Amaranta Madrigal.
Hoy, recordé ayeres…
Cerca de los cuerpos de otras mujeres.
Triste acontecimiento nos ha reunido
son amigas de antaño, (de muchos años)
de muchos kilos amontonados a los costados
a punto de salirse por los botones.
-¡Estamos igualitas que hace unos años!
En verdad nuestras mentes quieren creerlo
pero con nuestros achaques nadie les miente.
Hoy, recordé ayeres…
En un funeral de tarde,
con raros ángeles en las paredes
dijo adiós a su madre una de mis amigas
inmersa en el océano de la tristeza
en ratos emergía al cielo de gaviotas
siguiendo nuestro vuelo por el pasado
cerca de un coche tuerto y descuidado
entre el polvo del día en apatía
apropiándose del tablero
como del predio el paracaidista.
Murmuramos entre sorbos de café negro:
– ¿Te acuerdas de la casa donde vivías?
– Esa en donde jugábamos en el patio
y tú tan bonita y tus hermanos tan educados
– ¡Estamos igualitas que hace unos años!
Decimos mientras rechinan nuestras rodillas
pensando si nos toca ya la pastilla.
Hoy, recordé ayeres….
Y me quedó en el alma un dejo de nostalgia
y me quedó en la mente un “todo cambia”
y me quedó en la boca un “qué juego es este”
donde nacemos y nos morimos,
donde nos encontramos y reencontramos,
donde nos queremos o nos quisimos
y donde nos preguntamos
¿Qué es de tu vida?
-¡Estamos igualitas que hace unos años!
Y reímos al unísono y el alma llora
y nos abrazamos y la mente dice
qué arrugada está,
qué mal le ha ido,
qué cuerpo tan colgado
mejor el mío,
qué coche tan feo tiene,
o qué bonito.
Hoy, recordé ayeres…
Ayeres que son un bledo para la muerte
esa solo codicia nuestros mañanas.
Hoy ha muerto una madre, algún día la mía,
algún día estaré en la caja metida
y entre sorbo y sorbo de café negro
comentarán mis hijos y sus amigos:
-Le gustaban las flores y la poesía,
los trajes de colores y los perfumes
-Estaba tan bonita hace unos meses
-¡Estamos igualitos que hace unos años!
-Si acababa de verla hace unos días.
Días que en ese hoy, serán ayeres
y quizá alguien piense mientras se aleja:
Hoy, recordé ayeres…
