AMLO CONDUCIENDO SU SUCESIÓN

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 Jorge Arturo Estrada García.

«El poder corrompe a aquellos que no lo controlan”.
Aleksandr Solzhenitsyn.

«A veces uno sabe de qué lado estar,
simplemente viendo quiénes están del otro lado.»
Leonard Cohen.

“La mentira se convierte en el medio habitual de la vida pública”.
Aleksandr Solzhenitsyn.

El poder es egoísta, no se comparte. El presidente es el más egoísta entre los hombres poderosos del país. Él usa a sus aliados como piezas de ajedrez, ellos son sacrificables y hasta desechables. No hay honor en ejercicio del poder. Los alfiles y peones mantienen al rey de pie en el tablero, para eso fueron convocados. Las traiciones son parte de los proyectos, en los juegos de poder no hay honor. Aunque sea temporal, lo que importa es ejercerlo e intentar retenerlo lo más posible. López Obrador parece poco dispuesto a entregarlo. Su fuerza es enorme en el ocaso del sexenio. Es el momento de conducir la sucesión. Así, López Obrador, marca el ritmo de ese proceso, con rudeza.

El mandatario está irritable y molesto. Las incapacidades, los errores y las tragedias lo agobian. Sus reacciones son ásperas y violentas. Los desplantes, desde su soberbia, son cada vez más frecuentes. Si hay titubeos, el poder se desgasta, y pueden surgir grietas que deriven en fracturas. Él lo sabe. Estamos en época de elecciones y traiciones.

El mandatario tabasqueño, ha participado activamente en la elaboración de la lista de los candidatos de las tres fuerzas políticas que competirá en el 2024. Él designó a Claudia Sheinbaum y a Samuel García Sepúlveda. Adicionalmente, voluntaria o involuntariamente, participó en la selección de Xóchitl Gálvez.

A la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México, la eligió mediante simulación y dedazo. Al aspirante norteño, lo escogió “convenciendo” a Dante Delgado para que le cerrara los caminos a Marcelo Ebrard, y para que Samuel restara votos clasemedieros a Xóchitl Gálvez.

En ese proceso, ha demostrado cómo se usa el poder presidencial. Humilló a Claudia y a Marcelo, exhibiéndolos como dóciles y timoratos. Samuel ha sido evidenciado como mentiroso, como un tipo torpe con la cola más larga que la lengua. A Xóchitl Gálvez y a su equipo de campaña lo han mostrado como novatos y sin organización, ni talento, para disputarle el poder.

 Así, a lo largo de su mandato ha redimensionado a los actores políticos de la comentocracia tradicional. El tabasqueño ha dado varias lecciones de cómo se usa el poder, eso se aprende o no. Pero si fallas, las consecuencias llegan. Los que aspiran al poder lo aprenden o lo padecen. A Marcelo lo encaminó al cajón de los desechos. Allá, también colocó a Ricardo Monreal, a Fernández Noroña, al Bronco, a Alfredo del Mazo, a Enrique Peña Nieto, a Francisco Javier García Cabeza de Vaca, a Silvano Aureoles, a Vicente Fox, a Santiago Creel, a Alejandro Moreno, a Miguel Mancera, al PRI y al Movimiento Ciudadano.

Con Claudia, apenas inicia la disputa entre uno que está en embrión y otro que está en el apogeo de su poder. De momento a Sheinbaum solamente le alcanza para reprender y humillar a Marcelo Ebrard y redimensionarlo en la derrota que le aplicó el presidente, quien volvió a traicionarlo.

Por lo pronto, su proceso de sucesión ya lo resolvió. Avanza en sus planes de consolidar un Maximato. El poder es su pasión y no quiere soltarlo. Ya tiene el camino más despejado dentro y fuera de su partido, rumbo al super domingo del 2024. Ya solamente, le falta ganar las elecciones en sus propios términos, la presidencial y la del poder Legislativo. Tal vez, para Morena, varias gobernaturas serán más sencillas de conquistar, ante el desorden opositor.

Al cierre del sexenio, López Obrador gobierna con desplantes. Desde su soberbia, demuestra poderío en el ocaso del sexenio. Sin embargo, las tragedias se acumulan entre los mexicanos. Su gobierno ha sido ineficiente y tóxico en varios sentidos. Más de un millón de muertos en exceso, según el Instituto Nacional de Geografía y Estadística, Inegi, lo establece. Son ciudadanos que no debieron morir asesinados, desaparecidos, en la pandemia mal atendida, o enfermos padeciendo por la falta de atención médica y de medicinas en el sistema de salud destruido.

En este momento, los daños del huracán Otis son incalculables, sobre todo sus efectos en la vida de más de 800 mil habitantes de la zona del puerto de Acapulco. Por lo pronto, al tabasqueño, solamente le queda este gran escollo, en el cual es difícil predecir los resultados. Para el presidente, la emergencia ya terminó. Su posición, es que todo está bajo control, que la reconstrucción será rápida, y que desde navidad se verán los resultados. Sin embargo, para los acapulqueños, apenas inicia una nueva etapa de su vida. Una, en la que, de la noche a la mañana fueron despojados de todo, por la falta de capacidad de un gobierno que avisó tarde, mal y por Twitter. Él dudó en agregarle que ese huracán venía “Cañón”, como confesó el propio Andrés Manuel. Eso la historia se lo reclamará.

Al presidente le molesta que lo cuestionen. A López Obrador, le disgusta que le critiquen sus acciones. Andrés Manuel, disfruta los elogios y los reflectores. La tragedia que originó el huracán Otis, en Acapulco, interfiere en sus proyectos de cierre de sexenio. Lo obliga a destinar miles de millones que tiene ya comprometidos para sus megaobras, sus programas sociales y para que las elecciones del año próximo le den las victorias que él requiere.

 Para el presidente, las personas fallecidas o damnificadas no fueron muchas. En su control de daños, la tragedia acapulqueña ya no merece su atención personalizada. Él no va con los damnificados para que no le falten al respeto, con gritos, exigencias e insultos, ni que eso salga en televisión, confesó en la Mañanera. Qué tal.

Sin embargo, los reporteros de diversos medios han detectado que, en las funerarias de Acapulco, les dieron servicios a 350 muertos. Adicionalmente, hay mucha gente desaparecida, en mar y en tierra. Las inconformidades van subiendo de tono, con el paso de los días. Los afectados, señalan que el gobierno federal no ha dado a conocer una lista oficial de muertos, ni de desaparecidos, con nombre y apellido, como ocurre en cada tragedia de este tipo, para que la gente ayude a buscar a sus familiares. Otra vez, la falta de empatía de Palacio Nacional es evidente.

Entramos de lleno a la sucesión presidencial y a la inauguración de las obras magnas sexenales, aunque estén sin terminar. El presidente es todopoderoso y domina la escena. Los medios de comunicación ya están debilitados, luego de cinco años de golpeteo y con poco dinero del gobierno federal. Marcelo, luce anulado, desfondado y patético. Claudia, ha sido rebasada y exhibida. A Xóchitl, ya la desprestigió intensamente y así debilitó su crecimiento político y popular; adicionalmente, le decretó silencio mediático en los medios formales y estos obedecieron. 

Gálvez, navega al garete, se percibe desconcertada. Su equipo no está a la altura de los retos ni del enemigo que enfrenta. El frente sigue dando tumbos. La actual posición de Xóchitl, en la contienda, es una incógnita. Las empresas demoscópicas ya están cooptadas por los gobiernos morenistas en todos los niveles. Ya sus resultados son ampliamente manipulables, ya solamente el dinero, de esos gobiernos, los mantiene en el negocio y con ganancias.

La clase política mexicana apesta. El sistema democrático está dañado. Andrés Manuel se encargó de demolerlo. La amenaza del populismo sin democracia es real y crece cada día, en el país. Las instituciones fueron debilitadas. Están, desgastadas y castigadas presupuestalmente. Han sido groseramente mutiladas y maniatadas.

 Ya es evidente, que el proyecto de poder del presidente es un peligro para los mexicanos. Vamos camino a regresar al autoritarismo y a la simulación del Viejo PRI, del de la Presidencia Imperial. De esta forma, la clase media, la libre y no acarreable, tendrá la decisión final en las urnas del primer domingo de junio del 2024. Tal vez sean las últimas elecciones libres, con un árbitro confiable e imparcial y con una credencial no emitida por el gobierno. Veremos. Esto se pone intenso.