mujeres que lloran por cualquier cosa desconfío.
De su falsa melosidad, y también de los perros y sus dueños.
Desconfío de los abogados y sus embustes.
De los que sacan a pasear al perro por las noches
de los impuntuales y sus pretextos.
De los que piden prestado y nunca pagan
de los políticos rastreros que no leen.
Desconfío de los homosexuales de pelo en pecho
y sus fantasías.
De los «pobres» con auto del año
de los policías y del obispo.
De la semana santa y sus pecadores
también de las visitas del papa y su papamóvil.
Y hasta de mí mismo desconfío hoy,
porque hoy, hoy amanecí desconfiado.