Amaranta Madrigal.
Camina Lencha por La Alameda
con la mirada caída, tantas desgracias
en su camino, tanta tristeza en su vida.
El aire sombrío de la viudez
le ha arrebatado su candidez,
son cuatro crías bajo sus alas
las que quedaron desamparadas.
¿Qué hará Lencha?, joven bonita
mas sus ojeras afean su carita
y su mohín de abatimiento
ha ocultado cualquier contento
solo el Pancho se ha percatado
que hay gran presencia en su apariencia.
Más pobre Pancho, viudo también
son seis sus hijos y serían diez.
De valor se arma y le pide a Lencha
que sus destinos viajen unidos.
La pobre Lencha tan abatida
a tal propuesta accede rendida.
Pasan los meses y nace el trece,
habitan todos an’ca una tía.
Pasan afanes, pasan jornadas
las crías siguen sus alboradas
Hasta que un día le dice Pancho
«ahora regreso voy por cigarros».
Y hasta la fecha la pobre Lencha
sigue esperando que vuelva Pancho…