José Guadalupe Robledo Guerrero.
Finalmente, en la 24 Asamblea Nacional del PRI que se efectuó el pasado 7 de julio, se aprobó la reforma a los estatutos partidistas, para que puedan reelegirse por otros dos periodos de 4 años el presidente y la secretaria General del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), Alejandro Moreno Cárdenas “Alito” y Carolina Viggiano Austria.
Dicha reforma se hizo con la oposición de decenas de destacados priistas, ex dirigentes del CEN, ex gobernadores, ex funcionarios y ex legisladores, quienes en una rueda de prensa fueron amenazados de expulsión del partido y calificados de cínicos por Alejandro Moreno. Emulando a López Obrador, Alito acusa de traidores a los que no piensan como él.
Dos de los opositores de Alito, Dulce María Sauri Riancho y Manlio Fabio Beltrones Rivera, fueron amenazados con difundir su complicidad en el Pemexgate, en cuyo caso los fondos del sindicato petrolero fueron utilizados para financiar la campaña del candidato presidencial del PRI, cuando Dulce María era la presidenta del CEN priista; y en denunciar la intervención de Beltrones en el asesinato de Luis Donaldo Colosio en 1994, porque como gobernador de Sonora fue el primero que habló con el magnicida Mario Aburto.
Para respaldar los dichos de Alejandro Moreno, el ex gobernador de Coahuila, Rubén Moreira Valdez, externó que el priismo debía ser autocrítico, sobre todo en casos que tienen una antigüedad de 30 y 23 años, pero a Moreira se le olvidó ser autocrítico de su hermano Humberto, también ex gobernador coahuilense a quien sustituyó y que le dejó al estado una megadeuda de 34 mil millones de pesos, la cual desde 2011 fue legitimada por el Congreso estatal y reservada su información. A Rubén se le señala en los círculos políticos como el titiritero de Alito.
La oposición a la reelección de Alejandro no solo se basa en su imagen de corrupto, sino en los pobres resultados electorales que ha tenido durante su gestión de 2019 a la fecha. Gracias a Alito el otrora ex partidazo actualmente solo gobierna dos estados: Durango y Coahuila, pero la principal oposición fueron los contundentes resultados que obtuvo la coalición PRI-PAN-PRD en la pasada elección presidencial del 2 de junio, en donde fueron aplastados por Morena y sus aliados.
La reforma promovida por el grupúsculo que actualmente encabeza Alito salió triunfante, pero hay quienes insisten en que al PRI de Alejandro Moreno solo le quedan dos opciones: servir de comparsa al obradorismo o desaparecer de la escena pública, por la migración de los priistas inconformes a otros partidos. Ante la amenaza de expulsión, el ex candidato presidencial, Francisco Labastida ya anunció que abandonaría al PRI, y como él hay muchos más priistas que piensan lo mismo.
También hay quienes piensan que nada está escrito, y creen que las instancias electorales anularán la reforma de Alejandro Moreno que haga posible una negociación que logre la unidad. Lo cierto es que esta lucha priista parece no tener arreglo, ya que se rebasó la posibilidad de cualquier acuerdo político ante el agandalle y amenazas del desprestigiado Alito.
Política aldeana
Para muchos no cabe duda que el intento fallido de asesinar a Donald Trump le abrió las puertas de la oficina oval de la Casa Blanca, y nada hará cambiar esta idea si Joe Biden se empecina en ser el candidato Demócrata. Lo cierto, es que los propagandistas de Trump la tienen fácil, basta con hacer el eslogan de que por milímetros Dios impidió que lo mataran para que fuera presidente de Estados Unidos por segunda ocasión. También es verdad, lo que nadie ha dicho, que el estado de polarización que vive la política estadounidense se debe a Donald Trump.
Preguntas huérfanas
¿En dónde estaban los millones de izquierdistas, socialistas y comunistas que de repente han aparecido en la escena nacional?
¿Cuándo producirán resultados las obras caprichosas de AMLO que a la fecha son consideradas como proyectos fallidos, costosos y sin transparencia?