Samuel Cepeda Tovar.
Ya en el último año de su gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha presentado 20 iniciativas que ha turnado al poder legislativo con la intención de sellar con broche de oro el primer gobierno de izquierda en nuestro país. Con el mote de iniciativas que pretenden “salvar al pueblo”, el presidente buscar cerrar el ciclo de reformas que ha llevado a cabo, algunas con éxito, otras no tanto, durante los ya casi seis años de gobierno morenista.
Las 20 reformas son importantes, ninguna puede considerarse menos o más importante que otra, lo que sí se puede señalar es que hay unas con mayor dificultad para lograr su aprobación y otras que pasarán sin ningún problema. Sin duda las más difíciles son I. Elección de jueces y magistrados por voto popular; II. Eliminar a los legisladores plurinominales; III. Que ningún servidor pueda ganar más que el presidente de la República; IV. Eliminar los organismos autónomos; y V. Revertir las reformas a las pensiones aprobadas en 1997 y 2007.
Sin duda son temas que encontrarán una férrea resistencia porque tocan profundos intereses económicos y políticos además de pertenecer a inveteradas rutinas institucionales que se han enquistado en las instituciones y que sin duda benefician a individuos con poder e influencias.
El voto popular para elegir a jueces y magistrados le quitaría el control del poder judicial a los partidos; al mismo presidente y al senado; por lo que se ve difícil que esta reforma avance en la cámara alta; así mismo, eliminar a los legisladores plurinominales es eliminar a los políticos influyentes que cada tres años aparecen en estas listas y ocupan una curul sin necesidad de hacer campaña para pertenecer al poder legislativo.
Así mismo, durante su sexenio AMLO libró una batalla contra funcionarios del INE y del propio poder judicial por los altos salarios de sus integrantes quienes se negaron a obedecer la constitución y reducir sus onerosos sueldos a una cifra menor a la que gana el presidente de la República y me parece que esta idea reformista sigue siendo un agravio para consejeros del INE y Magistrados quienes ya se han acostumbrado a estos sueldos insultantes dentro un país con millones de personas en pobreza.
Así mismo, eliminar los organismos autónomos como el INAI el INE, la CNDH parece ser una tarea imposible, aunque me parece que no deben ser eliminados, sino reformados en cuanto a la designación de sus principales integrantes que hasta la fecha obedece a negociaciones políticas en el poder legislativo.
Finalmente, y me parece será de las más escandalosas, es revertir el sistema de pensiones que afectaría directamente a los poderosos banqueros al eliminar las AFORES y con ello estatizar el sistema de pensiones, regresando al sistema anterior en que el gobierno administraba las pensiones para el retiro de las y los trabajadores, lo cual sin duda representa también una carga más para el Estado en el muy remoto caso de que así sucediera.
Se trata de reformas que mayoritariamente son necesarias y pertinentes, tengo mis reservas con la idea de eliminar a los organismos autónomos, sin embargo, queda claro que el presidente quiere dejar huella en algunos aspectos que han sido su bandera de batalla desde su campaña presidencial y que no ha logrado realizar no por falta de voluntad, sino por falta de una mayoría calificada en el poder legislativo que respalde sus ambiciosas pretensiones de reformas, en el mayor de los casos, necesarias.