¿Cuál es el futuro del PRI?

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José Guadalupe Robledo Guerrero.

Semanas después del triunfo de AMLO en 2018, platiqué con mi amigo Arturo Berrueto González sobre el futuro de su partido, el PRI. En ese momento, luego de su derrota en la elección presidencial, se hablaba de que el otrora partidazo debía desaparecer de la escena política nacional, luego que la mayor parte de los priistas habían migrado a Morena por conveniencia política o para obtener impunidad a sus ilícitos.

En aquella ocasión, escuché de Berrueto la mejor opinión sobre su partido. Don Arturo señaló que la presencia del PRI en la historia de México no podía ser escatimada, “no se puede borrar de un plumazo lo que el priismo había hecho en la nación”, y aunque no se pronunció porque el PRI terminará su vida, le cambiaran el nombre o se constituyera en un nuevo instituto político, dejaba en claro que su partido “ya había cumplido su ciclo histórico”.

Pero nada de esto sucedió, porque un pequeño grupo político alrededor de Alejandro Moreno, decidió continuar con la franquicia, seguramente en espera de nuevos vientos que reavivaran su estancia en la palestra nacional, y uniéndose con el PAN y el PRD, partidos también disminuidos por el “cambio de chaqueta” de muchos de sus afiliados, aprovecharon que Morena, con López Obrador como presidente, no contaba con la mayoría colegiada, y se convirtieron en un freno para los deseos autoritarios del nuevo mandatario.

Sin embargo, en la aplastante derrota que sufrieron el pasado 2 de junio, nuevamente apareció en la discusión pública la necesidad de que el otrora partidazo decida si desaparece como tal y se una a otras expresiones políticas para crear un nuevo partido, con un nuevo programa adecuado al México que vivimos, con un nuevo proyecto, pero sobre todo, con nuevas prácticas y conductas públicas.

El PRI cometió muchos errores, uno de ellos es que nunca hizo un acto de contrición sobre la represión del movimiento estudiantil de 1968, por cuyo caso fue herido de muerte, pues la masacre del 68 fue una afrenta a toda una generación de jóvenes, quienes desde las universidades despojaron de toda autoridad moral al PRI de Gustavo Díaz Ordaz, acusándolo de mal gobierno y endilgándole todos los males del país, sin reconocer algunos logros conseguidos en sus gobiernos, pues según Arturo Berrueto fueron benéficos para los mexicanos, por ejemplo, tal es el caso del IMSS que desde que nació le dio el servicio de salud a millones de ciudadanos y sus familias.

El PRI tampoco le pidió perdón a los mexicanos de la grosera corrupción que toleró en sus gobiernos, principalmente en el de Peña Nieto, que fue la principal causa por la que perdió el poder ante López Obrador, quien levantó la bandera de terminar con la corrupción como una de sus ofertas que más votos le produjeron, aun cuando nada hizo por combatir ese flagelo que sigue padeciendo el pueblo de México.

Por eso, nuevamente a lo que queda del PRI se le presenta una segunda oportunidad de decidir su futuro político, para darle una opción a los que siguen creyendo en sus postulados antes que éstos decidan mudarse a otros partidos.

En las pasadas elecciones fue determinante -según dicen los analistas- que en la elección del pasado 2 de junio muchos mexicanos no votaron por la alianza “Fuerza y Corazón por México”, debido a que aparecieron en las boletas las siglas del PRI-PAN-PRD.

¿Cuál es el futuro del PRI?, nadie atina a pronosticar sobre este tema, menos ahora que algunas ONGs de las que convocaron las marchas de la Marea Rosa, no están de acuerdo en crear un nuevo partido, porque lo identifican con la nefasta partidocracia que seguimos padeciendo, con la cual Morena le dio nacimiento al nuevo PRI.

Ahora que el PRI-PAN-PRD no tendrán la posibilidad de detener las reformas de AMLO, se hace imperativo que se integren a una oposición que frene los planes dictatoriales de la 4T.

En síntesis, el PRI-PAN-PRD deberán repensarse, renovarse e integrarse a la llamada sociedad civil, con la que el pasado 2 de junio obtuvieron 16 millones de votos (el 16 por ciento del padrón electoral), en tanto Morena consiguió 36 millones de votos (el 36 por ciento), mientras el abstencionismo representó el 38.5 de dicho padrón; el resto es, en números redondos, la votación obtenida por MC.

La oposición que logre motivar a los abstencionistas e integrar a la sociedad civil, será sin duda el partido mayoritario, lamentablemente para el abstencionismo no hay proyecto, ni convocatoria, mucho menos planes de incorporación, pero es determinante que se considere la creación de una verdadera oposición que sirva de contrapeso en la política nacional.

Política aldeana

Parece ser que la reformas al poder judicial ordenada por AMLO será un hecho, la presidenta electa, Claudia Sheinbaum lo ha aceptado y lo está cabildeando. El plan de la reforma judicial es que los magistrados y jueces sean electos por el pueblo, léase López Obrador y Morena, y este procedimiento solo se ha dado en un país, Bolivia, en donde el poder judicial está sometido al presidente en turno, pero lo más importante es que dicha reforma es violatoria a los acuerdos del Tratado del libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

Preguntas huérfanas

¿Qué decidirán las autoridades de Coahuila, integrar al estado al IMSS-Bienestar de la federación u optar por un servicio diferente?

¿Por qué si la presidenta municipal de Múzquiz, Tania Flores, ha protagonizado tantos ilícitos no ha sido llamada por el Congreso del Estado para que aclare su situación?

¿Por qué siendo Saltillo mayoritariamente un municipio de trabajadores industriales, en el cabildo saltillense no está presente ningún miembro de ese importante sector?