José Guadalupe Robledo Guerrero.
Para no desentonar de la época navideña, pletórica de euforia consumista, de buenos deseos hacia los demás y de festejos etílicos, comilonas, regalos, que para muchos representarán deudas a futuro, las que habrán de ser más pesadas porque se empatarán con la inflación, la cuesta de enero y la rapiña del año de Hidalgo del fin de sexenio del gobierno federal, la que ha sido constante en la “administración” de AMLO y su cuarta transformación.
Debido a esta peculiar época ahora hablaremos de lo que los mexicanos debemos pedirle al Niño Dios, en lugar de a Santa Claus o al gobierno de López Obrador. Pedir que la seguridad social de la salud sea efectiva, para que los productores de la riqueza, los trabajadores y sus familias tengan hospitales que funcionen y no carezcan de medicinas, insumos y equipos médicos en donde puedan atender y aliviar sus enfermedades.
El último de los múltiples casos que he conocido, es de un trabajador que sufrió un accidente, se fracturó una pierna, y tuvo que ser operado de forma particular, porque en el IMSS había más de cuarenta derechohabientes esperando ser intervenidos quirúrgicamente; pero eso no es todo, la seguridad social carece de medicamentos, vacunas, y hasta agujas hipodérmicas.
Pedir que la seguridad pública sea una realidad proporcionada por el gobierno federal, que prevenga el delito y persiga y encarcele a los criminales, en lugar de darles abrazos y no balazos, es una petición al Niño Dios, porque las autoridades terrenales nada hacen por proteger a los ciudadanos que viven, en la mayor parte del territorio nacional, con terror a que los asesinen si no pagan las extorsiones diarias.
Pedir que el gobierno corrija los retrocesos educativos que dejó la pandemia del Covid 19 y las muchas décadas de mala educación pública, que según los especialistas provocó un atraso educativo de 20 años, sobre todo en matemáticas, lectura, escritura, ciencias y todo lo demás, para que los niños, adolescentes y jóvenes tengan posibilidades de progreso y sustento basados en sus estudios y talentos.
Pedir que los supuestos 30 millones de beneficiarios de los programas sociales del gobierno de AMLO, de los cuales 25 millones votan, porque 5 millones son niños y adolescentes que no tienen edad para votar, dejen de conformarse con las limosnas y dádivas gubernamentales, que les quitaron más de lo que les daban, y pidan mayores beneficios institucionales.
Pedir que la clase política mexicana tome conciencia y piense no solo en hacerse rica y en ocupar cargos públicos, sino en los intereses del país, en su problemática, necesidades y futuro, es hoy una petición de gran visión.
Para los mexicanos más avanzados en ideas y valores sociales, la petición al Niño Dios es que las instituciones ciudadanas, que se construyeron en décadas de luchas contra el autoritarismo prianista, no sean destruidas por el populismo de López Obrador y Morena, para dale cabida al militarismo-narco que AMLO ha instaurado en México, es un ruego necesario para que prevalezcan los equilibrios que frenen las aspiraciones dictatoriales de los Tartufos.
Pedir estos deseos al Niño Dios es volver a creer en los milagros de la divinidad, que ante la realidad no tenemos otra opción, pues los mexicanos están inmersos en la apatía, el valemadrismo y en el “ahí se va”, sin detenerse a pensar en el México que habrán de heredar a sus hijos y a su descendencia.
Política aldeana
La llamada crisis migratoria no solo es un problema para Estados Unidos, también lo es para México. Según se ha informado, en noviembre cruzaron el país 200 mil migrantes rumbo al sueño americano, organizados -según algunos observadores- por los mismos gobiernos de los países expulsores de migrantes, entre ellos Venezuela y Cuba, que han abierto sus fronteras para que los que quieran salir de sus naciones lo hagan con toda libertad, a fin de invadir los países que han experimentado un crecimiento y desarrollo económico, entre ellos México.
Ante esta situación, que más que migración parece invasión, el ex presidente de EUA y precandidato presidencial Donald Trump y sus correligionarios del partido Republicano, que al parecer son la mitad de los estadounidenses, han condicionado el apoyo a Ucrania a cambio de frenar la migración. Entre los fanáticos trumpistas republicanos hay millones de migrantes que se oponen a que sigan entrando ilegales a su país huésped, porque además de quitarles sus empleos, abaratan sus servicios, pues los que no tienen papeles son contratados por la mitad de la paga. Y por si fuera poco, entre los migrantes se ocultan muchos criminales: terroristas, delincuentes, narcotraficantes y miembros de los cárteles, de los cuales muchos de ellos se quedarán en nuestro país para engrosar las filas de la delincuencia organizada.
En nuestro país, esta realidad ni siquiera se vislumbra; al contrario, se ve a la migración con ojos piadosos, a los que hay que ayudar en contra de los gobernantes que se oponen a que los invadan los extranjeros, sin tomar en cuenta que los que se queden en México también competirán con los connacionales por los empleos.
Los migrantes -según se dice- están saliendo de su país huyendo de la pobreza, la falta de empleos, de libertades y por la inseguridad, pero a pesar de que son millones, nada hacen por cambiar a sus gobiernos, mejorar su situación y presionar en sus países para ser atendidos en sus necesidades más apremiantes. Miles de estos migrantes son mexicanos, que igual que los de otros países huyen de la inseguridad, de la falta de oportunidades y de la carencia de un futuro, por eso AMLO los defiende, para seguir presumiendo los millones de dólares que entran mes a mes al país como remesas.
La migración es pues, un fenómeno que tendrá que ser analizado con otros ojos, con la visión de la realidad, no de la piedad y el desconocimiento de quienes no quieren informarse ni pensar en las consecuencias que traerá para México la migración incontrolada, y poniendo por delante los intereses de los que habitan originariamente las ciudades, no de los que llegan.
Preguntas huérfanas
¿Será verdad que la rectoría de la UAdeC se definirá en enero de 2024, y que el nuevo rector saldrá de entre Jorge Alanís Canales y Octavio Pimentel Martínez como “candidato de unidad”?
¿Sabía usted que en el gobierno estatal ha molestado el proselitismo desbordado, los escándalos recientes y las relaciones moreiristas del director de Jurisprudencia Alfonso Yáñez Arreola?
¿Qué tan cierto es que hace 16 años, cuando comenzó su carrera política Manolo Jiménez Salinas, uno de sus principales opositores que lo bloqueó en los sectores juveniles del PRI fue Alfonso Yáñez Arreola, que entonces era el “líder moral juvenil”, por su anodino paso por las juventudes priistas?