Samuel Cepeda Tovar.
No hubo sorpresas, se requería mucha falta de conciencia del escenario actual para pensar que el resultado podía ser diferente; la candidata de morena, Claudia Sheinbaum Pardo, prácticamente arrasó en la elección del domingo pasado superando la elección histórica de AMLO en 2018. Nuestro actual presidente ganó en 2018 por un margen de 31 puntos porcentuales. Sheinbaum, según los resultados preliminares, parece haber ganado por más de 32% superando a todos en 31 de 32 entidades federativas.
No obstante, y para consolidar su victoria, la coalición Sigamos Haciendo Historia obtuvo al menos 334 curules en Diputados y entre 76 y 88 en Senado. Para las mayorías calificadas necesitan 334 en el primero y 85 en el segundo, es decir, podrán reformar la constitución sin problemas en ambas cámaras. Estos números son el reflejo de dos aspectos que deben quedar muy claros: el primero es que los resultados reflejan el respaldo absoluto al gobierno actual y el deseo de la gran mayoría de los mexicanos de que este gobierno continúe con su proyecto de transformación y con las reformas que han sido bien aceptadas y que hoy tienen al presidente con unos de los índices de aprobación más altos del mundo y de la historia de nuestro país.
Por otra parte, el segundo reflejo es el hartazgo y repudio de una sociedad que fue lastimada por muchos años por gobiernos de centro derecha (PRI y PAN) que hicieron poco o nada por las clases más desprotegidas, que se caracterizaron por casos de corrupción sistemáticos y felonías innombrables que comenzaron a cavar su propia tumba política de la cual no se ven señales ni a mediano ni a largo plazo de poder salir de ahí.
Este control gubernamental que iniciará con la instalación de la próxima legislatura no se veía desde los años 80s en que el congreso era el dueño absoluto del congreso a grado tal de recibir el mote de “caja de resonancia del ejecutivo”, sin embargo, en aquellos años no existía ni un organismo autónomo que realizara elecciones ni un grado de conciencia ciudadana tal elevado como el actual, por lo que es imposible comparar ambos escenarios de control gubernamental.
Aunado a esto, Morena al parecer también logró conseguir 7 de 9 gubernaturas ampliando el mapa de control político y manteniendo la idea de que se gobierna bien a pesar de los males que azotan a México y que, hay que mencionarlo, no nacieron con este gobierno actual. En resumidas cuentas, 31 millones 355 mil 588 votos, 300 mil votos más de los que obtuvo el actual presidente en 2018 solo nos dice una cosa: la simpatía y preferencia hacia este gobierno se ha incrementado luego de seis años de administración. La tendencia es hacia arriba y nada parece indicar que esto se vaya a revertir en los próximos seis años.
Morena se ha convertido en todo un fenómeno, y sigue fortaleciéndose gracias a su figura fundadora que es realmente quien sostiene a ese partido y se ha convertido en un ícono de la izquierda a nivel mundial: Andrés Manuel López Obrador.