Rufino Rodríguez Garza.
Desde hace 28 años soy colaborador de “El Periódico de Saltillo”, primero mensual e impreso y ahora solo digital y cada 15 días; en un principio eran artículos “a la limón”, después un artículo de Ventura y uno mío y tiempo después solo artículos de un servidor.
Estas notas siempre tematizadas, en mi caso del tema de arqueología y temas afines; en el caso del camarada Ventura, él es más polifacético dónde nos habla unos artículos de arqueología, otros de paleontología y otros temas de mucho interés para aficionados investigadores y para un público cada vez más interesado en los temas del desierto.
Este importante medio se fundó hace 35 años y buena parte de ese tiempo ha mantenido una línea editorial plural que nos permitió colaborar desde hace 28 años en sus páginas, estos artículos mensuales y ahora cada 2 semanas es o ha sido el apoyo para más de media docena de libros con mi firma, todo este rodeo para comentar que mis notas y artículos los elaboro de mis constantes salidas al desierto, donde he localizado una buena cantidad de sitios con vestigios arqueológicos y como me comentó alguna vez el finado profesor Jesús Alfonso Arreola Pérez: “seguir por este camino y profundizar, hay mucho por encontrar”
Este querido profesor fue testigo y presentador de mi segundo libro que se llamó: Notas para la Arqueología de Coahuila y que se publicó gracias al regidor de cultura el finado profesor Sergio Guadalupe Reséndiz Boone.
Todo este rodeo viene a cuento por aquello de mi edad, hace unos meses cumplí la friolera de mis primeros 77 años y con el tiempo uno va perdiendo facultades que impiden salir al desierto para hacer mis notas, en casa ya mi esposa y mis hijos me han pedido que no salga y si voy que sea con alguien, que me puedo perder, caer o sufrir algún accidente; pero me hice una promesa que mientras pueda caminar seguiré visitando sitios para terminar de documentar cada piedra, cada sitio y todas las zonas arqueológicas que se ubican al poniente, oriente, norte y sur de nuestro estado de Coahuila.
El otro recurso del que tendré que hacer uso al no poder salir al monte es trabajar con mis cuadernos, libretas y bitácoras de salidas en las que elaboré mapas, dibujos, croquis, medición de sitios y notas de libros que se pueden aplicar al grandísimo arte rupestre de Coahuila.
De estos cuadernos y libretas tendré cuando menos unos 70 y cuando no pueda salir a documentar me valdré de estos modestos apuntes para seguir haciendo artículos y libros.
El otro apoyo que me servirá siempre es el de las fotos, de estas tengo no menos de 100 mil entre analógicas y digitales, de donde podré sacar descripciones para mis notas, de los amigos de los que me he hecho acompañar está un primerísimo lugar José Guadalupe Flores Ventura y otros más jóvenes como el licenciado Ariel Colín Morales.
Algunos ya se nos adelantaron como Candelario Flores Olvera del Ejido Esperanzas, de Las Norias el querido licenciado Castillo Rendón que tenía una pasión por la paleontología, el amigo ahora finado de la Ciudad de Monterrey, el querido Lorenzo Encinas Garza que en múltiples ocasiones nos encaminamos a grandes sitios con arte rupestre, y que después con sus habilidades los hacía reportajes o artículos para Milenio o notas varias en la televisión de Monterrey.
Este amigo Lorenzo fue autor de varios libros que serán referencia en el futuro para otras investigaciones de la región y del mundo.
Otro gran amigo de Monterrey que se fue es el antropólogo William Breen Murray el cual ya va para 4 años de su descanso, autor de libros, artículos y conferencista en países de Europa, Sudamérica, El Caribe, Estados Unidos y México.
Su recuerdo me acompaña a la distancia lembrando con gratitud los momentos que compartimos oteando el rastro de los cazadores-recolectores y de su mensaje en el tiempo.
Sigamos el camino… ¡aún falta mucho por andar!