EL MOLINO

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Rufino Rodríguez Garza.

Nunca vamos a terminar de conocer y presentar tantos sitios que van apareciendo en cada rincón de Coahuila, ahora un territorio de Parras de mucho interés arqueológico fue el que pudimos conocer, se trató de nuestra primera salida del 2024.

La compañía fue de lujo: el ingeniero y amigo José Flores Ventura, del municipio de Parras Ramón Castro Rodríguez, ambos quienes por su relevancia en la investigación paleontológica actualmente trabajan para El Museo del Desierto.

En lo personal ya tenía idea de lo que íbamos a encontrar, pues la información nos llegó por dos vías: la de Ramiro, pero también la de Lupita Fuantos, que aunque es Parrense vive en otro estado que es Aguascalientes.

Ella de alguna manera me hizo llegar no pocas fotos de este sitio, y después el buen Ramiro contribuyó para hacerme llegar una buena “batería” de fotos, y mismo que al igual que Lupita Fuantos insistieron para que asistiéramos a dicho lugar con una buena cantidad de arte rupestre.

El lugar es una prolongación hacia el oriente del cerro del Ixtle.

Quiero agregar que la parte poniente de dicho cerro lo conocí gracias al Lic. Enrique Gómez Dena.

Esta ubicación es colindante de la hacienda vinatera que se le conoce como San Lorenzo y no dudamos que los propietarios sean dueños de este cerro del Ixtle, el cual tiene una gran importancia arqueológica pues nos da información de los antiguos habitantes de estos lugares, pero también de los tlaxcaltecas que llegaron a finales del Siglo XVI y que dejaron también su huella en las rocas de este lugar.

Diremos que la tradición de grabar fue continuada por los recién llegados a partir de 1591.

Aquí se mezclan dos culturas; por un lado, los nativos y por otro lado, los tlaxcaltecas que fueron traídos por los españoles con el afán de ayudar a colonizar estos áridos y amplios territorios del norte aparentemente deshabitado.

Pero no recorrimos la totalidad de esta importante elevación cerro de Xitle pero repito, se presentó la oportunidad y aproveché un día inhábil para hacerlo y ya puestos de acuerdo salimos temprano quizás a las 5:30 de la mañana, llegamos al sitio por ahí de las ocho de la mañana.

El ejido o comunidad está a pie de carretera hay que cruzar un profundo Arroyo (Morón), mencionado en la batalla de Santa Isabel, pues los franceses derrotados huyeron por este arroyo rumbo a Parras.

Al salir del arroyo se observan unas enormes tapias de lo que fue un importante molino de trigo y que fue propiedad de la familia Madero.

El pueblito tiene unas desperdigadas y risueñas casas donde vive gente o donde otros simplemente pasan los fines de semana, hay huertos de nogales y aprovechando los pozos profundos se siembra maíz y forraje.

Cruzamos estas propiedades y como Ramiro ya había estado en este lugar nos condujo a un puerto y ahí empezamos a documentar los interesantes petroglifos.

La vocación del sitio seguramente fue chamánica, pues entre los motivos reconocibles están no pocas figuras humanas lo que relacionamos con chamanes. Sitio en que los cazadores recolectores realizaban eventos propiciatorios donde se infiere que pedían por la lluvia, la Salud, la buena cacería y la mejor recolección.

 En este lugar encontramos unas lindas personas que no solamente conocen de arte rupestre, sino que los que contienen dentro de sus propiedades son cuidados y protegidos, por eso aquí no hay vandalismo que destruye este patrimonio, sino que se han dado a la tarea de hacer andadores para llegar a los petroglifos; han hecho caminos y empedrado los sitios para mejorar el acceso y así facilitarle al visitante en conocer estos enigmáticos mensajes de nuestros antepasados.

Viene a cuento esto de los andadores, porque allá en la época del gobernador Flores tapia se habilitaron dos lugares similares con banquetas, escalinatas y estacionamiento para vehículos, lo que con éste nos daría un tercero, los otros son Narigua y Gavillero estos últimos en General Cepeda.

No hay que olvidar que Parras, Ramos Arizpe y General Cepeda son los municipios donde se localizan más sitios con manifestaciones rupestres.

Tanto Ventura como un servidor tomamos las debidas fotografías, realizamos las coordenadas para precisar su localización y los apuntes necesarios para elaborar esta modesta nota.

Mientras admirábamos y retratábamos llegó un matrimonio que resultó ser el cuñado y la hermana de Lupita y que nos pidió no sólo que pasáramos a su casa y aun sorpresa mayor que le firmara mi libro Coahuila Indígena, para mí todo un acontecimiento pues Lupita se había procurado el libro y que gustoso se lo dedicamos tanto Ventura como yo.

El sitio bien merece otra visita para mayores detalles y terminar de revisar toda la Sierra del Ixtle.

Rematamos en Parras donde los papás de Ramiro nos deleitaron con una sabrosa comida y tamales de carne de venado.  Estos son parte de los grandes sacrificios que hacemos por seguir la huella de los antiguos cazadores-recolectores.