VENUS

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Rufino Rodríguez Garza.

A la querida Memoria del Dr. Alberto Galindo (+)
¡El Señor de los caballos!

Mañana fría y húmeda de finales de otoño. Tarda más el amanecer, pero ya estaba en el lugar al que llegué pasadas las 6:00 de la mañana. Neblinoso, no se veía la Sierra Pinta y así fue toda la mañana hasta que decidí regresar, pues ya caían algunas gotas de lluvia.

Fui a los alrededores de la línea de postes que lleva la energía al viejo pozo artesiano de donde se abastece el Ejido Pelillal. Uno de los sitios que primero conocí cuando empecé a salir al monte fue “El Pelillo” como cariñosamente le llamamos algunos. El Pelillal forma parte de una extensa zona arqueológica que lo tiene todo: infinidad de grabados, muchas localidades con pinturas, geoglifos, morteros, lítica, flora y fauna propia de estas localidades o más bien comunidades. También es una zona paleontológica donde los geólogos encuentran bastante material para su estudio en este vasto territorio del Municipio de Ramos Arizpe en Coahuila.

Ese fin de semana llegué al inicio de la elevación que nace, pasa por la Presa Pantalones y tuerce hacia el sur. El peligro de quedar atascado solo me permitió llegar hasta ese punto. No lejos está la “Loma de la Cal”. Sin temor a equivocarme esta loma tiene varios kilómetros de longitud y en su mayor parte los cazadores-recolectores dejaron muestras de sus estancias en estos agrestes lugares. Esas muestran van desde grabados, algunas pinturas, muchas chimeneas, el faldeo de esa elevación y no lejos geoglifos.

En este fresco domingo solo exploré unos 100 metros. En esa distancia pude documentar grabados abstractos, unos bonitos grabados incisos y una sola figura antropomorfa la cual estaba muy estilizada. También varias cuentas a base de puntos, solo dos huellas de venado (cérvido); lo que es más abundante son las astas de venado cola blanca; eso en cuanto a fauna en este pequeño espacio de cien metros.

Al final de ese recorrido hay unas representaciones dignas de destacar, se trata de unas representaciones del planeta Venus, astro que está muy relacionado con cuestiones astronómicas y mismo que en las culturas de Mesoamérica se le relacionaba con el dios Quetzalcóatl, mostrando así una clara influencia de dicha región. También se le relaciona con la estrella de la mañana, la primera que se ve en unas épocas de año al atardecer.

Los cazadores-recolectores eran grandes observadores del cielo, sabían orientarse, conocían las fases de la luna, la cual se empata con los 28 días del ciclo menstrual de la mujer.

Aunque el promontorio no es muy alto, se tiene una muy amplia vista del entorno; en este tramo de la loma se pueden encontrar tres representaciones de este planeta. En este lugar pude observar por primera vez tres tipos de grabados: Los simples o normales, los incisos y los pulidos.

Entre los grabados, los más abundantes son los normales, siendo muchas las representaciones circulares, las concéntricas, las líneas paralelas, rejillas con puntos y otros curvilíneos, los cuales son completamente indescifrables. Otro motivo a destacar son las armas, y aunque solo se pudo observar una navaja enmangada, hay representaciones diversas de proyectiles, los cuales pueden ser con o sin aleta.

Como dato curioso junto a las cruces enmarcadas (Venus) se encuentra un proyectil enorme, el cual está solo perfilado, dando la apariencia de que no se terminó y el cual mide más de 50 centímetros de altura.

En próximas colaboraciones seguiré descubriendo los grabados de esta elevación que se extiende por varios kilómetros.