Que de verdad se vaya AMLO a su quinta

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Carlos Padilla Muñoz.

No cabe duda que Andrés Manuel López Obrador maneja la mentira, posiblemente como diseño de administración o bien como arma para seguir convenciendo a los mexicanos pobres que votaron por su proyecto y por las pensiones.

Desde hace meses el presidente, quien se encuentra a menos de cien días de que se vaya al retiro o a su quinta La Chingada en Palenque. Aseguró que terminando su administración, el 1 de octubre de este año, se iría a refugiar a Chiapas, y que ya no se metería en política y menos manipular o influenciar a la ahora Presidenta Electa, Claudia Sheinbaum, quien a pesar de recibir el «bastón de mando», no se ha podido destetar.

Ahora el político tabasqueño, rectificó que andará en huaraches y de fachas, pero vendría ayudar en caso de que se lo pida Claudia Sheinbaum, o bien haya una guerra o un estado de peligro.

Lo cierto, es que López Obrador, acostumbrado al poder absoluto, empieza a experimentar la pérdida de los reflectores, que ahora divide o comparte con su corcholata, quien aceptó que su mentor le impusiera a los integrantes de su gabinete, funcionarios y ex funcionarios reciclados como Marcelo Ebrard, Ernestina Godoy, Alicia Bárcena y el secretario de Hacienda Rogelio Ramírez.

No se puede negar que AMLO seguirá manejando los hilos del tinglado en la política nacional.

Las otras corcholatas cobrarán factura, al prestarse al teatro electoral, aderezada con una consulta inexistente.

Monreal será el líder del Congreso, Adán Augusto manejará el Senado, buscan un traje a la medida para el golpeador político, Gerardo Fernández Noroña, y así los integrantes de la gavilla cuatrotera, serán acomodados en jugosos huesos al que le sacarán el jugo posible, ante la seguridad de que la corrupción y el saqueo no se castiga.

Si acusan que el PRI y el PAN compraron votos de entre doscientos a mil pesos, el hábil presidente López Obrador, los compró a 18 mil pesos, con las dádivas otorgadas a más de 15 millones de mexicanos que prefieren comer con manteca sin preocuparse de que el país está ardiendo por la inseguridad, con una colapsada economía, con un sistema de salud destruido.

Y por si fuera poco los daños al país. El presidente se apresura para desaparecer la autonomía jurídica del Poder Judicial, para convertirlo en un dócil french poodle.

AMLO desaparecerá el Poder Judicial para tener el control absoluto, sin contrapesos jurídicos y con una Suprema Corte de la Nación muy tijereada.

Cómo rúbrica a la política de odio y venganza ejercida por López Obrador, ordenó una voraz cacería de brujas contra los periodistas Carlos Loret de Mola y el payaso político Brozo, por haber señalado actos de corrupción de los hermanos e hijos de Andrés Manuel.

Lo que se temía está sucediendo, sin guardar los tiempos y compostura, López Obrador seguirá gobernando por otros seis años y que el señor nos agarre confesados.

Mejor que se vaya a “La Chingada”.