Rufino Rodríguez Garza.
Llegué temprano a la Presa Pantalones, la cual contiene cada vez que la visito menos agua; cargué la mochila y me encaminé el oriente de la cortina.
Tomé de nueva cuenta fotos del grabado de la planta del maíz el cual está finamente realizado, tomé los datos de las coordenadas, la altura sobre el nivel del mar y las medidas del grabado.
Enseguida encontré una gran asta de venado a la que le tomé sus debidas fotos y a continuación me fui por la parte superior buscando grabados y los hay, aunque pocos.
Fui retratando lo que se atravesaba por mi camino, porque buscaba una antigua cerca de cuatro hilos, dicha cerca sería la seña para buscar un simpático grabado moderno, pero con mucho sentido del humor.
Dicho grabado fue hecho por algún vecino del ejido, está en una enorme roca de varias toneladas y dice: “Tesoro abajo “.
Aunque pocos grabados, tomé nota de lo que fui encontrando hasta llegar a un puerto natural de la loma, unos metros antes de dicho punto encontré los restos de la cerca que buscaba, postes tirados y alambres caídos, pero en el llano nada.
Todo desapareció, ni postes ni alambres.
Hace muchos años, cuando recién conocí este amplio sitio la cerca estaba vigente, pero el desuso y los años fueron acabando con la misma y la cual fue usada para que el ganado no entrara en alguna de las propiedades de los lugareños.
Años han pasado y aún recuerdo que me fui siguiendo la citada cerca caminando al norte y fue cuando di con dicho grabado.
En esta salida quise encontrarlo, pero no fue así tal, vez un aventurado cazador de quimeras movió la roca y encontró su tesoro.
Lo mejor de todo fue que encontré grabados que no andaba buscando.
Para el grabado no hallado tendré que caminar más al norte y hacer todo lo posible para encontrarlo.
Me fue bien, porque en lugar del grabado histórico encontré otros de mucha importancia, se trata de un jinete autóctono montado y empuñando un arco, el dibujo está muy estilizado, pero da fe de la presencia de nativos que en el siglo XVII migraron cruzando el Río Bravo huyendo de los blancos que avanzaban al oeste; pudiera tratarse de nativos Hopi, Lipanes o Apaches que tuvieron mucha presencia en estos territorios; en sitios como la Loma de Sleiman en General Cepeda se observan grabados que corresponden a estas etnias que cruzaron el Río Bravo y se allegaron a estas tierras de Coahuila y Nuevo León; a propósito de la llegada de tribus que venían del norte (sur de Estados Unidos) en una localidad de Ocampo, Coahuila, en el ejido de Acebuches se localiza un sitio que los vecinos de los alrededores le llaman La Tinaja del Indio donde dejaron todo un complejo de dibujos en color rojo y que da información de quienes fueron los que dejaron esos mensajes.
El lugar fue visitado por rancheros de este mismo sitio, pero también por cazadores de otros estados como Nuevo León; resulta que los nativos pintaron la fauna como el pavo o guajolote, los venados, los bisontes, berrendos y los caballos.
El sitio está muy vandalizado, el vandalismo nos da idea en que los nativos de este caso la presencia de lo que pintaron se refiere a los Hopis.
Es muy posible que los Hopis dejaran sus mensajes muy a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, nos apoyamos para hacer esa aseveración por una fecha la cual nos remonta al año de 1806, lo que nos hace concluir que fueron realizados antes de esa fecha, es decir allá por los finales del siglo XVIII; también podemos decir que las pinturas son de los Hopis, pues los atuendos y los peinados de las mujeres aquí nos lo corroboran, el peinado es muy típico de esta nación que es la anémona o flor de calabaza y aún en pleno siglo XXI lo siguen usando.
El lugar está en la Sierra del Pino (que por cierto no hay ninguno) y se observa lo sucio del agua de La Tinaja, donde el agua está oscura porque la revuelven los osos que bajan a abrevar y así la dejan.
Terry Seyter norteamericano que se dedicaba a la espeleología, buscando cuevas de alguna manera llegó al referido sitio y lo dio a conocer en congresos del tema en Estados Unidos; gracias a que tuve acceso a dicho documento pude llegar a dicho lugar. Me acompañó el fotógrafo Miguel Reyna y pudimos documentar dicho sitio, el cual es de difícil acceso, pues se tuvo que contratar caballo y un guía, ese día fue el señor Limón que en ese momento también fungía como Comisariado Ejidal.
En dicha zona se puede apreciar el uso del caballo pues aparecen dos carretas o carruajes tirado por estos animales, también un nativo ataviado con un gran tocado de pluma y montando con un rifle en una de sus manos, también otro jinete en su montura.
Allí se dejó un mensaje valioso, pues dibujaron fauna propia de esos sitios donde aparece oso, venado, berrendo, pavo y un enorme bisonte en posición dinámica; complementan ese tablero dos Tippis, las tiendas usadas por los Hopis y otras tribus del sur de Estados Unidos, estos dibujos son tardíos ya que se realizaron en finales de los años 1790 y principios del 1800, lugar importante que proporciona mucha información de la vida de los cazadores de aquella época.
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