José Guadalupe Robledo Guerrero.
Luego del artículo del domingo pasado, un amigo me preguntó a qué se debían mis calificativos críticos sobre Fidel Castro Ruz y su “revolución socialista”, y recordé una grata experiencia que viví en uno de mis viajes por los pueblos mágicos de México.
Era finales del siglo pasado o principios del siglo 21, cuando en uno de mis pueblos preferidos, Tepoztlán, Morelos, me encontré en mi vagancia con Eduardo Humberto del Río García (Rius) en un restaurante típico de aquel hermoso lugar. Una noche fui a cenar y ahí creí reconocer a Rius, me acerqué a su mesa y le pregunté: Disculpa, tú eres Rius, y me respondió: “No, yo soy Eduardo del Río”, soltó a reír, me invitó a su mesa y platicamos varias horas regadas con tragos y datos duros.
Como activista de izquierda y simpatizante comunista, Rius escribió más de 60 libros, muchos de los cuales se refieren a Carlos Marx, al socialismo y a sus líderes, con los que educó a toda mi generación por los diversos temas que abordó. Para el día en que me encontré con él ya había escrito la mayoría de su obra literaria, ya había publicado dos libros que tienen que ver con la pregunta de mi amigo: Cuba para principiantes (1970) y Lástima de Cuba (1994). Ambas obras son contradictorias, la primera la consideró Rius como un texto de propaganda socialista, y la segunda era de la realidad que impera en Cuba, un libro crítico y sin concesiones.
En Lástima de Cuba, Rius modificó su concepto ideológico respecto al régimen castrista y señaló una fuerte crítica contra la corrupción, el burocratismo y la represión del gobierno cubano.
Según Rius, la amistad incondicional con Fidel Castro y la revolución cubana terminó, cuando se dio cuenta que el líder de la isla encarcelaba y torturaba a los homosexuales y experimentaba con ellos las terapias de conversión y trabajos forzosos, entendí el motivo de su disidencia.
Cuando dejó de ser el propagandista del régimen castrista, Rius supo que Ernesto Che Guevara no era el revolucionario perfecto que se decía, pues en su mismo diario de campaña, relata los fusilamientos que ordenó para deshacerse de sus enemigos de clase, por eso aquella noche me diría: El Che fue un asesino, al que el Partido Comunista de Bolivia abandonó, y hasta se dice que lo entregó al ejército que lo mató, sin juicio alguno.
Para ese entonces, yo conocía Cuba y su condición de pobreza, falta de libertades y derechos, a la que la dictadura castrista había condenado al pueblo cubano, y con lo que ningún humano que ame la libertad debe estar de acuerdo. La Cuba “revolucionaria” ha tenido varias protestas por las condiciones en que vive la población, por ejemplo, aquella que produjo el éxodo del Mariel, cuando Castro dejó salir a alrededor de 150 mil cubanos rumbo a Miami, EUA, en 1980, entre los que se encontraban los reos de las prisiones y los enfermos de los manicomios.
Actualmente, Cuba se encuentra otra vez con la protesta de los cubanos que demandan electricidad, alimentos y libertad, nadie sabe en qué terminaran esas nuevas demandas, pero Rius en nuestra plática aseguraba que pronto el pueblo de Cuba se liberaría de la dictadura castrista. Eduardo de Río murió en 2017, y nunca vio el desenlace de su premonición.
¿Por qué nuestros conceptos críticos hacia el castrismo y su revolución?, porque el régimen cubano, creador del populismo latinoamericano, es un estado fallido, que mantiene al pueblo de Cuba, al que supuestamente liberó, en la miseria y sin libertad, sumido en una dictadura que lleva ya 65 años, mismos que el gobierno castrista continúa viviendo del apoyo económico de otros países: La URSS hasta 1991, posteriormente España, Venezuela y ahora México.
Para qué más explicación, basta investigar en el universo del internet, para saber de qué estamos hablando, y corregir, como lo hizo Rius, su opinión, basándose en la realidad que viven los cubanos, y no en la propaganda “socialista”.
Política aldeana
No cabe duda que los fanáticos de AMLO y Morena viven en el pasado, principalmente “los duros” que abrevaron con su ignorancia en la propaganda “socialista” de hace 50 años, quizás por eso siguen luchando hoy contra el neoliberalismo, una de las mutaciones del capitalismo. Por eso no se han dado cuenta que el capitalismo volvió a mutar, porque luego vino la globalización, y ahora estamos en el regionalismo.
Por eso, quizás tampoco saben los populistas de AMLO, que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) es el resultado de la regionalización, en donde son socios comerciales Canadá, Estados Unidos y México. EL TLCAN es una mina de inversiones y empleos, que ha mantenido a nuestro país en la ruta del progreso y desarrollo económico.
Pero no solo en este tema muestran su ignorancia los defensores de la 4T, también se mienten sobre la realidad. AMLO y sus empleados morenistas insisten en atacar a los del PRI y el PAN por sus gobiernos corruptos, sin darse cuenta que la mayor parte de los prianistas se encuentran en Morena, igual que los del PRD. Pero como dice el refrán: cada quién se hace tonto como Dios le da a entender.
Preguntas huérfanas
¿Por qué si AMLO quería pasar a la historia como un gran presidente les buscó bronca a los historiadores, escritores, periodistas e intelectuales que son los que escriben la historia?
¿Sabía usted que cada vez son más los migrantes venezolanos que cometen todo tipo de delitos en México?
¿Será cierto que en nuestro país se han dado cita todos los grupos delincuenciales del mundo, los terroristas, guerrilleros y los espías rusos?