EL GOBIERNO DE AMLO FUE UNA TRAGEDIA, UN FRACASO

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Jorge Arturo Estrada García.

“La demagogia es la capacidad de vestir
las ideas menores con palabras mayores.”
Abraham Lincoln.

“La intolerancia puede ser definida como la indignación
de los hombres que no tienen opiniones.”
Gilbert Keith Chesterton.

El sexenio se acaba. El gobierno de AMLO es una tragedia, un fracaso. Sin brillantez en lo esencial; Andrés Manuel, se va consolidando como el personaje político más poderoso de los últimos tiempos. Para él, conservar el poder es lo más importante. La base de su mandato fue demagogia pura. Sin seguridad, ni progreso, no hay transformación. Sin embargo, López Obrador ya generó una base social electoral a lo largo y ancho del país. En este momento, ya construye una Elección de Estado. Prepara su Maximato.

Desde el primer día de su gobierno estableció la ruta crítica, para mantener la 4T en el poder.  Sin embargo, el poder desgasta. El López Obrador del 2024 ya no es el mismo del 2018. Su pátina de honestidad valiente se fue disipando y, a lo largo de estos años, dejó ver su apego al poder y al dinero para conseguirlo y para retenerlo. Le quedan 35 semanas en Palacio Nacional, El 30 de septiembre del 2024 se le acaba el encanto.

Su cierre será turbulento. Él intentará doblegar a sus adversarios, jugándose el todo por el todo. Aunque, estos reviran con misiles periodísticos que revelan enormes casos de corrupción, en casi todos los flancos de su gestión. Él mismo ya ha sido marcado como el Rey del Cash y ahora su círculo íntimo es señalado por contratos amañados.

El presidente falló en cumplir su promesa principal: no acabó con la corrupción. La escoba no se activó nunca.  Las escaleras están más sucias que antes. El mandatario, sus gobiernos y muchos de sus cercanos están manchados. La encuesta de Mitofsky, de diciembre del 2023, recoge que el 73 por ciento de los mexicanos opinan que hay Mucha Corrupción en el gobierno de AMLO, además que estamos peor en salud 46 por ciento y en seguridad el 43.

Adicionalmente, en el plano global, México se mantuvo por segundo año en el lugar 126 de los 180 países evaluados para generar el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC), de 2023, dado a conocer en estos días por la organización Transparencia Internacional.

Por cuarto año, en fila, México mantuvo una calificación de 31 puntos sobre 100 en el IPC, considerado el principal indicador mundial de medición de la corrupción en el sector público, en el que 0 representa la mayor corrupción y 100 la menor.

En Latinoamérica, México comparte la misma calificación que El Salvador, adelante de Bolivia que tiene 29 puntos y por debajo de Perú, 33 puntos, muestra el documento.

 Este tramo final será particularmente difícil para el tabasqueño. Ya perdió el apoyo de más de la mitad de los ciudadanos. Pronto ya solamente le quedarán los beneficiarios de los programas sociales, los acarreables.

El poder se obtiene desde el poder y a veces la democracia lo legitima. En México la democracia ha sido una forma de gobierno muy difícil de construir. Adicionalmente, cuesta miles de millones y hay que repartirlos adecuadamente. Además, es carísima. López Obrador aprendió por el camino difícil y ahora recolecta dinero de todos los rincones del gobierno y de algunos de sus aliados.

El presidente se defiende atacando. Los adversarios en las dirigencias de los partidos opositores buscan conservar posiciones, fueros y salvarse de persecuciones judiciales. Ya, automáticamente redujeron al PRI, al PAN y al PRD a su mínima expresión con el nombramiento de sus pluris y aspirantes de mayoría. Lo ciudadanos deberán activarse y hacerse notar en todas las plataformas, en las calles, en los medios, pero sobre todo en las urnas.

La clase política mexicana apesta. La ética y la política no se desarrollan juntas en México. El cinismo, la mentira y la estridencia son la norma actual. El poder se ejerce de manera irresponsable y tóxica, casi como nunca antes. Ahora la inseguridad, los homicidios y la ausencia de un sistema de salud eficiente, solo quedan en demagogia y en cifras maquilladas por las autoridades. Pasamos de los malos gobiernos a los pésimos. Son más de cinco años en los que los peores van ganando cada elección.

Los votos del 2024 serán producto del resentimiento o del aspiracionismo. Vendrán desde el rencor o desde los sueños de superación de los mexicanos. Serán votos de castigo al presidente López Obrador y a su forma de gobernar, o sufragios para impedir el regreso de los prianistas, que acapararon el poder por décadas. Con los candidatos ya perfilados, millones de ciudadanos cruzarán la boleta por el menos peor.

Así que, no sólo no cumplió sus promesas fundamentales, López Obrador termina su gobierno con más inseguridad y corrupción que nunca; además de que destruyó lo que funcionaba, aunque con deficiencias, como salud y educación,

En la actualidad, el presidente está intentando un control de daños. Va creando polémicas y cortinas de humo, desenterrando temas como el de Colosio, las discusiones con Jorge Ramos, hackeo a periodistas. Ahora deberá controlar las crisis que se generan ante la serie de acusaciones de la agencia antinarcóticos estadounidense, DEA, en las señalan que su campaña del 2006 recolectaba dinero de organizaciones delincuenciales.

Con sus mega obras inauguradas a medias, pero con sus programas sociales funcionando bien, el tabasqueño entra en la fase más difícil de su carrera; instalar a su candidata en Palacio Nacional y ganar las mayorías legislativas federales. Y de paso, también legislar la reducción del porcentaje de participación requerido de los plebiscitos de Revocación Mandato, del 40 al 30.

El Maximato está en marcha. El presidente mete el acelerador para mantener el poder. Le heredará una parte a Claudia, si gana. Pero la base social y la devoción la mantiene el tlatoani. No será fácil que suelte el poder, no hay nadie de su estatura, aún. Veremos, las cosas vienen intensas.