La Leona

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Rufino Rodríguez Garza.

La Leona es una comunidad ejidal grande y es el paso obligado para acceder a las Esperanzas y por supuesto al Pelillal.

También desde La Leona uno puede llegar a la presa San Juan y encaminarse a la Sierra Pinta donde se localiza el gran sitio que se llama a Cañón de Eslabones, rico en pinturas ancestrales, excelentes grabados de los cazadores-recolectores, además de grabados históricos que van desde la época colonial hasta el presente, pasando por un anuncio político invitando a votar por un candidato a la presidencia: “Enríquez Guzmán” que por supuesto no llegó.

La Leona tiene un modesto sitio a unos metros de la población al norte, se trata de una modesta línea de rocas con orientación poniente-oriente y que lo mismo tiene grabados prehistóricos, unos pocos históricos, mucho vandalismo y basura; lo achaco esto último por la vecindad con el ejido.

Aquí hay motivos que vale la pena destacar, uno de ellos es el de una mujer en posición de parto, la maternidad es una actividad donde se cuidaba que el producto se salvara para engrandecer al grupo, pues en las labores de parto muchos niños y madres fallecían por la higiene, por las inclemencias del tiempo y por educación; se morían y no había herederos.

Por más que se diga, los nómadas tenían mucho cuidado y si procuraban mantener con vida al niño o niña pues el grupo podía desaparecer. El grabado es muy parecido a otro que se localiza en los Puentes Cuates km 69 de la carretera 57. En este sitio se observan dos grabados iguales al antes referido de La Leona.

Otro grabado similar -aunque muy estilizado- es uno del sitio Rincón del Toro, donde hay una dama con los brazos levantados y de la entrepierna va apareciendo la criatura, a esta dama se le aprecia en el grabado las dos mamas.

Otro motivo a destacar es el de un venado cola blanca que está fielmente dibujado, no es de gran tamaño apenas llega a 22 cms y sólo 15 de altura, también tiene bien identificada la cornamenta de muchas puntas; el venado fue importante en la dieta del hombre antiguo que deambuló por estos lugares. Del cérvido se aprovechaba todo, desde la carne hasta la piel, los huesos, los tendones y por supuesto las astas del mismo.

Aparte del venado completo, también se localizó en este sitio sólo una representación, pero estilizada de una asta de venado.

En cuanto a la fauna, se localizan más animales no identificados, dan la apariencia de ser “perritos”, pero sólo los especialistas cuando los vean podrán decir de qué se trata.

En el vandalismo se ve una antigua fecha de principio del siglo XX: 1903.

También un letrero no muy claro, pero que hace referencia al ejido vecino Las Norias; otro motivo grabado por gente de estas comunidades son  los “fierros de errar” de antiguos ganaderos de estos rumbos.

Vemos varios antropomorfos y algunos dibujos abstractos, abundan los recuerdos y los corazones flechados de viejos amores; en este sitio va a haber buena cosecha de Pitayas Sanjuaneras.