José Guadalupe Robledo Guerrero.
El proceso que se inició en México en 2018, con el arribo de López Obrador a la presidencia, es algo que ya sucedió en otras dos grandes economías de Latinoamérica: Argentina con el peronismo y Venezuela con el chavismo, y cuyos resultados están a la vista de todo el mundo, pues hoy ambos países ricos y prometedores se encuentran sumidos en el desempleo, la inflación, la devaluación de su moneda y grandes problemas económicos y políticos aderezados por la polarización y la falta de libertades.
Durante las últimas décadas, los países de América Latina se fueron llenando de gobiernos populistas-dictatoriales disfrazados de socialistas, emulando al régimen castrista instalado desde 1959 en una nación en otro tiempo próspera y con un futuro prometedor: Cuba, cuyo pueblo hoy se debate entre la pobreza, la falta de alimentos, de empleo, libertades y electricidad.
Curiosamente, este cambio de regímenes se fue instaurando con la anuencia y desinterés de los Estados Unidos, que permitió que los países latinoamericanos fueran gobernados por movimientos políticos contrarios al imperio estadounidense, considerado por décadas como el policía del mundo y el que decidía el futuro del continente americano, bajo aquella frase supuestamente formulada por el presidente estadounidense James Monroe: “América para los americanos”.
Por eso nadie que conoce estas realidades, ignora lo que le sucederá a nuestro país si la 4T de AMLO se consolida en México con la presidencia de Claudia Sheinbaum, pues insistirá en continuar con la colonización a modo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y la desaparición de los contrapesos creado por los mexicanos en décadas.
Hay que señalar que ninguno de los líderes que tomaron el poder en Cuba, Argentina, Venezuela y México, por mencionar a los más importantes, eran socialistas ortodoxos, es decir marxistas, pues su socialismo lo sacaron del clóset una vez que arribaron al mando de su país. Sin embargo, hay que decirlo, la nueva presidenta mexicana, proviene de una familia de socialistas, miembros de la Internacional y del partido comunista. Los abuelos maternos y paternos de la Sheinbaum, y obviamente ella, pueden ser considerados socialistas-marxistas, tal vez por eso ella insiste en autodefinirse como científica.
Sin embargo, Claudia Sheinbaum gobernará un México con grandes desafíos y problemas difíciles de ignorar, con el crimen organizado empoderado y dueño de territorios y regiones; con un gasto corriente superior a su presupuesto, derivado de los programas sociales, del despilfarro y la corrupción; sin la infraestructura necesaria ni la energía eléctrica para el funcionamiento de nuevas empresas y para la cobertura que requieren las ciudades ahora que el cambio climático ha elevado las temperaturas, y por supuesto los desastres.
Por otra parte, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), quizás será para la nueva mandataria un piedra en el zapato, ya que dicho tratado regional, es un acuerdo en todos los sentidos neoliberal, que ha logrado darle a nuestro país el empleo y la prosperidad que no teníamos, y que tiene reglas difíciles de desconocer, pues los inversionistas nacionales y extranjeros requieren condiciones como democracia, estabilidad, respeto a las libertades y una legislación que proteja la inversión, la libre empresa y la competencia.
Quizás por ello, la evidente depreciación del peso frente al dólar es una llamada a la prudencia, más ahora que aún no se acelera la migración de capitales a otras naciones. Sin embargo, parece ser que la aplastante votación que tuvo Morena el pasado 2 de junio, les impide ver la realidad y creen que tienen todo el poder para hacer lo que les pegue la gana.
Si no se comprende el riesgo que se corre, seguramente estaremos viendo como los procesos anteriores de Argentina y Venezuela se estarán repitiendo en México, cancelando el progreso que hemos tenido por nuestra estratégica ubicación en el mundo productivo, y por ser uno de los países que integran la región más rica y poderosa del mundo.
Política aldeana
Ahora ya está claro que la reforma ordenada por AMLO para elegir a los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, será un hecho que se discuta y se apruebe en septiembre próximo, con la finalidad de que los miembros de la SCJN sean elegidos por el voto popular. A pesar de la visible depreciación del peso, López Obrador no cedió en su pretensión de tomar venganza en contra del poder judicial que durante su sexenio le impidió violar las normas constitucionales. Claudia Sheinbaum, luego de una comida con AMLO, aceptó que dicha reforma se realice, sin tomar en cuenta a las voces conocedoras del tema que reiteran que dicha reforma es un error, y un hecho que traerá consecuencias que todavía hoy no han sido evaluadas en su máxima expresión.
Preguntas huérfanas
¿A qué se deberá que siendo Saltillo una ciudad de trabajadores industriales no hay ninguno de ellos en el cabildo saltillense?
¿Por qué razón algunas organizaciones que convocaron a la marea rosa no aceptan constituirse en un partido, como una forma de hacerle contrapeso al gobierno de la 4T?
¿Será cierto que lo que pasa es lo mejor que hubiera sucedido?